sábado, 29 de marzo de 2014

JAVIER GOLVANO ESCRIBE SOBRE OS CONTRATENORES (Primeira parte)


Javier Golvano



      Piden moitos lectores e lectoras de Versos e aloumiños que Javier Golvano teña unha sección fixa no blog. E non me estraña, porque as súas propostas son dunha amenidade incrible. Amenidade que axuda a que os que entran no universo que nos propón fiquen fascinados polo valor pedagóxico do que conta.
      É un pracer auténtico ler as súas liñas mesturadas de coñecemento e e humor fino.
      Porque Javier Golvano domina os temas que presenta, foxe da dificultade que estes teñen e, cun ton amable, fainos dixeribles a todos os que deciden achegarse á música clásica.
      Con Javier, sempre aprendemos deleitándonos.
      Con Javier, gozamos das escollas que realiza para apoiar os seus argumentos. Vídeos moi ben buscados, con artistas de primeira magnitude, con versións axeitadas e con execucións portentosas que fan do seu discurso algo difícil de atopar noutros sitios.
       Nesta ocasión, Javier Golvano aborda o mundo dos contratenores dun xeito intelixente, algo que é habitual nel.
      Moi descoñecida esta figura de cantantes, ás veces inxustamente esquecidos ou infravalorados.
Alfred Deller
      A ópera barroca, a música antiga inglesa, as odas, as cantatas...etc.adquiren esa maxia musical na voz dos Alfred Deller, Bowman, Jacobs, Jaroussky ou Brett, entre moitos outros.Pero non só esta caste de música como poderemos ir observando se lemos este artigo marabillosamente documentado.
      Javier Golvano descubriume os contratenores, hai xa ben tempo. Concretamente, a Alfred Deller. Entrei no seu mundo e, pódovos asegurar, que xa non saín del.
      Lembro unhas tardes escoitando ópera cun poeta amigo, amante da lírica e, en particular, dos baixos. 
      Gustábanlle as voces dos grandes cantantes rusos. Os contratenores non eran do seu agrado especialmente.
      Insistín, xa o creo. E caeu, vaia se caeu! Entre o chocolate e as arias ben escollidas que eu lle poñía, o meu amigo sucumbiu ao encantamento destas voces sublimes.
    
James Bowman
  

      Esta colaboración de Javier Golvano, debido á súa extensión estará dividida en dúas partes.
      Esta primeira, para abrir boca, e a segunda, para saborear a música no seu estado máis lírico.
      Lede estas liñas con agrado.
      Escoitade os exemplos con que nos agasalla.
      Unha verdadeira festa das artes!
      Ah! e iso de ter unha sección fixa, só depende del.






CONTRATENORES……¿CONTRA QUÉ?.


                                                                                                             ( I )



                                                                                              JAVIER GOLVANO
       


       No se asusten demasiado, los contratenores, también llamados “altos”, “sopranistas”, “falsetistas”, etc , a pesar de lo que su nombre parece dar a entender, no son ni los contrarios de los tenores, ni sus antagonistas, ni sus enemigos acérrimos, son simplemente unos cantantes de género masculino que tienen el capricho, el antojo o simplemente el anhelo de cantar en tesituras propias de una voz femenina.

       De ahí también ese nombre de sopranistas por su relación con una voz que quiere ser de soprano- a pesar de que la mayoría de ellos emiten en una tesitura que es más bien de mezzo soprano- o el de falsetistas, que nos da una pista del método que utilizan para conseguirlo: usando su voz en falsete.

       El nombre de “contratenores” al parecer viene del hecho de que en el contrapunto de partituras polifónicas ellos se hacían cargo de una de las voces agudas que se oponían o se confrontaban a la del tenor.
Philippe Jaroussky, un gran contratenor actual

      La diferencia de las longitudes de las cuerdas vocales de hombres y mujeres - más cortas las de ellas- hace que las frecuencias de vibración de ambas al emitir el sonido sean mayores en el caso de las voces femeninas produciendo sonidos más agudos. Una simplificación, pero no alejada de la realidad, sería decir que las mujeres emiten su voz en una octava más alta que los hombres. Vamos, que cuando entre amigos en un coro o donde ustedes quieran, un grupo mixto entona una melodía común y decimos que cantan al unísono, es verdad que están cantando las notas de igual nombre pero es impropio decir que lo hacen al unísono pues en realidad, aún siendo las mismas notas y la misma melodía, las mujeres las están cantando una octava más alta.
Farinelli

       Cuando consideramos la voz de cualquier cantante -  aunque lo que diré a continuación es válido para todo el mundo- hay que diferenciar en ella tres registros. El central o también llamado “de pecho” que es aquel en el que cualquiera de nosotros canta de modo natural más cómodamente, sin esfuerzo y con su sonido de mayor volumen. Por encima de éste cuando empezamos a cantar notas más agudas- para entendernos, cuando empezamos a hacer de Pavarotti en la ducha, por utilizar la imagen tópica- estamos utilizando el registro superior de nuestra voz o “registro de cabeza”; notamos entonces como si nuestra laringe, yéndose hacia arriba, intentara dar salida a nuestro canto por la cabeza en lugar de al frente, y la emisión se nos vuelve más costosa a medida que las notas van siendo más agudas, por ello no hay muchos Pavarottis en el mundo. De modo similar, por debajo del registro central, cuando emitimos sonidos más graves notamos que la presión en la garganta es hacia abajo y nos cuesta cada vez más emitir las notas más graves.
Georges Bizet

       Si han llegado hasta aquí- gracias por ello- se estarán preguntando, y todo esto a cuenta de qué. Pues a cuenta de que sea más fácil de entender la dificultad del empeño de los contratenores, que siendo como son, hombres y cantantes “íntegros”- no se me confundan sobre ellos, no son “castrati”- han de cantar en tesituras más agudas aún que las de los tenores, eso si, utilizando la media voz, el falsete y la técnica más depurada para dar el mayor volumen posible a su voz.

       El canto a plena voz plantea dificultades mayores en las tesituras extremas y al oyente le ofrece esa especie de salto mortal de dar las notas “sin red”, jugándosela el intérprete en el riesgo de encararlas, pero el canto a media voz y el afalsetado puede transmitir en determinados momentos mayor sensibilidad y delicadeza.

        Pueden advertir las diferencias oyendo  la romanza del tenor “mi par d’udir encore” de “Los pescadores de perlas” de Bizet en las voces de, en primer lugar, Alfredo Kraus, cantada a plena voz



y ahora, haciendo un uso mayor de medias voces y tonos afalsetados, en la de Beniamino Gigli.



mi consejo es que no renuncien a ninguna,   aunque Gigli y, más en esta página, solo ha habido uno. No se pierdan ese “morendo” de la frase final

Alfredo Kraus

       El hecho de que algunos cantantes masculinos aborden tesituras de mujer tiene una explicación cultural muy clara en nuestro mundo occidental bastante influenciado y durante siglos dominado por la iglesia católica. Si H.L.Mencken dijo aquello de que “el primer indio que vio Colón hizo un descubrimiento atroz”, podríamos decir que cuando San Pablo se cayó del caballo “las mujeres sufrieron un golpe atroz” pues el papel que este organizador les reservó en la Iglesia y en las iglesias fue “ninguno”.

        De ahí en adelante la mujer no tuvo ni voto, ni voz, y a eso vamos, a que no tuvo voz y sus “voces” hubieron de ser suplidas a la hora de cantar por hombres, lo que nos allana el camino para entender el papel de “contratenores”,  “castrati” y demás usurpadores.
Beniamino Gigli, un dos meus tenores favoritos.

       En los cantos de las primeras iglesias de Roma, milanesa, y en las escuelas como la  de Nuestra Señora de París o en el canto  gregoriano, no había lugar para la mujer. Con posterioridad, en la polifonía a partir del siglo XV se compuso para voces que hubieran debido corresponder a voces femeninas pero éstas seguían vetadas en las iglesias por lo que hubo que encomendárselas, las más agudas de ellas, a puericantores, niños que sin haber alcanzado la pubertad aún no habían sufrido la “muda” de su voz y, las más graves, a hombres que cantaran en tesitura de mujer, los contratenores.

         Esos siglos del XV al XVII dieron los mejores momentos de esas voces de contratenores, hasta que a alguien se le ocurrió la brillante idea de “manipular” a los niños cantores antes de que  les cambiara la voz en la pubertad. Dicho y hecho: aparecieron los “castrati”, niños de bella voz que eran castrados para mantenerla y que, con el tiempo, se hicieron con los papeles que anteriormente habían cantado los contratenores pues su voz, la de los castrati, era natural, no necesitaban de falsete para emitir las notas agudas y, por tanto, más potente; en muchos casos con una tesitura de amplitud de más de tres octavas, bastante más amplia que la de un buen cantante normal, no “manipulado” y además, en algunos casos, como el de Farinelli y otros, muy bellas según los testimonios que nos han dejado algunos de esos impenitentes viajeros ingleses que andaban zascandileando siempre y por todas partes. (Según algún malintencionado francés- sus enemigos ancestrales- el motivo de que tantos ingleses salieran tan viajeros no era otro que el huir como fuera de la “apetitosa” comida inglesa)
Castrati

       Muchos compositores, entre ellos Haendel y Purcell, empezaron a escribir papeles para castrati y se fue apagando el fulgor de los contratenores y hemos de esperar hasta el siglo XX para que aparezca Alfred Deller (1912-1979) y de un modo autodidacta utilice su voz al modo de los antiguos contratenores, desempolvando ese modo de cantar y de interpretar la música antigua en páginas de  compositores ingleses como Blow, Byrd, Tallis y Purcell.
Georg Friedrich Händel

       Óiganle en la siguiente página de Haendel “Eternal source of light divine”:

        


FIN PRIMEIRA PARTE