Mariano Coronas |
Mantemos, dende hai ben tempo, que xa se
poden cambiar todos os plans de estudo, pero que mentres non haxa un mestre/a-bibliotecario/a
dedicado a este espazo suxestivo e case máxico, o índice lector seguirá a ser
baixo e a formación dos nosos alumnos continuará a resentirse.
De aí que saudemos con ledicia cada artigo
do gran Mariano Coronas (de quen non
vou falar de novo, pois quedei xa sen palabras), porque pon decote o dedo na
chaga dos problemas que abafan o sistema escolar.
Tirado dos seus Cuadernos de Macoca (2) e
publicado en Cuadernos de Pedagogía
(nº 426- setembro de 2012), ofrecemos un artigo imprescindible: un decálogo de
acción a desenvolver nas escolas a prol da lectura, dos libros e da biblioteca
escolar. Un obxectivo común que marcasen todos os membros da comunidade
escolar.
Unha vez máis, a palabra atinada deste
mestre de mestres que, aínda que xubilado, non pode disimular o seu compromiso
serio coa educación e formación dun alumnado excesivamente despistado nestes
eidos.
Tomade nota, por favor.
COMPROMISO COLECTIVO
Sería deseable que un objetivo común inspirase las
actuaciones de todos los miembros de la comunidad escolar a favor de la
lectura, los libros y la biblioteca escolar. Y para marcar el camino que nos
condujese hacia ese objetivo, podríamos definir un decálogo de acciones como el
siguiente:
Un centro comprometido
con lo anterior es aquél que considera a la biblioteca escolar como un equipamiento necesario y la
cuida convirtiéndola en un espacio de alto interés para todos los miembros de
la comunidad educativa.
Es el que dedica
anualmente una parte del presupuesto general de la escuela a la compra de nuevos materiales con
el fin de mantenerla actualizada y llena de sorpresas.
Es aquél en el que se
considera la lectura como compañera de la aventura, fuente de información y vehículo de
aprendizaje.
Es aquél en el que el
profesorado da ejemplo leyendo a su alumnado y acudiendo frecuentemente a la biblioteca escolar.
Es aquél que se
preocupa de acompañar a los niños y niñas a la biblioteca para que conozcan sus contenidos,
sepan utilizarlos con diversas estrategias y disfruten con su lectura.
Es aquél en el que se
cuentan cuentos, se lee en voz alta, se atiende a la tradición oral y se estimula la realización de
publicaciones escritas: revistas, libritos, monografías...
Es aquél en el que,
tanto el profesorado como las familias están comprometidos con el fomento de la lectura y
animan a su alumnado, a sus hijos e hijas, a practicarla.
Es aquél que enseña a
tratar a los libros con delicadeza y respeto e inculca en el alumnado que una biblioteca es un
espacio mágico donde se guarda una muestra del pensamiento, la imaginación y el
conocimiento de muchos hombres y mujeres que en un momento de sus vida lo
dejaron escrito.
Es aquél que en cada
clase dedica un rincón, especialmente cuidado, a la biblioteca de aula y que se ocupa de nutrirla
periódicamente con nuevos fondos, con novedades llegadas de la biblioteca
escolar central.
Es aquél, en
definitiva, que no solo cree que la lectura -en cualquiera de los soportes disponibles hoy- es una actividad
altamente recomendable, sino que pone todos los medios a su alcance para
estimularla y trabaja para que el alumnado que pase por sus aulas tenga un
bagaje lector muy alto, tanto en cantidad como en calidad.
Son solamente algunas ideas, pero pueden ser un punto de
partida para debatir, acotar y tomar algunas decisiones que orienten el
proceder individual hacia un horizonte de compromiso colectivo.
MARIANO CORONAS CABRERO