Oita e Jaume, autores da crónica. (Foto Carmen Corbal) |
Oita,
Jaume, Carmen, Candi… teñen un alto concepto da
amizade. Son persoas de ben.
Preparan encontros para vérense, percorren vilas e
cidades, gozan coa natureza, andan e andan cos ollos ben abertos na procura da
beleza.
Non esquecen, endexamais, a literatura, a
música, a arte. Son persoas que reparan nas pequenas-grandes cousas que amosa a
vida. Senten fondamente os aires da harmonía e non dubidan en sinalar todo
aquilo que os fere ou lles produce noxo.
Odian a inxustiza.
Aman o fermoso.
Renegan do artificial.
Autenticidade pura nos seus actos.
Por iso lles pido que escriban para Versos
e aloumiños as crónicas dos seus encontros. Neles, ademais de ganas de
vivir, deixan apuntamentos dos seus gustos artísticos, musicais ou literarios.
Sempre expresados no marco dun sentimento de amor profundo pola natureza.
Unha vez máis, podemos achegarnos a eles
e tomar nota de detalles que encerran as súas palabras.
Grazas, de novo, pola vosa xenerosidade
con este blog-revista.
Otro encuentro en la sierra
del Guadarrama
El objeto de volvernos a
encontrar en Cercedilla es pasar unos días agradables en buena compañía y dejar
atrás los fantasmas de lo cotidiano, ¡ lástima que estén en el mismo sitio cuando volvamos!
Bien
pertrechados con unos cuantos libros, ganas de conversación y dispuestos a
reírnos hasta la saciedad.
También nos acompaña la técnica: dos
ordenadores portátiles con los que ver algunas películas y con los que ponernos
al día de las conspiraciones que traman la gentuza que nos gobierna. Así nos
enteramos de la nefasta gestión del ébola por parte de las autoridades
sanitarias.
Lo primero que hacemos, después de los
saludos y abrazos de rigor, y de organizar la impedimenta de la casa es consultar
lo que está leyendo cada cual: Tanguy de Michel del Castillo; Las lecciones de las cosas de Luis Mateo Díez; Diarios indios de Allen
Ginsberg, Los viejos dioses nunca mueren: Rolling Stones de Stephen Davis; El laberinto mágico de Max Aub, en libro digital; Emilio
Salgari; Más oscuro que el más profundo
mar. En busca de Nick Drake deTrevor
Dann; El policía que ríe de Maj
Sjöwall y Per Wahlöö.
Viene a las mientes, por ejemplo, el último libro leído que trata someramente
de estos parajes: El hombre que amaba a los perros
de Leonardo Padura y trata, entre
otros muchos temas, de la defensa del Guadarrama por las tropas republicanas
ante el avance fascista en la guerra civil.
De la mano de Michel del Castillo y de
Leonardo Padura hablamos repetidamente de los amargos cuarenta años de franquismo continuados por
sus descendientes naturales, cuántos en las filas del PP tienen apellidos de
resonancia del viejo régimen. Época de la que nosotros, afortunadamente, sólo
conocimos los últimos estertores. No se libran de nuestros denuestos los
corruptos personajillos del PSOE.
A la barbarie de la dictadura le sigue
bestialidad del neoliberalismo con sus ansias de privatizar todo lo que es público y si
este país nunca ha llegado a tener un
estado de bienestar desarrollado esta caterva de energúmenos trata de
privatizar todo lo que es público. Lo que se sabe que en ningún país ha
funcionado aquí se le da otra vuelta de tuerca.
Oita, Carmen y Candi nos ponen al día de las nuevas de la cruz del Castro y la
negativa de los socialistas a llevar a cabo a lo que se comprometieron siendo
oposición, e incluso a desacatar un requerimiento judicial. Estando tan cerca
del Valle de los Caídos produce auténtico sonrojo los acontecimientos que nos
brinda este triste país. Otra patada a la memoria histórica.
Debido a que Oita está lesionado, ¡a
saber que habrá hecho con su pierna!, no damos los largos paseos previstos y
los sustituimos por cortas y agradables caminatas en busca de sabrosos níscalos,
boletus edulis y el sorprendente descubrimiento del apagacandil (coprinos
comatus), suculentos ejemplares que rapidamente pasan a formar parte de
nuestros platos y son ingeridos para mayor gloria de estos cuerpos serranos.
Un restaurante en Zamarramala nos sugiere
un manjar de revoltillo de amanita
cesárea que no es deglutido al instante porque entramos después de una comida
campestre en busca de un reparador café. ¡Volveremos! y no es una amenaza.
Según el añorado Vázquez Montalbán
la amanita cesarea es, con diferencia, la seta más sabrosa de las que él probó.
Y ninguno de nosotros la ha catado nunca.
Foto de Carmen Corbal |
Para hacer más sabrosa la promesa de la
amanita nos cruzamos con unos versos de Machado grabados en una placa: cartas a
Guiomar que, si la memoria no falla, fueron escritos por estos pagos. En otra
fachada del mismo edificio otra placa nos cita unos versos, esta vez del Arcipreste de Hita. No sabemos que
relación guarda Hita, en Guadalajara, con Zamarramala en Segovia, o al
arcipreste con estos lugares, pero el encuentro bienvenido es.
Los parajes por donde nos movemos:
Cercedilla, donde están nuestros aposentos, Rascafría y Valsain, con sus
agradables paseos esporocárpicos (perdón por el palabro), San Ildefonso,
Segovia, Madrid, donde visitamos la exposición de Abelló y Toledo donde Oita y
Carmen quedan muy satisfechos con la exposición del Greco y otra de cerámica
para su mayor disfrute.
La monumentalidad de la ciudad queda
apagada por el tráfago de los turistas entre los que nos encontramos. Quedando
una fantástica ciudad en otro tiempo, digna de volver a ser visitada sólo
cuando sea ingrata para los turistas, en pleno invierno cuando el frío la hace
insufrible o por las noches. Para hacer más dura la estancia estamos a punto de
sucumbir con una comida que podría figurar en la cima del libro de los
horrores. Otro de los estragos de la masificación.
Otro aspecto importante del viaje pasa
por la música. Está claro que hoy en día se puede llevar en muy poco espacio,
miles de horas de música, pero lo importante es lo que podemos cantar o
tararear nosotros solos o acompañados por la guitarra. Y ahí podemos destacar a
Neil Young, a Beatles, Rolling Stones.
Pero los mayores destrozos los
conseguimos en la furgo donde cada vez que suena Coque Malla con su tema cointerpretado por Janette es, a la vez, vociferado por cinco berreantes divos.
A todo esto Carmen sostiene que para
viajar, ella prefiere llevar música en castellano y claro en su reproductor
puede sonar: Hilario Camacho, Pablo
Guerrero, Brincos,Vainica Doble, etc., etc., por el placer de cantar sin inventarnos nada,
poner nuestras voces encima y de sentirnos los reyes del ritmo.
Entre nosotros, que a nadie se le ocurra
viajar con Oita cuando está disfrutando de un libro porque hace imposible que
se pueda leer cualquier otra cosa. Las interrupciones son a una media de 10 por
minuto, rompiendo cualquier ritmo de lectura.
Especial emoción tuvimos escuchando un
programa de radio protagonizado por Gemma
Nierga y Juan José Millás en el
que entrevistaba a Paco Ibáñez por
su ochenta cumpleaños y por la gira que en estos días va a iniciar, Vivencias,
y donde cantó un tema en los cuatro
idiomas del Estado. La parte gallega eran de unos versos del amigo Antonio, nos
aclaró Oita.
Paco Ibáñez que, en palabras de un
profesor de literatura que tuvo Jaume por los primeros setenta, había
hecho más por la poesía que los mismos
poetas.
¡A
la salud de Paco!
Con
respecto a la música se lanza desde aquí un amistoso reto a Antonio para que
escriba algún artículo sobre libros musicales.
Cercedilla,
Octubre de 2014