Antonio García Teijeiro publica en el semanario A Nosa Terra una columna quincenal en la que trata temas referentes a la literatura, la música, la poesía y la animación a la lectura. Presentamos a continuación dos de estas columnas, originalmente publicadas en gallego y traducidas aquí al castellano.
LECTURA EN CASA
Cada vez que salen estudios sobre hábitos culturales, índices de lectura o el célebre informe Pisa, todo el mundo se echa las manos a la cabeza y culpabiliza a la escuela o a los planes educativos de los resultados que reflejan. Pocos miran hacia adentro y reflexionan para preguntarse por el ambiente lector en el ámbito familiar. Yo pienso que la lectura no debe imponerse, sino facilitarse. La tarea de fomento en la escuela no es suficiente y especialistas preocupados siguen incidiendo en la necesidad de la implicación familiar, un hábito necesario para que los niños imiten esta actividad silenciosa y solitaria.
Podemos seguir preguntándonos si se favorece en casa que los niños sientan el libro como un objeto cercano e que alguien se convierta en mediador entre los cuentos y los niños. ¿Existe la conciencia de que la lectura no es un castigo ni una pérdida de tiempo, a pesar de exigir un esfuerzo que podrá convertirse en goce si perseveramos en ella? ¿Visitan los padres y las madres las librerías y las bibliotecas con ellos para ayudarlos a elegir el libro más adecuado? No estoy seguro de que se controlen los temas ni de que se fomente la creación de una biblioteca personal infantil en las estanterías de las casas. ¿O sí?
Son preguntas que, a menudo, da miedo contestar, pero que debemos hacernos si queremos conseguir que los niños lean. Y responderlas sin miedo y con inteligencia. No hay fórmulas mágicas (ni las habrá nunca) para hacer niñas y niños lectores, pero debemos ser conscientes de que es una estampa bonita ver a los pequeños con un libro en las manos. Por eso, habrá que empezar en los hogares.
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO
DEMANDAN POESÍA
Me comenta Gonzalo Moure, gran escritor y amigo, que nota en sus encuentros que los adolescentes demandan poesía. Me hace pensar. Le doy la razón, si bien temeroso de despertar de un sueño. Reflexiono y creo que algo de esto flota en el ambiente. Un diario de tirada nacional publica semanalmente libros de poesía. El filósofo Emilio Lledó escribe una hermosa lección poética. En ella afirma que “una forma de cultivar esa facilidad para entender el lenguaje es la poesía”. Milladoiro nos ofrece Unha estrela por guía, un disco con poemas de Manuel María. Los músicos cuidan cada vez más las letras de sus canciones. Formo parte del jurado de los prestigiosos Premios Minerva para gente joven y percibo la calidad poética de los trabajos presentados. Pienso que sí, que tal vez exista un mayor interés de la juventud por la poesía. Mis alumnos le pierden el miedo a leer y a recrear los diversos poemarios que les acerco. Caminan felices por las Cidades de Fran Alonso, sienten próximo el amor en los poemas de Amar e outros verbos de Ana María Fernández, y gozan de la variedad poética de Poetízate, que Fran puso a nuestro lado. Poemas en el encerado, en los cuadernos o en las hojas circulan con ilusión entre ellos. Y sobre los versos crean, recrean, recitan. Se sienten cómplices del mundo de los afectos que expresa la poesía. Se detienen ante un verso, una estrofa, y perciben algo que les conmueve. Es bonito observarlos. Siempre he manifestado que la poesía es una forma de vida. Por eso me encanta leer las palabras de Antonio Colinas cuando dice que la poesía es una manera de ser y estar en el mundo. Pues claro. Sigamos escuchando el murmullo de los versos.
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO