martes, 17 de febrero de 2009

La biblioteca personal de Antonio García Teijeiro

El pasado 15 de febrero de 2009, el diario Faro de Vigo publicó un artículo escrito por Amaia Mauleón en el que, bajo el título de "Universos personales", se ofrece una mirada íntima a las bibliotecas de cinco escritores gallegos. Entre ellos se encuentran Luisa Castro, Manuel Bragado, Manuel Rivas, Agustín Fernández Paz y Antonio García Teijeiro, cuya biblioteca parece, según el artículo, "un espacio mágico en el que, se mire por donde se mire, siempre hay algún lomo guiñándote un ojo". Transcribimos aquí la parte del artículo dedicada a Antonio.



“Siempre cabe un título más; es como un milagro permanente”

“Parece mentira que puedan caber tantos libros en una casa”, reflexiona el escritor Antonio García Teijeiro al verse rodeado de los cerca de 16.000 ejemplares que posee. “Comencé con una habitación para ellos, repleta de estanterías, pero fueron aumentando e invadiendo todos los espacios. Y lo curioso es que siguen entrando; es como un milagro permanente”, describe.

La literatura infantil y juvenil, en la que se incluye el escritor, está rozando el techo, mientras que duerme rodeado de poesía, una de sus pasiones (más de 3.000 obras) y discos-libro. Novela gallega, extranjera, castellana, latinoamericana; libros de ensayo literario y poético, memorias y biografías se extienden a su antojo por el resto de la casa.

Un lugar especial en su salón, que García Teijeiro ha bautizado como “O Olimpo”, es el “hogar” de los libros a los que tiene un especial cariño. Allí “viven” los que le dedicó Rafael Alberti, poeta con el que mantuvo una relación estrecha. El más preciado es una antología en árabe. La joya convive con otros ejemplares de amigos como Casares, Ferrín, Haro Tecglen o Dámaso Alonso. Los títulos de Celia, de Elena Fortún, que heredó de su madre, es otro de sus tesoros.

Con los libros escritos por él, Teijeiro mantiene un rito: “Guardo siempre cuatro ejemplares y dos más para cada hijo”.

“Sería imposible vivir sin libros y sin discos”, concluye convencido.