La
hora de los relojes
Ilustr. de Enrique Quevedo
Ed. Faktoría K de Libros.
Fran Nuño nace en Bilbao en 1973, pero muy pequeño, cuando contaba diez meses, se traslada a Sevilla donde vive actualmente y posee una librería-editorial.
Escritor, dinamizador cultural y
librero-editor, posee muchos premios tanto por su obra literaria como por su
labor a favor de los libros. Escribe, entre otras cosas, narrativa, poesía y teatro.Sus obras son representadas
en colegios y en diversos escenarios. Realiza sesiones de narración oral,
talleres literarios y un buen número de encuentros con sus lectores.
Fran Nuño |
Fran Nuño, dedicado principalmente a la LIJ, considera que es más complicado escribir para niños (o conseguir que les guste a los pequeños lo que crea) que escribir para adultos.
El poemario que nos ocupa, La hora de los relojes, consiguió una
mención especial del jurado en el prestigiosísimo “Premio Ciudad de Orihuela de
Poesía Infantil” en 2009.
Y no nos extraña porque La hora de los relojes, es un libro de altísima calidad literaria. Consta de 33 poemas, muchos de ellos muy breves, con un hilo conductor: el tiempo cronológico. Son unas composiciones con una condensación poética ejemplar: Aun sin maquinaria / en el día dos veces / nos acierta la hora / el reloj de juguete.
Ilustración de Enrique Quevedo |
Magníficas las ilustraciones de Enrique Quevedo. Te convocan. Parece
que están llamando tu atención con sus líneas geométricas y se hacen cómplices
tanto de los textos poéticos como de la mirada del lector o lectora que repara
en ellas.
Ilustración de Enrique Quevedo |
Ilustraciones con simetrías evidentes, de líneas rectas, verticales y sugestivas que dan, desde el concepto plástico-literario, más vida, si cabe, a estos relojes tan especiales y tan humanos.
Un libro, La hora de los relojes, para
disfrutar de la buena poesía. Para valorar el hecho de cómo se debe editar un
poemario y para ayudar a comprender la importancia de la plástica en la
educación de los lectores. Sirve para aprender que el ilustrador puede hacer
poesía paralela, en lugar de acompañar simplemente los versos del poeta.
Una joya.