A mares
Ilustr. Rocío Martínez.
Ed. Kalandraka. 2014
Descubrir a Mª Jesús
Jabato y poder leerla a fondo fue todo un placer. Tras la lectura de sus
versos, enseguida me di cuenta de que estábamos delante de una de las voces más
prestigiosas de la poesía para niños (¿sólo para niños?) de este país.
Yo ya había leído Domingo de pipiripingo (Ajonjolí.
Hiperión), Premio Príncipe Preguntón,
hacía tiempo, pero los libros que ha ido publicando después son un descubrimiento
y la constatación de que estamos ante una poeta de altísima calidad.
Concuerdo con ella
en todo lo referente al acto de escribir poesía infantil. Concuerdo con la
autora cuando afirma “que la poesía ha de transmitir emoción. Una
emoción que una las almas del escritor y el lector”. Porque Mª Jesús
Jabato respeta a los niños, no rebaja la calidad poética y sabe limitar
perfectamente el empleo del lenguaje a
niveles que a los pequeños les resulte comprensible.
El libro que nos ocupa
es una verdadera delicia. A Mares
está compuesto de 31 poemas, en los que la naturaleza, los animales, los
sentimientos tienen que ver con el mar. Son poemas juguetones, con un ritmo
medido y musicalmente perfectos. Sus imágenes, fundamentalmente metáforas, te
embrujan (Se cayó un limón al mar, / pez amarillo, / y ahora sabe a sol y a sal,
/ limón marino). Precioso. Las repeticiones infunden consistencia a sus
versos, las preguntas que algunos poemas contienen los hacen cómplices de los
lectores y el humor provoca un sentimiento de íntimo optimismo.
La autora se
maneja de maravilla entre los ecos de la poesía popular (¿quién que escriba
poemas para niños no ha bebido de un tesoro tan inmenso?) utilizando esos
recursos tradicionales con maestría, pero da un paso más allá y consigue, con
un lenguaje limpio, cristalino y elegante unos poemas llenos de una esencia
lírica evidente. Una esencia que emociona, más allá de la edad que tengas por
su forma y por su fondo.
Son los suyos,
poemas para gozar con los sentidos. Por su vitalidad. Son los suyos poemas que
contagian. Su discurso poético es muy vivo y entrañable.
A mares es un nuevo ejemplo de por donde han de transitar los
poemas pensados para los buenos lectores de poesía, sin estar
condicionados por la edad.
Las ilustraciones
de Rocío Martínez, espléndidas. En
tonos suaves, captan el espíritu del poemario. Son, como éste, delicadas, casi
frágiles, pero llenas de expresividad y un cierto humor que encandilan.
Estamos ante una obra de gran magnitud. En lo
plástico, en lo literario, en la edición. Se van acabando las disculpas de los
adultos para justificar que no hay libros de poesía adecuados para los
chavales. Con libros como el que comentamos aquí, uno se reconcilia con la vida
y cree en la posibilidad de que las sombras que, desde siempre, cubren la
lírica infantil, pueden disiparse.
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO
Fundación Jordi Sierra i Fabra en Barcelona |