ANTONIO DELTORO
(Ciudad de México, 1947)
LECTOR
Un
yo que no es el del poeta en el poema me dice.
Un
yo que no es el mío, repite estas palabras íntimas
y
me lleva a un yo más silencioso y mejor
en
versos pulidos en el tiempo por diferentes yoes.
En
la angustia de una noche de insomnio,
en
el nerviosismo de una cita de amor,
repito
estos versos hasta ser estos versos,
Antonio Deltoro |
los
repito una y otra vez,
no
como alguien que recorre una y otra vez un pasillo;
estos
versos son infinitos, pero no afiebrados,
ni
ajedrezados, ni laberínticos;
no
imitan el piso de un pasillo,
ni
al llegar a la sílaba final se asoman a otra estancia;
son
un vuelo por una soledad en calma;
estos
versos se ensanchan, me ensanchan,
me
llevan a una inmovilidad muy alta.
NIEBLA
Los
sueños de los pájaros
deben
anidar por siempre en una nube
como
las ramas que acunas tú esta mañana.
Esta
intimidad en la que estoy me envuelve.
Un
día, tan sólo un día más, lo necesito
para
saber quién soy, qué escondes.
No
escampes, no abras tu ser,
no
dejes ver detrás de ti lo que no eres.
Este
sopor, este pudor tan míos están en ti;
un
día, tan sólo un día más en tu interior.
No
hay paz parecida a ti sobre la tierra,
niebla
rasante que tocas mi ventana.
LLUVIA
Traza
el rayo en el aire las raíces del agua,
raíces
que brotan luminosas de las nubes
el
bosque de la lluvia
se
desprende,
y
moja con sus ramas
los
árboles que tienen raíces en el suelo.
TUMBAS
Están
huecas:
ni
siquiera son fósiles:
no
guardan la ausencia
conservando
una forma.
Todas
son la misma,
única,
indiferente:
todos
vamos a la fosa común:
aun
sobre la piedra,
incapaces
de contener
un
ápice de muerto,
fechas
y nombres son caligrafías.
(Del
libro Poesía reunida. 1979-2014,
editado por Visor Libros, 2015)