Mar Pavón é unha desas persoas que son referencia na LIX deste país. É, como ela se define, “unha soñadora de historias”.
De historias e de poemas, engado eu. Unha
voz sólida, chea de matices ben ricos, que ateiga de humor, de cores e de vida
os espazos que habitamos os que sempre nos consideramos nenos e nenas nun grao
abondo.
Si, eu gozo coas súas obras, tanto en
prosa coma en verso, co seu xeito de comunicar, co optimismo do seu discurso
literario. Envólvenme os seus poemas e consegue que sorría cada vez que me
perdo polos seus versos. Versos directos, frescos, xogantíns, cunhas doses de
humor que se agradece.
Por estas e outras razóns Mar Pavón tiña
que estar nesta sección, A luz das palabras, do noso blog-revista Versos e
aloumiños.
E está. Unha honra para todos nós.
Non perdades ninguna palabra dos seus
textos. Son pura emoción.
Soñadora |
Reflexión para “A luz das palabras”
Siempre digo —lo creo profundamente— que escribo por pura vocación y, de hecho, no me recuerdo sin un lápiz en la mano. Pero en este punto del camino, después de vivir algunas experiencias ciertamente impactantes por su carácter sobrenatural, puedo aventurar que esa vocación con toda probabilidad la mantengo de alguna existencia pasada, y con ella afortunadamente sigo emprendiendo lindos proyectos, muchos de los cuales tengo el privilegio de compartir a gran escala gracias a la edición. Y aunque con la poesía la escala suele quedar considerablemente reducida por diferentes motivos, a cual más desolador, reivindico modesta pero firmemente mi condición innata de poeta, empujada, sin duda, por una ilusión comparable a la que me llevó a componer mis primeros versitos, con apenas ocho años y ya enganchada de por vida a la lectura, esa droga preciosa y perfecta que nos transporta otorgándonos —y aquí no ha lugar a aventurar y sí a la aventura misma— otras existencias en otros mundos.
Tomado de Galería risueña. |
LA GOTA DE ROCÍO
Una gota
de rocío
llegó
hasta Belén
y el
Niño chiquito
la quiso
coger.
—No la
cojas mi niño
—le dijo
José—,
que las
joyas del cielo
está
prohibido coger.
Sal del salón
Un día, la niña
se hizo mayor
y dejó de hacer
ruido en el salón.
Y dejó de dar
portazos al viento;
anclado en el tiempo
quedó su fragor.
Un día, temprano,
sonó su futuro.
Fue solo un murmullo
pero despertó.
De juego manido
le habló la mañana
aunque fue el mañana
quien la conquistó.
La tarde, alertada,
vino con la siesta
y soñó despierta
en su habitación.
Mas la noche fue
la que le brindó
sueños de cuché
de mujer en flor.
Un día, la niña
se hizo mayor
y a salón de té
le olió el corazón.
Mar Pavón,
enero de 2018.
(Para el gran poeta
Antonio García Teijeiro,
con cariño, admiración
y aún más agradecimiento,
porque lo que fue “increíble”
es que él me lo pidiera.)