martes, 26 de diciembre de 2017

ALFREDO GÓMEZ CERDÁ ESCRIBE UN TEXTO SOBRE A FIGURA HUMANA Y LA LABOR LITERARIA DE JORDI SIERRA I FABRA

Jordi explica curiosidades na súa Fundación en Barcelona


Alfredo Gómez Cerdá é un moi bo escritor. Candidato actual por España ao Premio 
 Hans Christian Andersen, a súa obra ten unha calidade excepcional. Linguaxe pulcra, sentimentos moi ben expresados, personaxes perfectamente trazados e novelas ben intelixentes sexa a idade que sexa á que van dirixidas.

     Alfredo, ademais, é o meu amigo. Un grande amigo. Compartimos ambos a amizade  con Jordi Sierra i Fabra. Unha amizade fonda que supera os quilómetros de distancia que nos afastan.

     A Jordi acaban de concederle a Medalla de Ouro das Artes 2017. Algo tan merecido coma importante para a LIX. Esa LIX que el axudou a dignificar e, se cadra, facela máis grande.


     Alfredo, coma ser xeneroso que é, dedicoulle nas redes unhas fermosas liñas  cheas de respecto e admiración pola inxente obra do escritor barcelonés.

Alfredo Gómez Cerdá



                                    JORDI

                                                                                                         Alfredo  Gómez  Cerdá


Jordi Sierra i Fabra es uno de los fenómenos más interesantes de la literatura española. Nos asombra su enorme producción, que imagino que rondará los quinientos títulos y, ligado a lo anterior, su capacidad de trabajo, que no disminuye con el paso de los años (no creo que queden aún cretinos que piensen que tiene un ejército de negros trabajando para él). Nos admira su pasión desmesurada por la escritura. Le he oído decir varias veces que la literatura le salvó la vida y él, con su generosidad inabarcable, le ha devuelto el favor multiplicado. Es de una versatilidad que en ocasiones parece imposible, puede cambiar de registro, como un camaleón cambia de color, o de estilo, o de género. Sabe que el escritor solo tiene sentido en función de la obra, y la obra es la que manda; puede ser directo como una bala, o ensimismado como una flor en la orilla de un estanque. Su obra es un abanico desplegado sobre el mundo, sobre el planeta Tierra, sobre la galaxia. Sus libros son un viaje inacabable que tan pronto atraviesa territorios sombríos como luminosos; es un viaje y una búsqueda permanente, que él quiere que sea colectiva.

Antonio, Jordi e Alfredo na Fundación con Dylan vendo e Lennon xogando ao xadrez
co noso autor

     
     Jordi, además, es una persona entrañable. Eso sí, hay que rascar un poco en ese caparazón en el que suele refugiarse. Jordi es una persona solidaria y generosa. No es preciso que repita aquí en qué causas ha empleado el dinero que ha ganado con los libros.

      Cualquiera que tenga interés puede informarse fácilmente. Y no solo ha empleado dinero en esas causas, sino también tiempo, mucho tiempo, entusiasmo, mucho entusiasmo, ilusión, mucha ilusión… Desde que era niño no deja de correr detrás de un sueño y aunque a veces tiene la sensación de que lo ha alcanzado, no cejará nunca en la carrera.
 
Unha vista parcial da Fundación Jordi Sierra i Fabra en Barcelona
     Jordi ha abierto caminos a la literatura infantil y juvenil, a la que tanto ama. Lo ha hecho con sus reconocimientos, con sus logros, con sus viajes a lo largo y ancho del mundo con los libros bajo el brazo. No sé si todos los que escriben para niños y jóvenes querrán agradecérselo. Yo, sí.
Con el último reconocimiento que ha obtenido, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2017, Jordi sigue abriendo caminos. He visto la lista de galardonados y no hay ninguno que la merezca tanto como él, a pesar de que hay nombres muy conocidos y reconocidos. Y digo esto porque estoy seguro de que Jordi ha tenido que superar un listón muy alto, más alto que el de los demás, pues llevaba a la LIJ por bandera, tal y como ha reconocido el jurado, que al final habrá caído rendido, apabullado, ante sus méritos. Todos sabemos de las dificultados cuando nuestra única bandera es la de la LIJ.
 

En Santiago de Compostela con Antón, Libby e Antonio
    
                                                    ¡Qué alegría tan grande!

    Sé que Jordi y yo somos amigos aunque vivamos a quinientos kilómetros de distancia y nos veamos de pascuas a ramos. Sí, es así, son cosas de la literatura. Para ilustrar este comentario he elegido una foto, que para los tres que aparecemos en ella es ya histórica. Está tomada en Barcelona en torno al año 2000, o 2001. El tercero es Antonio García Teijeiro, reciente premio Nacional de LIJ, otro amigo entrañable que, curiosamente, también vive a quinientos kilómetros. ¡Qué jóvenes estábamos y qué poco hemos cambiado!

Foto á que fai referencia o autor do artigo tomada en Barcelona en 2001