FABIO MORÁBITO
(Alejandría, Egipto, 1955)
A
TIENTAS
Cada
libro que escribo
me
envejece,
me
vuelve un descreído.
Escribo
en contra
Fabio Morábito |
de
mis pensamientos
y
en contra del ruido
de
mis hábitos.
Con
cada libro
pago
un viaje
que
no hice.
En
cada página que acabo
cumplo
con un acuerdo,
me
digo adiós
desde
lo más recóndito,
pero
sin alcanzar a ir muy lejos.
Escribo
para no quedar
en
medio de mi carne,
para
que no me tiente el centro,
para
rodear y resistir,
escribo
para hacerme a un lado,
pero
sin alcanzar a desprenderme.
VEO
A MI PADRE asomado
a la ventana.
Sentado
en el suelo del cuarto,
Qué
hermoso es un padre
cuando,
asomado a una ventana,
su
espalda se recorta para el hijo.
Le
deja impreso su mejor recuerdo.
Padre
que encara el mundo,
primera
puerta que nos da la infancia,
primer
atisbo de que no todo es pecho.
PODER
tener en cada cuarto,
junto
al interruptor de luz,
su
opuesto;
decir:
“Enciende la negrura amor”,
y
dejarla encendida
toda
la noche para despertar
a
oscuras
y
no saber qué noche nos arropa,
si
la de todos, negra, o la otra,
igual
de negra o más, que encendimos
y
no apagamos por olvido
o
negritud de fondo;
y
no saber si amanecer o no,
o
si prendimos la ceguera por error,
buscar
su interruptor a tientas
y
no encontrarlo y, despavoridos,
sentarnos
en la orilla de la cama y esperar
alguna
falla eléctrica
para
recuperar la vista, el día y la casa.
ESPEJO
Cruzan
el mar las velas.
Para
el cielo no son
más
que nubes ligeras.
Las
aves se remontan,
mas
para el mar son peces
que
al fondo se desploman…
(Del libro Ventanas encendidas. Antología poética, editado por Ed. Visor.2012)
Fabio Morábito lee dos poemas de su libro "Delante de un prado una vaca" en 2011