domingo, 6 de marzo de 2016

ESCAPARATE POÉTICO (LXXII) Piedad Bonnett





                     PIEDAD  BONNETT  (Amalfi, Antioquia, Colombia, 1951)





LAS CICATRICES


No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuente en ella,
algún dolor. Pero también su fin.
Piedad  Bonnett
Las cicatrices, pues, son las costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de que nunca olvidemos las heridas.



DOLOR  FANTASMA


El miembro
que el bisturí ha arrancado limpiamente

palpita sin embargo de dolor

perseverante.

Y escuece,
y afiebrado se resiste
a no ser.

Prueba de que el vacío también duele.
De que no siempre alivia
amputar lo que daña.
De que lo muerto
puede heder ya y seguir  siendo  punzada.




EL MUNDO ANCHO Y AJENO

Se trata de Sun Danyong, un joven chino.
Dicen que tenía veinticuatro años,
que ensamblaba piezas de aparatos electrónicos,
que vivía lejos de casa, en Hon Hai,
que trabajaba doce horas diarias, como todos sus
      compañeros,
que dormía en sus horas libres, como todos sus
      compañeros,
que entre ellos había un diálogo escaso
porque casi no se conocían.
Nadie sabe otra cosa,
salvo que saltó por la pequeña ventana de su cuarto de dos
      por dos,
y que es uno de los muchos que han saltado
en el último año.
Ah, sí. La noticia dice una cosa más:
que los empresarios de la fábrica
han puesto mallas en todas las ventanas
para evitar más suicidios.

Leo la noticia en Google, en mi computador portátil,
por donde puedo ver el mundo ancho y ajeno.



LA RIGIDEZ  DEL  MURO

Cómo se obstina el muro en su tarea.
Con cuanta coherencia permanece
idéntico a sí mismo,
neutral, indiferente, impenetrable.
El ojo ávido
se estrella como un pájaro
contra su impavidez de vigilante.

Quisiéramos abrirle un agujero.
Quisiéramos vencerlo y que se abriera
a un jardín o a un secreto.

Pero es posible
que sólo sean malezas y basuras
lo que oculta.

Celebremos entonces su silencio.
Y dibujemos
sobre su estéril superficie blanca
lo que nos dé la gana:
nuestro nombre, un poema, una consigna,
un cursi corazón atravesado.
Arañemos su terquedad de viejo
como niños alegres y fluctuantes.




[Del poemario Explicaciones no pedidas (XI Premio Casa de América de Poesía Americana), editado por Visor, 2011]




Entrevista a Piedad Bonnett: "La fuerza de la poesía"