Javier Golvano |
Piden moitos lectores e lectoras de Versos e aloumiños que Javier Golvano teña unha sección fixa
no blog. E non me estraña, porque as súas propostas son dunha amenidade
incrible. Amenidade que axuda a que os que entran no universo que nos propón
fiquen fascinados polo valor pedagóxico do que conta.
É un pracer auténtico ler as súas liñas mesturadas de coñecemento e e
humor fino.
Porque Javier Golvano domina
os temas que presenta, foxe da dificultade que estes teñen e, cun ton amable,
fainos dixeribles a todos os que deciden achegarse á música clásica.
Con Javier, sempre aprendemos
deleitándonos.
Con Javier, gozamos das
escollas que realiza para apoiar os seus argumentos. Vídeos moi ben buscados,
con artistas de primeira magnitude, con versións axeitadas e con execucións
portentosas que fan do seu discurso algo difícil de atopar noutros sitios.
Nesta ocasión, Javier Golvano
aborda o mundo dos contratenores dun xeito intelixente, algo que é habitual
nel.
Moi descoñecida esta figura de cantantes, ás veces inxustamente
esquecidos ou infravalorados.
Alfred Deller |
A ópera barroca, a música antiga inglesa, as odas, as
cantatas...etc.adquiren esa maxia musical na voz dos Alfred Deller, Bowman, Jacobs, Jaroussky ou
Brett, entre moitos outros.Pero non só esta caste de música como
poderemos ir observando se lemos este artigo marabillosamente documentado.
Javier Golvano descubriume os
contratenores, hai xa ben tempo. Concretamente, a Alfred Deller. Entrei no seu mundo
e, pódovos asegurar, que xa non saín del.
Lembro unhas tardes escoitando ópera cun poeta amigo, amante da lírica
e, en particular, dos baixos.
Gustábanlle as voces dos grandes cantantes rusos. Os contratenores non
eran do seu agrado especialmente.
Insistín, xa o creo. E caeu, vaia se caeu! Entre o chocolate e as arias
ben escollidas que eu lle poñía, o meu amigo sucumbiu ao encantamento destas
voces sublimes.
James Bowman |
Esta colaboración de Javier Golvano, debido á súa extensión estará dividida en dúas partes.
Esta primeira, para abrir boca, e a segunda, para saborear a música no
seu estado máis lírico.
Lede estas liñas con agrado.
Escoitade os exemplos con que nos agasalla.
Unha verdadeira festa das artes!
Ah! e iso de ter unha sección fixa, só depende del.
CONTRATENORES……¿CONTRA
QUÉ?.
( I )
JAVIER GOLVANO
No se asusten demasiado, los contratenores, también llamados “altos”, “sopranistas”, “falsetistas”, etc , a pesar de lo que su nombre parece dar a entender, no son ni los contrarios de los tenores, ni sus antagonistas, ni sus enemigos acérrimos, son simplemente unos cantantes de género masculino que tienen el capricho, el antojo o simplemente el anhelo de cantar en tesituras propias de una voz femenina.
No se asusten demasiado, los contratenores, también llamados “altos”, “sopranistas”, “falsetistas”, etc , a pesar de lo que su nombre parece dar a entender, no son ni los contrarios de los tenores, ni sus antagonistas, ni sus enemigos acérrimos, son simplemente unos cantantes de género masculino que tienen el capricho, el antojo o simplemente el anhelo de cantar en tesituras propias de una voz femenina.
De
ahí también ese nombre de sopranistas por su relación con una voz que quiere
ser de soprano- a pesar de que la mayoría de ellos emiten en una tesitura que
es más bien de mezzo soprano- o el de falsetistas, que nos da una pista del
método que utilizan para conseguirlo: usando su voz en falsete.
El
nombre de “contratenores” al parecer viene del hecho de que en el contrapunto
de partituras polifónicas ellos se hacían cargo de una de las voces agudas que
se oponían o se confrontaban a la del tenor.
La
diferencia de las longitudes de las cuerdas vocales de hombres y mujeres - más
cortas las de ellas- hace que las frecuencias de vibración de ambas al emitir
el sonido sean mayores en el caso de las voces femeninas produciendo sonidos
más agudos. Una simplificación, pero no alejada de la realidad, sería decir que
las mujeres emiten su voz en una octava más alta que los hombres. Vamos, que
cuando entre amigos en un coro o donde ustedes quieran, un grupo mixto entona
una melodía común y decimos que cantan al unísono, es verdad que están cantando
las notas de igual nombre pero es impropio decir que lo hacen al unísono pues
en realidad, aún siendo las mismas notas y la misma melodía, las mujeres las
están cantando una octava más alta.
Cuando
consideramos la voz de cualquier cantante -
aunque lo que diré a continuación es válido para todo el mundo- hay que
diferenciar en ella tres registros. El central o también llamado “de pecho” que
es aquel en el que cualquiera de nosotros canta de modo natural más
cómodamente, sin esfuerzo y con su sonido de mayor volumen. Por encima de éste
cuando empezamos a cantar notas más agudas- para entendernos, cuando empezamos
a hacer de Pavarotti en la ducha, por utilizar la imagen tópica- estamos
utilizando el registro superior de nuestra voz o “registro de cabeza”; notamos
entonces como si nuestra laringe, yéndose hacia arriba, intentara dar salida a
nuestro canto por la cabeza en lugar de al frente, y la emisión se nos vuelve
más costosa a medida que las notas van siendo más agudas, por ello no hay
muchos Pavarottis en el mundo. De modo similar, por debajo del registro
central, cuando emitimos sonidos más graves notamos que la presión en la
garganta es hacia abajo y nos cuesta cada vez más emitir las notas más graves.
Si
han llegado hasta aquí- gracias por ello- se estarán preguntando, y todo esto a
cuenta de qué. Pues a cuenta de que sea más fácil de entender la dificultad del
empeño de los contratenores, que siendo como son, hombres y cantantes
“íntegros”- no se me confundan sobre ellos, no son “castrati”- han de cantar en
tesituras más agudas aún que las de los tenores, eso si, utilizando la media
voz, el falsete y la técnica más depurada para dar el mayor volumen posible a
su voz.
El
canto a plena voz plantea dificultades mayores en las tesituras extremas y al
oyente le ofrece esa especie de salto mortal de dar las notas “sin red”,
jugándosela el intérprete en el riesgo de encararlas, pero el canto a media voz
y el afalsetado puede transmitir en determinados momentos mayor sensibilidad y
delicadeza.
Pueden
advertir las diferencias oyendo la
romanza del tenor “mi par d’udir encore” de “Los pescadores de perlas” de Bizet
en las voces de, en primer lugar, Alfredo Kraus, cantada a plena voz
y
ahora, haciendo un uso mayor de medias voces y tonos afalsetados, en la de
Beniamino Gigli.
mi
consejo es que no renuncien a ninguna,
aunque Gigli y, más en esta página, solo ha habido uno. No se pierdan
ese “morendo” de la frase final
El
hecho de que algunos cantantes masculinos aborden tesituras de mujer tiene una
explicación cultural muy clara en nuestro mundo occidental bastante
influenciado y durante siglos dominado por la iglesia católica. Si H.L.Mencken
dijo aquello de que “el primer indio que vio Colón hizo un descubrimiento
atroz”, podríamos decir que cuando San Pablo se cayó del caballo “las mujeres
sufrieron un golpe atroz” pues el papel que este organizador les reservó en la
Iglesia y en las iglesias fue “ninguno”.
De
ahí en adelante la mujer no tuvo ni voto, ni voz, y a eso vamos, a que no tuvo
voz y sus “voces” hubieron de ser suplidas a la hora de cantar por hombres, lo
que nos allana el camino para entender el papel de “contratenores”, “castrati” y demás usurpadores.
En
los cantos de las primeras iglesias de Roma, milanesa, y en las escuelas como
la de Nuestra Señora de París o en el
canto gregoriano, no había lugar para la
mujer. Con posterioridad, en la polifonía a partir del siglo XV se compuso para
voces que hubieran debido corresponder a voces femeninas pero éstas seguían
vetadas en las iglesias por lo que hubo que encomendárselas, las más agudas de
ellas, a puericantores, niños que sin haber alcanzado la pubertad aún no habían
sufrido la “muda” de su voz y, las más graves, a hombres que cantaran en
tesitura de mujer, los contratenores.
Esos
siglos del XV al XVII dieron los mejores momentos de esas voces de
contratenores, hasta que a alguien se le ocurrió la brillante idea de
“manipular” a los niños cantores antes de que
les cambiara la voz en la pubertad. Dicho y hecho: aparecieron los
“castrati”, niños de bella voz que eran castrados para mantenerla y que, con el
tiempo, se hicieron con los papeles que anteriormente habían cantado los
contratenores pues su voz, la de los castrati, era natural, no necesitaban de
falsete para emitir las notas agudas y, por tanto, más potente; en muchos casos
con una tesitura de amplitud de más de tres octavas, bastante más amplia que la
de un buen cantante normal, no “manipulado” y además, en algunos casos, como el
de Farinelli y otros, muy bellas según los testimonios que nos han dejado
algunos de esos impenitentes viajeros ingleses que andaban zascandileando
siempre y por todas partes. (Según algún malintencionado francés- sus enemigos
ancestrales- el motivo de que tantos ingleses salieran tan viajeros no era otro
que el huir como fuera de la “apetitosa” comida inglesa)
Muchos
compositores, entre ellos Haendel y Purcell, empezaron a escribir papeles para
castrati y se fue apagando el fulgor de los contratenores y hemos de esperar
hasta el siglo XX para que aparezca Alfred Deller (1912-1979) y de un modo
autodidacta utilice su voz al modo de los antiguos contratenores, desempolvando
ese modo de cantar y de interpretar la música antigua en páginas de compositores ingleses como Blow, Byrd, Tallis
y Purcell.
Georg Friedrich Händel |
Óiganle
en la siguiente página de Haendel “Eternal source of light divine”:
FIN PRIMEIRA PARTE