JUAN
RAMÓN JIMÉNEZ (Moguer, 1881 – San Juan de Puerto Rico, 1958)
En el trigal, de pronto, ocultos,
qué
intimidad de cámara secreta
Juan Ramón Jiménez |
con
llaves de distancia,
qué
dulce resplandor de oro escondido
lleno
de sol abierto,
en
el rubor sonriente que se agacha;
qué
voz bajada
no
nos fuera a escuchar el campo, inmenso.
-
Oh
qué seguridad de mediodía
en
las carnes, desnudas en la tierra!-
Cuando estás entre otras
tu
cuerpo se contajia –pecho, brazo, muslo-
de
los cuerpos de todas.
Luego, cuando te quedas sola
conmigo,
y te desnudas –muslos, brazos, pechos-,
qué
sola eres tú toda.
ESTANCIA
La música era un río vago,
entre
el poniente de las sedas
y
los espejos.
Nos
fuimos por la orilla,
enlazados
de amor en nuestros sueños.
…Cuando
volvimos, ya de noche, estábamos
en
nuestro hogar, ¡tan dulce
¡ay!
para ser eterno!
Un poema manuscrito de este libro |
¡Qué ola la del amor!
Todo
es olvido.
El
alma rueda, como
una
piedra, al abismo,
llevándose
con ella
florecillas
y brillos.
¿Cuántos
éramos, di, tú y yo?
…Mas
nos fuimos
de
allí, porque era el cuarto
de
los niños.
ANOCHECER
Parece que aún estamos
allí.
Y
en tu silencio sonriente
vagamos
Juan Ramón e Zenobia en Puerto Rico. 1953 |
por
la casa
lo
mismo que encantados.
Somos
dos
ocasos
al
borde de un río
como
estrellas tempranas.
Las
paredes se quedan
en
el campo
y
hay árboles y agua
y
pájaros
de
la tarde
dentro
de la estancia.
Nos
miramos
-entre
los dulces
pájaros
del sol poniente-
en
un silencio mágico.
(Del libro Idilios, editado por Ediciones
de La Isla de Siltolá. Sevilla. 2013)
Cargado por elguardiandelaluna, podemos escuchar el recitado de "Y yo me iré". (El viaje definitivo), un precioso poema de Juan Ramón Jiménez.