jueves, 17 de julio de 2014

TEMPO DE LER (e IV)




Canto nos gustaría que estas entregas de títulos que levamos publicando en Versos e aloumiños  servisen para que se lese un pouco máis!
        Seguen a resultar aterradoras as cifras arredor da lectura e as vendas de libros.
       Acabamos de coñecer que, no ano 2013, esas vendas caeron un 10 % con relación ao ano anterior. Caeron!  Aínda máis nun país que le ben pouco? Terrible!


       Tendo en conta que os libros infantís e xuvenís van vencellados ás prescricións escolares, que hai libros-lixo que se venden e dan noxo, que o nivel do que se publica de maneira maioritaria non ten calidade, preguntámonos: quen entra nas librarías buscando literatura, literatura?
       Xa non sabemos que pensar.

       De aí, estas entregas. Bos libros para os pequenos  e non tan pequenos. Se non somos conscientes do que nos xogamos, a desfeita será inevitable.
       E xa non falamos do libro escrito en galego. Para poñerse a tremer.
       Ben, pois aí queda a cuarta e derradeira entrega deste verán. Poesía, imaxes e narrativa.

       Que gocedes do sol, do mar, da montaña, do río cun libro ben preto.



                         fragmentos, fragmentos, fragment…, fragm…




Un libro de fermosas imaxes e un pequeno texto ao principio e outro, como remate :     ¿Dónde está mi zapato?  do clásico Tomi Ungerer, editado por Kalandraka.










 … de todos los cuartos
que mi casa tiene,
si puedo elegir,
la cocina siempre.
De chupe, rechupe,
requetechupete.

Entre cucharones,
ollas y sartenes,
cubiertos y platos,
la cocina siempre.

De chupe, rechupe,
requetechupete.

Siempre la cocina,
tan grata y caliente,
de chupe, rechupe,
requetechupete.

De chupe, rechupe,
requetechupete.

        
                                                                                                    (Cómo como. Ignacio Sanz. Edelvives.)






            … a correr y ya no hablaron hasta llegar a su destino, la calle Níquel. Jadeantes, se detuvieron delante del número 92.
   - ¿Qué? ¿Otro solar vacío? – se desesperó Max.
    Eso era. Con una valla medio caída, porque debía de llevar…

       
                                                                 (El asesinato de la profesora de Ciencias. Jordi Sierra i Fabra. Anaya)







       … latía a 120 por minuto, por lo menos. Creía que mamá notaría que estaba temblando por la mentira, pero no notó nada. Cogí la cámara, me puse los zapatos y la cazadora y me despedí de ella. Casi nunca…
     
                                                                                 (Un chico diferente. Ricardo Gómez. Edelvives)




 …  la vieja puente del río
no mira pasar el agua
la vieja puente de piedra
a solas desconsolada.

De piedra puente del río
llora en la noche del agua
no pasa sobre sus arcos
mi amor por la madrugada.

Mi amor se fue con la noche
agua que llora en el agua
igual que llora la puente
llora de pena mi alma.


                                
                                            ( De los álamos el viento. Ramón García Mateos. Faktoría K de Libros)





… si abriera yo una tiendita,
adivina, adivinanza,
¿sabéis lo que vendería?
Solo esperanza.

“¡ La esperanza está barata!”,
pregonaría a la gente,
y, por dos perras, daría
cuanta quisiera el cliente.

Y a los pobres que no tienen
ni para desayunar
les daría mi esperanza
toda entera y sin pagar.



                                                                      (Retahílas de cielo y tierra. Gianni Rodari. Ed. SM)




… en silencio van los peces,
en silencio van y vienen,
en el silencio del agua
se deslizan mudos, leves.

Sobre la piel azulada
del mar frío de noviembre
se adentra en la noche un barco
con una luz en la frente.

En silencio van los peces,
en silencio van y vienen;
también el barco en silencio,
mudo silencio de redes.



                                                                           ( A mares. Mª Jesús Jabato. Faktoría K de Libros)







        … mujer consiguió sacarla del agua a duras penas y transportarla hasta la acera. La apoyó en la torre de la iglesia. Frits comprendió desde el primer momento que la señora Dussel quería alcanzar…

                                                           
                                                                           (Luces en el canal. David Fernández Sifres. Ed. SM)