Jordi explica curiosidades na súa Fundación en Barcelona |
Alfredo Gómez Cerdá é un moi bo escritor. Candidato actual por España ao Premio
Hans Christian Andersen,
a súa obra ten unha calidade excepcional. Linguaxe pulcra, sentimentos moi ben
expresados, personaxes perfectamente trazados e novelas ben intelixentes sexa a
idade que sexa á que van dirixidas.
Alfredo, ademais, é o meu amigo. Un grande
amigo. Compartimos ambos a amizade con Jordi Sierra i Fabra. Unha amizade
fonda que supera os quilómetros de distancia que nos afastan.
A Jordi acaban de concederle a Medalla
de Ouro das Artes 2017. Algo tan merecido coma importante para a LIX.
Esa LIX que el axudou a dignificar e, se cadra, facela máis grande.
Alfredo, coma ser xeneroso que é,
dedicoulle nas redes unhas fermosas liñas
cheas de respecto e admiración pola inxente obra do escritor barcelonés.
Alfredo Gómez Cerdá |
JORDI
Alfredo Gómez
Cerdá
Jordi Sierra i Fabra es uno de los fenómenos más
interesantes de la literatura española. Nos asombra su enorme producción, que
imagino que rondará los quinientos títulos y, ligado a lo anterior, su
capacidad de trabajo, que no disminuye con el paso de los años (no creo que queden
aún cretinos que piensen que tiene un ejército de negros trabajando para él).
Nos admira su pasión desmesurada por la escritura. Le he oído decir varias
veces que la literatura le salvó la vida y él, con su generosidad inabarcable,
le ha devuelto el favor multiplicado. Es de una versatilidad que en ocasiones
parece imposible, puede cambiar de registro, como un camaleón cambia de color,
o de estilo, o de género. Sabe que el escritor solo tiene sentido en función de
la obra, y la obra es la que manda; puede ser directo como una bala, o
ensimismado como una flor en la orilla de un estanque. Su obra es un abanico
desplegado sobre el mundo, sobre el planeta Tierra, sobre la galaxia. Sus
libros son un viaje inacabable que tan pronto atraviesa territorios sombríos
como luminosos; es un viaje y una búsqueda permanente, que él quiere que sea
colectiva.
Antonio, Jordi e Alfredo na Fundación con Dylan vendo e Lennon xogando ao xadrez |
Jordi, además, es una persona entrañable. Eso sí, hay que rascar
un poco en ese caparazón en el que suele refugiarse. Jordi es una persona
solidaria y generosa. No es preciso que repita aquí en qué causas ha empleado
el dinero que ha ganado con los libros.
Cualquiera que tenga
interés puede informarse fácilmente. Y no solo ha empleado dinero en esas
causas, sino también tiempo, mucho tiempo, entusiasmo, mucho entusiasmo,
ilusión, mucha ilusión… Desde que era niño no deja de correr detrás de un sueño
y aunque a veces tiene la sensación de que lo ha alcanzado, no cejará nunca en
la carrera.
Jordi ha abierto
caminos a la literatura infantil y juvenil, a la que tanto ama. Lo ha hecho con
sus reconocimientos, con sus logros, con sus viajes a lo largo y ancho del
mundo con los libros bajo el brazo. No sé si todos los que escriben para niños
y jóvenes querrán agradecérselo. Yo, sí.
Con el último reconocimiento que ha obtenido, la
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2017, Jordi sigue abriendo
caminos. He visto la lista de galardonados y no hay ninguno que la merezca
tanto como él, a pesar de que hay nombres muy conocidos y reconocidos. Y digo
esto porque estoy seguro de que Jordi ha tenido que superar un listón muy alto,
más alto que el de los demás, pues llevaba a la LIJ por bandera, tal y como ha
reconocido el jurado, que al final habrá caído rendido, apabullado, ante sus
méritos. Todos sabemos de las dificultados cuando nuestra única bandera es la
de la LIJ.
¡Qué alegría tan
grande!
Sé que Jordi y yo somos amigos aunque
vivamos a quinientos kilómetros de distancia y nos veamos de pascuas a ramos.
Sí, es así, son cosas de la literatura. Para ilustrar este comentario he
elegido una foto, que para los tres que aparecemos en ella es ya histórica.
Está tomada en Barcelona en torno al año 2000, o 2001. El tercero es Antonio García Teijeiro, reciente
premio Nacional de LIJ, otro amigo entrañable que, curiosamente, también vive a
quinientos kilómetros. ¡Qué jóvenes estábamos y qué poco hemos cambiado!
Foto á que fai referencia o autor do artigo tomada en Barcelona en 2001 |