Acabo de recibir un
texto que describe moi ben o acontecido en León o pasado venres día 6 de
decembro no Auditorio ”Ángel Barja” do Conservatorio de Música.
O noso amigo Manuel
Cruz, que gozou co acto, tenta reflectir as sensacións vividas por todos os que
alí nos xuntamos. Difícil, moi difícil, porque as emocións carecen de palabras,
pero achégase con intelixencia.
O vivido ese día ficará
dunha maneira perpetua no meu corazón. Ademais, o que Manuel non sabe (veu de
Salamanca para asistir ao evento e marchou ao remate do mesmo) é o ambiente
vivido durante esta fin de semana arredor dun acto tan fermoso. Coñecer persoas
marabillosas, reencontrarse con amigos que non ves a miúdo, vivir xuntanzas moi
intensas de amizade e agarimo, compartir vivencias que moi raramente se
producen. Un ambiente cheo de afectos propiciado pola calidade humana de dúas
persoas incribles como son Eugenio Castro e Asun Carracedo. Elas foron as
causantes, felices anfitrións duns días inesquecibles.
Xa que Manuel Cruz me
enviou para “Versos e aloumiños” este texto, acompáñoo dunhas fotos que
complementan, nunha pequena parte, esta festa marabillosa de poesía e música.
Grazas, Asun e Eugenio,
por serdes tan amables e agarimosos.
El
pasado viernes, día 6, en León viví uno de los actos más emocionantes que
música y literatura puedan deparar.
El
Auditorio “Ángel Barja” del Conservatorio de Música de la ciudad
castellano-leonesa estaba repleto para asistir a la presentación de los libros
“Queda la música” de Antonio García Teijeiro y “Miguel Hernández en 48
estampas” de Pedro Villar.
Me
voy a referir, fundamentalmente, al primero de ellos, porque estuvo rodeado de
una música de primera calidad, escrita especialmente para el evento,algo que emocionó a las muchas personas que allí nos
encontrábamos.
En
un acto, pensado, preparado de una manera perfecta y desarrollado con maestría
por Eugenio Castro y Asunción Carracedo, responsables de la admirable editorial
“Amigos de papel”, la palabra poética y la música llena de poesía inundaron un
espacio hermoso, en el que los asistentes disfrutaron de lo lindo.
Se
inició dicho acto con unas precisas y preciosas palabras de la escritora y editora Asun
Carracedo, quien presentó el mismo al público allí congregado. Fue la
conductora perfecta de todo lo que se iba produciendo.
En
la mesa, junto al autor, Antonio García Teijeiro, se encontraban Tesa González,
la magnífica ilustradora del libro y el Premio Nacional de Literatura, Alfredo
Gómez Cerdá, que habló del libro y de la figura del poeta con un enorme cariño.
Leyó un texto precioso. Antonio García Teijeiro dio las gracias emocionado a
todas aquellas personas cercnas que tanto le ayudan a ser quien es.
Mención
especial a su hija, Noa, presente en el acto, a su mujer, Susi, y a su nieta,
Libby, de cinco meses que vive en EE.UU., a la que va dedicado el libro.
Pero
al poeta le aguardaban algunas sorpresas. Y todas musicales, claro. No
olvidemos que los poemas, además de la musicalidad presente en toda su obra,
tratan de la música y de sus instrumentos y variadas formas.
“Queda
la música” toma su nombre de un verso de una canción de su admirado Luis
Eduardo Aute, quien por cierto, le “regaló” una frase muy ingeniosa para decir
en la presentación: “La distancia más corta entre dos puntos es la Música”.
El título del poemario, un homenaje a Aute |
Y
la música estuvo presente en todo el acto. Alfonso Salas, cantautor y
compositor, puso música y leyó “Tres piezas breves”. Versos de “Queda la
música” que interpretaron Héctor Sánchez Ruiz (piano), Elvira Gutiérrez
(violín), David Blanco de Paz (viola) y Almudena García San Juan (violonchelo).
Y
la gran sorpresa se produjo cuando Asun anunció la composición de una canción,
“Queda la música”, del compositor mexicano David García Hernández, creada
expresamente para este acto. Un auténtico regalo, una joya que interpretaron
magistralmente Noelia Álvarez Blanco (soprano) y Héctor Sánchez Ruiz , al
piano. Fue un momento estelar de la tarde-noche. Antonio García Teijeiro estaba
emocionado. Al terminar la ejecución, el poeta se levantó y saludó efusivamente
a ambos maestros por la interpretación tan sensacional de tan bella pieza.
Noelia Álvarez Blanco canta la canción "Queda la música" del compositor mexicano David García Hernández. |
La
segunda parte estuvo dedicada a la presentación del libro de Pedro Villar,
“Miguel Hernández en 48 estampas”. Un libro muy original, creado al estilo de
los cantares de ciego o de cuerda.
Con las estupendas ilustraciones de Pedro
Villarejo, el autor va contando en estrofas de cuatro versos la vida de un
autor extraordinario. El gran poeta Juan Carlos Martín Ramos presentó esta obra
y estuvo acompañado por el ilustrador, Pedro Villarejo y el poeta de Villena. El
propio Pedro, vestido de ciego, con su hijo como lazarillo, fue recitando los
versos acompañado por las imágenes como si estuviese en el centro de la plaza
de un pueblo, con la “Música callada (I,VIII, XI, XII, XXII “ y la “Canción VI”
de Mompou, interpretada con maestría por el maestro Sánchez Ruiz.
Manuel
Ferrero y Alfonso Salas (guitarra) cantaron poemas musicados de Miguel
Hernández y cerraron el acto con el recitado de la canción “Vientos del
pueblo”, de este poeta universal, creando un clima emotivo de difícil
descripción.
Vientos del pueblo me
llevan,
vientos del pueblo me
arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la
garganta…
MANUEL CRUZ FERNÁNDEZ