ANDRÉS TRAPIELLO (Manzaneda de Torío, León, 1953)
LILAS FUERA DEL TIEMPO
DURAN siglos los días en el niño,
largo y corto su tiempo como un
sueño.
Los meses del adulto son, en cambio,
a causa de la brega que es su vida,
un trabajo penoso de atahona
y molienda de tantas ilusiones,
que se le van en ansias locamente.
Y, sin haberse dado cuenta, un día
su futuro ha pasado y que los años,
unos detrás de otros, van cayendo
con vértigo fatal como las últimas
migas de tiempo en el reloj de arena,
a menos que suceda como ahora:
el olor de unas lilas. Las primeras
tras un invierno riguroso y lóbrego.
De pronto la ebriedad de este perfume
a miel, a manantial, a azules brisas
ha conseguido ser más que memoria,
que el niño y el adulto y quien ya
soy
en un punto se encuentren siendo
iguales,
siendo plena conciencia de tal fuga,
sintiéndola al vivirla como eterna,
lilas de abril, lilas fuera del
tiempo.
ÁRBOL
DEL origen del mundo
ha venido ese árbol
con sus oscuros frutos,
tan dulces, sin embargo:
la conciencia y el sueño.
Me encontraréis bajo sus verdes ramas
donde quiera que esté, pues donde
vaya
viene conmigo él,
inmoble vagabundo de lo eterno.
Y si acaso creyerais que estoy lejos,
hablad con sus raíces, preguntad a
sus hojas,
a la tierra y al modulado viento:
hablaré con su voz como en mí
hablaron,
cuando viví, los muertos.
(Del libro Segunda
oscuridad, editado por la editorial Pre-Textos, 2012)