Juan Carlos Martín Ramos |
Por
sorte, temos mostras que así o acreditan, porque é tan xeneroso que non dubida
en aceptar a invitación que lle facemos moi a miúdo a participar neste espazo
aberto á intelixencia e á imaxinación.
Os
seus poemarios son dos mellores que se publican actualmente en España. Podes
coller calquera deles sen medo. A poesía tenra e cálida, imaxinativa, baseada
nos pequenos feitos, emociona e chega ben adentro.
Juan
Carlos, xunto coa súa marabillosa muller, Lurdes López, pasaron ben anos con
familia e monicreques percorrendo lugares facendo moi felices a grandes e
pequechos.
Un
artigo extraordinario, escrito por Lurdes, ten unha aceptación enorme entre os
nosos visitantes. Todo el está dedicado a unha parte da súa vida cos seus
monifates, seres cheos de ironía, graza e sensibilidade, algo que lles
contaxiou ela. Ou foi ao revés? Tanto ten. O certo é que os bonecos e mais a
guitarra acompañan a esta parella sen par a todos os lugares onde son
reclamados. En León deron unha mostra de todo o que dicimos, como testemuñan
algunhas das fotografías que acompañan estas liñas.
Lurdes coa bruxa cantando unha fermosa canción. Juan Carlos á guitarra. |
Juan
Carlos leva agasallándonos con textos sobre distintos xéneros: poesía,
reflexións sobre o feito lector, prosa diversa etc. É un clásico do noso blog-revista. Por moito tempo!
Hoxe
a alegría é dobre para min: publicar un texto seu, unha vez máis, en Versos e aloumiños éncheme de ledicia e
achegarnos con el ao mundo dos monicreques, que tanto amo eu, resúltame engaiolante.
Un
gozo. Unha sorte. Un luxo.
Ademais,
a calquera, ensinante ou non, lle pode servir para montar un espectáculo
marabilloso.
Leamos
o texto con pracer. Resulta un auténtico privilexio. E sexamos conscientes de
que os personaxes desta preciosa obra ( O Monicreque e mais O monicrequeiro) teñen vida para dar e tomar.
Vivámola
con eles.
Javier Villafañe |
Supoño
que para Juan Carlos e para Lurdes será unha referencia imprescindible neste
enfeitizante mundo dos monifates.
Vaia
dende aquí, a nosa homenaxe máis afectuoso a un ser máxico. Persoa e personaxe
á vez que faleceu no ano 1996.
E agora si. Agora entremos no excitante mundo que nos propón Juan Carlos Martín Ramos.
En León non faltaron os monicreques. Unha delicia!!! |
ESCENA DEL TÍTERE Y EL TITIRITERO
(Con la
cortina del teatrillo aún cerrada, sale a escena un títere. Es un títere de
guante, de esos que también se llaman de guiñol y que el titiritero debe mover
con una mano, desde abajo, introduciendo sus dedos en la cabeza y en los
brazos.)
EL TÍTERE: Como
es costumbre en el teatro
y soy un títere educado,
voy a saludar.
¡Buenas tardes,
querido público!
¿Qué tal?
(El títere espera una respuesta.)
¿Hay alguien ahí?
(Se
pone una mano en la oreja.)
Si alguien anda por ahí,
que diga sí.
Si no hay nadie
en ningún rincón,
diga ¡no!
(Nadie
contesta.)
Está bien,
empezaré otra vez.
Me iré por donde vine,
volveré sobre mis huellas
aunque no tenga pies.
Me iré a la una,
me iré a las dos,
me iré a las… ¡tres!
(El títere desaparece por un lado del teatrillo y aparece rápidamente por el otro.)
¡Buenas tardes,
buenas tardes!
Si ya lo he dicho,
pido perdón,
y si hace falta lo repito
cien,
mil veces o un millón.
¡Buenas tardes,
buenas tardes,
buenas tardes!
Pase lo que pase,
haya público en la sala
o no,
salga el sol por Antequera
o se ponga en Nueva York,
llueva, truene o haga frío,
hay que empezar la función.
(El títere carraspea con fuerza.)
¡Manos a la obra!
¡Pico y pala
para desenterrar
las palabras del autor!
¡Y pico,
sobre todo, mucho pico
del espectador!
¡Vamos, titiritero,
que ya empieza la función!
Ni a las tres
ni a las cuatro,
¡a la una y a las dos!
¡Que suene la flauta!
¡Que redoble el tambor!
¡Que el gusanillo del teatro
abra y cierre su acordeón!
(El títere mira hacia dentro del teatrillo.)
Titiritero,
¿te has dormido?
Pues no escucho tus ronquidos…
Titiritero,
¡titiritero!,
¿estás de broma?
¡Pues verás como encuentre
mi cachiporra!
(Sale de escena y vuelve a entrar armado con su cachiporra. Habla cada vez más enfadado.)
¡Titiritero!,
¡Titiritero,
que la función va a empezar!
¡A la una y a las dos…!
¡A las tres y a las cuatro…!
¡A las cinco y a las seis…!
¡Titiritero!
¡Titiriterooo!
¡Contesta de una vez!
(Gruñe en un idioma ininteligible, algo así como "Grñmnñrrrmnñrrrrrrr".)
¡Está bien,
tú lo has querido!
Me quedaré callado
para que la función
sea un fracaso.
Me quedaré dormido
para que digan que eres
un titiritero muy
aburrido.
O, mucho mejor,
me moriré durante un rato
para que cierren el teatro.
¡Ay, ay, ay,
ay de mí!
¡Que me muero,
que me muero…!
(El títere se deja caer sobre el escenario y, una vez en el suelo, levanta la cabeza.)
¡Que me morí!
(Baja la cabeza de golpe y se queda tendido. De pronto, alguien aplaude desde la primera fila y el títere, sorprendido, vuelve a ponerse de pie.)
¿Quién ha sido,
quién anda por ahí?
¿Quién ha sacado las manos
de los bolsillos
para aplaudir?
UNA VOZ: He
sido yo.
EL TÍTERE: ¿Yo?
Quiero decir,
¿quién eres tú?
LA VOZ:
El titiritero.
EL TÍTERE: No
es posible.
(Mira hacia el interior del teatrillo.)
¿No estabas aquí dentro?
EL TITIRITERO:
En el teatrillo estás tú solo.
En el teatrillo estás tú solo.
He salido a dar un paseo
y, al volver,
te he visto en el escenario,
hablando y hablando
sin parar.
Es la primera vez
que te veo actuar desde fuera,
y, la verdad,
lo haces muy bien sin mí.
Lástima que no haya nadie en la sala,
pero es que hoy
es día de descanso.
Mañana,
si quieres,
te dejaré hacer tu debut
en solitario
y yo,
mientras tanto,
me quedaré quieto y callado,
escondido en la oscuridad,
detrás de ti,
por si de pronto no sabes
qué decir
o por si no te sabes callar
y tengo que recordarte
al oído
que, en algún momento,
la función
debe llegar
a su fin.
(De repente, se apaga la luz de la sala.)
LA VOZ DEL TÍTERE EN LA OSCURIDAD:
(Gritando,
como si despertara de un mal sueño.)
¡Titiritero, titiriterooo…!
¡Titiritero, titiriterooo…!
¿Dónde
estás?
Está muy
oscuro
y me estoy
empezando a asustar.
LA VOZ DEL TITIRITERO EN LA OSCURIDAD:
¿Ya te has despertado?
Tranquilo,
voy a por
la llave de la maleta
y te saco
en seguida.
No pasa nada,
debes haber tenido
otra
de tus pesadillas.