BENJAMÍN PRADO
(Madrid, 1961)
CUESTIÓN
DE PRINCIPIOS
Un poema que diga también lo que no dice.
Un
poema que escuche a quien lo lee.
las
palabras con las que lo haya escrito.
Un
poema que sabe lo que piensas.
Un
poema que sea incorregible;
que
se le note a todos los que lo han comprendido;
que
no sueñe que lo haga otro que no sea yo.
Un
poema que sea raro que no existiese.
Un
poema que ladre a los desconocidos.
Un
poema que diga que el que cierra los ojos
es
cómplice del crimen que no ha querido ver.
Un
poema que ponga en peligro la poesía.
Un
poema que mires
como
los pasajeros consultan sus relojes
en
la estación del tren.
Un
poema que sea capaz de repetir
justicia
y corazón,
libertad
y
alegría…
EL
DÍA EN QUE DEJE DE QUERERTE
Sé que llegará el día en que deje de quererte.
Todo
será tan rápido:
que
nunca fui más lejos que al dejarte marchar;
después,
vendrá el olvido.
Estos
poemas
hablarán
todavía de nosotros
pero
de ti y de mí, ya nunca más.
Cuando
África amanezca cubierta por la nieve
y
en los cuadros de Goya luzca el sol.
El
día en que las águilas se vuelen de los dólares,
y
Pompeya despierte
de
sus sueño a la sombra del volcán,
entonces,
sólo entonces
dejaré de quererte.
El
día que no acabe a las doce de la noche.
El
día en que el ejército de Marte cubra el cielo
o
Raskolnikov salga de Crimen y castigo
a
poner unas rosas
en
la tumba de Dostoievsky,
entonces,
todo
habrá terminado,
no
te voy a querer.
Pero
hasta que eso ocurra,
sólo
tú y yo
podríamos
separarme
de
ti.
(Del libro Ya no es tarde. 2ª Edición. Ed. Visor. 2015)