FRANCISCA AGUIRRE (Alicante, 1930)
LA SED
Lo malo es que a mí el agua no me
gusta.
Claro que esto no es del todo verdad
hay momentos hay días en que tengo
mucha sed
y en esas ocasiones el agua es un
alivio.
Pero no es que me guste el agua
lo que sucede es que no soporto la
sed.
En cuanto tengo sed no hay quien me
pare:
agua y agua y agua es como si
quisiera ahogarme.
Y siempre que me meto en esta
aventura
acabo recordando los versos de
Machado:
Bueno es saber que los
vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no
sabemos
para qué sirve la sed.
Algo dentro de mí siempre pregunta
¿no existirá algún sitio
donde
poder darle las gracias
al maestro?
LAS CICATRICES
No puedo recordar
la primera vez que vi el mar
ni puedo recordar
la última vez que vi a mi padre.
Tal vez porque no se pueden recordar
el deslumbramiento del milagro
ni el encuentro con el horror.
MATERNIDAD
Había una vez una niña
que soñaba con ser equilibrista.
Y muchas veces me decía:
“Mamá yo de mayor
quiero ser equilibrista”.
Pero como todas las niñas
solía cambiar de opinión todos los
días.
Y los jueves decidía que quería ser
bailarina
y los domingos árbol.
Mi hija siempre fue
imaginativa
arriesgada y rebelde.
Pero nunca hablaba de escribir
aunque escribía.
Era de esperar que no quisiese hablar
de
la guerra que iba a empezar.
Tardó mucho tiempo en hablar de sus
palabras.
En el fondo ha seguido siempre
siendo una equilibrista.
(Del libro Historia
de una anatomía, editado por Hiperión, 2010)