FERNANDO DEL
PASO (México D.F., 1935)
XLVIII
ME
HICIERA yo a la mar, mar traicionera,
si
hacerme en su bondad el mar quisiera
de
estribor y babor, de barlovento.
Y
así yo lo hiciera, cantaría
su
vocinglera, eterna algarabía,
y
del cielo que copia sus paisajes,
cúmulos,
cirros, nimbos y celajes.
¡Me
hiciera yo a la mar, la mar ligera,
desleal,
fementida, aventurera!
LIII
DORMIDO
entre los filtros de dádivas azules,
preso
de muertes nuevas de aliento movedizo,
yo
te sueño y te invento: la luz es territorio
es
ramillete nuevo de oleajes y de cánticos.
Te
obsequio de la brisa la rosa de los polos,
la
candorosa rosa sumisa, acantilada
en
los quemantes vértices de las estrellas de agua,
y
del vino en el cuenco de mis manos te ofrendo
vaporoso,
el delirio de su lento prodigio.
Y
en tanto yo te invento, ahogado en mis palabras,
se
tienden como puentes en tu espalda de vidrio
los
arcoíris plateados de los peces espada.
LX
YO
NO soy nada para aferrarme a tu noche,
pero
te ruego abrir tu pecho de rocío en ascuas,
y
verter tus pálidas vegetaciones temblorosas
en
mi lengua que para ti es leche y trébol,
a
fin de celebrar tus faustos más recónditos.
A MANERA DE ZÉJEL
Fuego
azuzado por el aire,
tengo,
más que una sed, variadas sedes
por
beber el solaz de tus mercedes
y
acunarte en mis redes
- -Oh,
mar, dechado de donaire-
de
mis brazos ardientes al socaire.
(Del
libro PoeMar, editado por el Fondo
de Cultura Económica, 2004. Reed. FCE España, 2015)