JAIME
SABINES (Tuxtla Gutiérrez, 1926 – México
D.F., 1999)
NO
QUIERO PAZ, NO HAY PAZ,
quiero
mi soledad.
Quiero
mi corazón desnudo
para
tirarlo a la calle;
quiero
quedarme sordo mudo.
Que
nadie me visite,
que
yo no mire a nadie,
y
que si hay alguien, como yo, con asco,
que
se lo trague.
Jaime Sabines |
Quiero
mi soledad,
no
quiero paz, no hay paz.
TE
DESNUDAS IGUAL que si estuvieras sola
y
de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo
te quiero entonces
entre
las sábanas y el frío!
Te
pones a flirtearme como a un desconocido
y
yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso
que soy tu esposo
y
que me engañas conmigo.
¡Y
cómo nos queremos entonces en la risa
de
hallarnos solos en el amor prohibido!
(después,
cuando pasó, te tengo miedo
y
siento un escalofrío.)
5
Te
quiero porque tienes las partes de la mujer
en
el lugar preciso
y
estás completa. No te falta ni un pétalo,
Colocada
en tu alma,
dispuesta
a ser rocío en la yerba del mundo,
leche
de luna en las oscuras hojas.
Quizás
me ves,
tal
vez, acaso un día,
en
una lámpara apagada,
en
un rincón del cuarto donde duermes,
soy
una mancha, un punto en la pared, alguna raya
que
tus ojos, sin ti, se quedan viendo.
Quizás
me reconoces
como
una hora antigua
cuando
a solas preguntas, te interrogas
con
el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy
una cicatriz que ya no existe,
un
beso ya lavado por el tiempo,
un
amor y otro amor que ya enterraste.
Pero
estás en mis manos y me tienes
y
en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para
secar tus lágrimas que lloro.
NO
ME ACUERDO de lo que comí ayer al mediodía.
Mis
hijas me preguntan:
¿te
acuerdas de esto, papi, y de esto otro
y
de esto?
Y
no me acuerdo.
Me
reprochan mi mala memoria,
pero
yo descubro que el olvido
es
la sobrevivencia.
(Del libro Recuento
de poemas. 1950 – 1993. Visor Libros. 2014)