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Pedro C. Cerrillo Torremocha |
Tengo
que reconocer mi debilidad por Pedro C.
Cerrillo. Creo que ya lo dije, en su momento, cuando apareció n´A luz das palabras mi introducción a ese
regalo tan especial que nos hizo sobre la Editorial Calleja.
A
este doctor en Filología Hispánica y Catedrático de Didáctica de la lengua y
literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de Cuenca
(Universidad de Castilla-La Mancha), los que amamos la LIJ y la lectura
literaria le debemos mucho.
En
un mundo difícil, Pedro Cerrillo,
director del CEPLI (Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura
Infantil), no deja de investigar sobre la lírica popular, la literatura
infantil y la educación literaria. Y lo hace, además, desde la Universidad
(algo que debería hacerse en todas las demás), reconociendo que existe una
Literatura Infantil y Juvenil, con unas características especiales, sobre las
que él lleva trabajando desde hace mucho tiempo. Y como el reconocimiento de la
LIJ es todavía reciente, sus libros (tiene mucho ya publicado sobre el tema)
demuestran que sería ilógico ignorar su existencia.
Coincido,
prácticamente, al cien por cien con la visión de la LIJ que Pedro tiene. Incluso, planteamientos
semejantes al suyo, ya los llevaba yo exponiendo antes de conocerlo. Cuando
asistí a una de sus conferencias , quedé sorprendido por su claridad expositiva
y por lo próximo que estaba yo de este hombre, inteligente, cercano y tan
versado en este campo. Seguí aprendiendo, claro está, de él, pero también me
produjo enorme placer saber que transitábamos por los mismos caminos.
Pedro Cerrillo es para mí un referente esencial.
Me encanta toda su labor a favor de una literatura, demasiado ignorada, pero
llena de calidad y muy viva. Allá todos aquellos que siguen invisibilizándola.
Es su problema. Pero mientras siga habiendo personas como Pedro, Mª Victoria Sotomayor,
Jaime García Padrino, Gemma Lluch, Santiago Yubero, Teresa Durán, Teresa
Colomer, Blanca-Ana Roig y su equipo de personas maravillosas etc., la LIJ
tendrá unos estudiosos y estudiosas que la harán todavía más grande de lo que
ya es.
Y
todo esto viene a colación, porque acabo de recibir el último libro de Pedro C. Cerrillo Torremocha. Su título
es muy acertado: LIJ. Literatura mayor de
edad.Es, una vez más, un libro magnífico, perfectamente estructurado y de
una claridad que asombra. Pedro Cerrillo
lleva muchos años de investigación, de lecturas, de reflexiones y deja en estas
páginas el resultado de todo ello. “El
autor ofrece nueve estudios sobre LIJ, en los que se habla, entre otros
asuntos, de consideración como la literatura con pleno derecho, de la
importancia de la voz mediadora del adulto en las primeras edades lectoras, de
la discutida especificidad de la literatura juvenil, de la poesía infantil como
género literario poco explorado, o del canon y los clásicos literarios en su
relación con la LIJ” se dice en la presentación.
Como
ya podemos adivinar, aspectos estos de indudable interés para todos aquellos
que amamos la lectura y a los niños, que escribimos para ellos y que somos
mediadores en las escuelas.
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Versos para jugar...¡y actuar! de Pedro Cerrillo. Ed. Alfaguara. Ilustraciones de Elia Manero. |
La
LIJ se ha hecho mayor de edad y el autor hace, en el primer capítulo, un repaso
de obras y autores a partir del último cuarto del siglo XIX, cuenta brevemente
las características de la primera literatura para la infancia (fue en el siglo
XVIII cuando se extendió la idea de que los niños eran diferentes a los adultos
y necesitaban atenciones propias), las moralejas, las lecciones y doctrinas que
las historias contenían, afirma que la LIJ no es una segregación de la
literatura y explica contenidos, técnicas, formas, ediciones, estructuras literarias
durante el crecimiento de una literatura específica para la infancia.
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En la Feria del Libro de La Habana.2008 |
En
el segundo capítulo se habla de las primeras lectura y los primeros lectores. Y
dice Pedro: “No es suficiente enseñar a leer y escribir; ese es solo el primer paso
para que las personas puedan leer comprensivamente y, luego, ser dueños de su
propia competencia lectora, porque leer no es solo el acto de descifrar unos
códigos escritos; leer es más: es comprender, interpretar, enjuiciar, evocar,
asociar, deducir (…)”. A partir de esto, reivindica la importancia de la
voz mediadora del adulto, primeras lecturas, ayudas internas y externas que un
lector tiene cuando se enfrenta a los textos.
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La figura del mediador. Antonio Reigosa en La Habana. Feria del Libro. |
El
tercer capítulo está dedicado a la Literatura Juvenil. Siempre se intentó negar
su existencia. Polémica servida a lo largo de mucho tiempo. El autor cree que
sí hay una literatura específicamente dirigida a los jóvenes “ en unos casos como resultado de un cierto
pacto ficcional que muchos escritores asumen dirigiéndose expresamente a ese público
diferenciado solo por la edad y en otros casos como consecuencia de criterios
editoriales relacionados con la mercadotecnia, ya que , a veces, libros que
aparecen en el mercado dirigidos al público adolescente o juvenil no han sido escritos pensando en él (…)”
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Libro juvenil de Alfredo Gómez Cerdá |
El
cuarto capítulo habla de canon literario y cánones escolares de lectura con
precisiones terminológicas, el papel del sistema educativo en la formación de
un canon de lecturas y hay un apartado muy curioso que alumbra este campo: Sobre el canon escolar oculto.
El
quinto capítulo se ocupa de las adaptaciones de los clásicos y como algunas de
estas traicionan de manera terrible el espíritu de la obra original. Hay un
magnífico estudio del cuento “El patito
feo” de Andersen, del que se han
hecho numerosísimas ediciones (bastantes de ellas con la pretensión de ser
adaptaciones) muy diferentes entre sí. “Mantienen
el tema pero el conjunto del significado se ve alterado en muchas de ellas,
afectando a algunos de valores literarios más relevantes del cuento
(descripciones, estructura secuenciada o el paso del tiempo) (…) por lo que el
cuento de Andersen queda, por tanto, desvirtuado” dice Cerrillo, para afirmar a continuación: “Salvo alguna excepción, muchas de las ediciones analizadas son
adaptaciones que modifican el texto original (no solo con supresiones de
elementos, sino también con cambios sustanciales), transformándolo y
empobreciéndolo”.
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Andersen y El patito feo |
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Antoniorrobles |
En
el sexto capítulo se hace un recorrido del libro infantil, desde la Edad Media
al siglo XIX y en el séptimo se afronta
el ascenso y la caída de la nueva LIJ española en el primer tercio del siglo
XX. Nos encontramos con los primeros impulsos de la LIJ, con la defensa que de
esta hicieron escritores consolidados como Juan
Ramón, Jardiel, Benavente, Valle, Benjamín Jarnés, Alberti o Lorca, que
escribieron textos para niños. Se menciona a
María Teresa León, Antoniorrobles, Salvador Bartolozzi o Gómez de la Serna.
Y conoceremos la existencia de editoriales que, como Araluce, Sopena, Salvat, Bastinos, Espasa-Calpe, Aguilar, Molino o
Calleja, entre alguna otra, modernizaron el mundo de la edición de libros
para los pequeños en España, atendiendo a valores literarios, de ilustración y
el diseño de colecciones.
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Editorial Sopena |
Me
interesa, particularmente, por motivos obvios, el octavo capítulo dedicado a la
poesía infantil, un género que, como dice Pedro
Cerrillo, está poco explorado. No en su caso, desde luego. Él considera que
es muy difícil definir la poesía. Sus contenidos y sus formas no lo permiten, pero
su estudio ayuda a conocer sus rasgos específicos.”La poesía”, dice el autor, “es,
sin duda, el género literario que ofrece más posibilidades para explorar, usar
en múltiples registros y ampliar el lenguaje, expresando y recibiendo lo que
vemos, soñamospensamos o sentimos de una manera muy diferente a como lo hacemos
en una conversación cotidiana, en una información periodística e, incluso, en
un relato”.
Y
luego se refiere a la poesía lírica
como “la poesía por excelencia”, con
una peculiaridad con respecto a otros
géneros: su especial estructura externa, es decir por el uso del verso frente a
la prosa. El verso impone al ritmo del lenguaje la disciplina de unas normas
fijas como la medida (aunque puede haber versos sin medida fija), la rima
(aunque puede haber poemas que no la lleven), combinaciones de versos,
encabalgamientos, pausas, o sea, un ritmo específico que conllevará una música
determinada en el poema. Nos encontramos, en este capítulo, con breves
referencias históricas y un tema que a mí siempre me ha preocupado. ¿Se puede enseñar la poesía? Cuando hablo
o escribo de este asunto (A poesía
necesaria. Ed. Galaxia), afirmo que la poesía no se
puede enseñar. Hay que llenar el aula de versos, de poemas en voz alta para que se vaya filtrando
poco a poco en los pequeños. Como nuestro deber no es hacer poetas en las
aulas, nuestro objetivo será acercársela a ellos para que la amen. Eso, más o
menos, viene diciendo Pedro Cerrillo
en este capítulo. Y añade algo que yo mantengo: “Creo que podemos enseñar recursos y procedimientos poéticos, historia
de la poesía, movimientos poéticos, pero que, difícilmente, encontraremos un
método didáctico para hacer sentir a los lectores de poesía la emoción, la
vibración o la conmoción que pueden transmitir tales o cuales versos”. Totalmente
de acuerdo con este planteamiento, así como con otros que explica el autor.
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Motivo de la cubierta del libro "Poesía, infancia y educación: el cancionero popular en la escuela 2.0" |
Y
en el noveno y último capítulo aborda Pedro
el cancionero popular infantil y la memoria perdida. Muchos años lleva este
hombre trabajando y estudiando para explicar con argumentos científicos, que
las retahílas, canciones, sonsonetes y cantilenas que forman parte del
Cancionero Popular Infantil son manifestaciones folclóricas pero también
literatura, excelentes ejemplos de poesía lírica popular. Por eso, supongo, le
resultaría muy emocionante la afirmación de José
Saramago, al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1988, cuando dijo “que uno de sus abuelos fue el hombre más
sabio que había conocido en su vida, aunque no supiera leer ni escribir; a
cambio, sabía contar historias”. Y Cerrillo,
en este capítulo, nos habla del Cancionero, de la supervivencia en él de los
romances (por cierto,¡cuánto me gustan!), de la fijación escrita del Cancionero
Popular Infantil y tantas otras cosas.
Un
libro de un interés excepcional. Con las publicaciones de Pedro Cerrillo y otras, ningún mediador o mediadora puede decir que
desconoce el mundo tan sugestivo de la lectura literaria. Si lo hace, será una
vil mentira.
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LIJ. Literatura mayor de edad. Pedro C.
Cerrillo Torremocha. Editado por Ediciones
de la Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca.2013.
ANTONIO
GARCÍA TEIJEIRO