UN POCO DE MAGIA, POR FAVOR
Alfredo Gómez Cerdá
Hace algunos años escribí un cuento que se editó en el
disco "Cuentos de los Tres Colores" (RTVE-Música). Se reunieron
dieciséis textos de distintos escritores, leídos por voces famosas (Julio César
Iglesias, Ana García Castellano, Andrés Aberasturi, Paloma Lago, Pedro
Piqueras, Luis del Olmo, Carmen Martín Anguita...) Imagino que el disco será
sencillamente inencontrable.
Creo que es el momento apropiado
para rescatar mi cuento, que se titula UN POCO DE MAGIA, POR FAVOR, y que solo
es una sencilla carta a los Reyes Magos.
"Queridos Reyes Magos, me
llamo Luis y os escribo personalmente por primera vez. Otros años la carta la
escribían mis padres. Aunque me ha costado mucho trabajo, he aprendido a leer y
a escribir.
Soy sordo de nacimiento y, por
eso, no sé lo que son los sonidos. Mis padres y profesores se esfuerzan en
explicármelo y no pasa un solo día sin que yo trate de imaginármelos.
Sé que los sonidos nos rodean por
todas partes, aunque yo no pueda oírlos. También sé que las palabras que ahora
estoy escribiendo en este papel pueden pronunciarse en voz alta y entonces
vuelan de unas personas a otras.
Sé que los pájaros cantan en las ramas de los árboles, o que en días de
tormenta, tras el relámpago, retumba el trueno. O que cuando llora mi hermana,
que solo tiene tres meses, revoluciona toda la casa. O que mis padres a veces
escuchan un sonido muy bonito llamado música.
También sé que los trenes
producen un sonido muy fuerte, que mi madre llama estruendo. Vivimos muy cerca
de las vías. A mí me gusta asomarme a la ventana de mi habitación para
contemplar los trenes que van y vienen.
Mi favorito es el tren de mercancías de las diez. No va pintado con colores
llamativos ni los vagones están iluminados por dentro. Si la noche es cerrada,
apenas puede vérsele. Es tan largo que a veces parece que nunca va a terminar
de pasar.
Es el que más sonido produce. Yo
pego mi cara al cristal y pongo mis manos abiertas en la pared, a ambos lados
de la ventana, para sentir así las vibraciones.
Queridos Reyes Magos, los niños
como yo os escriben cartas año tras año para pediros juguetes, sobre todo
juguetes. ¿Y por qué solo juguetes?, me pregunto. Vosotros sois magos. Lo dice
hasta vuestro nombre. Yo creo que sois los mejores magos del mundo, sobre todo
porque lleváis más de dos mil años siéndolo.
Por eso, no quiero pediros
juguetes en mi carta, sino que hagáis un poco de magia conmigo, solo un poco.
Mis padres ya me han advertido que uno no debe ser egoísta ni acaparador a la
hora de escribir a los Reyes Magos. Yo no quiero serlo.
No deseo ningún juguete. Por
favor, solo haced un poco de magia conmigo. A vosotros no os resultará
complicado. Lo que os pido es que me permitáis oír el sonido del tren de
mercancías de las diez. Solo eso. Pero no quiero ser egoísta. Me conformaré con
que me permitáis oír ese sonido una vez. Solamente una vez. Nada más que una
vez.
Mientras os escribo estas
palabras siento que los nervios empiezan a apoderarse de mí. Ya estoy ansioso
esperando vuestro día, o mejor dicho, vuestra noche.
A las diez en punto estaré junto
a la ventana de mi habitación, con las manos apoyadas en las paredes y la cara
aplastada contra el cristal, esperando que se produzca la magia.
Para mí será el momento más feliz
de mi vida. Y a vosotros... ¡os resultará tan sencillo hacerlo!"