Levaba calado algún tempo
e a súa presenza xa se botaba de menos.
Deille un toque cheo de amizade e Juan Carlos Martín Ramos envíanos un
texto magnífico, ocorrente, orixinal e humorístico sobre a figura dos seus
personaxes Don Quixote e Sancho.
Un poema teatralizado que paga a pena ler
e gozar.
Un teatriño de monicreques con estos dous
personaxes de Cervantes resulta un verdadeiro agasallo para Versos e aloumiños.
Agora que estamos vivindo un momento de
vergoña e abraio polo surrealista encarceramento de dous titiriteiros en Madrid; un lamentable
momento que intenta confundir de maneira avesa ficción con enxalzamento, Don Quixote e Sancho falan entre eles nunha
imaxinaria praza dunha vila que está gobernada por fornecedores de soños.
Para gozar e pensar coa palabra literaria
de Juan Carlos Martín Ramos. Un home dunha categoría humana excepcional, que,
deste xeito, quere homenaxear a don Miguel no seu cuarto centenario.
CRÓNICA CERVANTINA
JUAN CARLOS MARTÍN RAMOS
Parece
ser que oficialmente se ha tomado la decisión de pasar casi de puntillas por el cuarto centenario
de Cervantes.
Tal vez
sea mejor así. En España las grandes celebraciones en torno a un escritor o a
cualquier artista son habitualmente un eficaz preámbulo al más profundo e
irrecuperable olvido. Existe de hecho una fórmula matemática muy española que
se cumple en estos casos al 100 %:
pompa oficial=pompa de
jabón=pompa fúnebre
Pero
como intrépido corresponsal de Versos e Aloumiños en la ruta del
Quijote, me veo una vez más en la obligación de combatir la indiferencia y la ignorancia.
Miguel de Cervantes |
A falta de grandes fastos en torno a la figura de Cervantes, he echado mano de mis humildes recursos de antiguo titiritero. A saber, la fuerza de la imaginación y un diccionario de palabras que se lleva el viento.
He
decidido, pues, imaginarme que el grupo de títeres “Titiritaina” resurge de sus
cenizas, llega de pronto a una plaza (quién sabe si de un lejano pueblo
toledano o, ¿por qué no?, de una ciudad desde cuyas ventanas puede verse la
silueta de las Islas Cíes) y, sin permiso de la autoridad competente, monta con
gran rapidez su teatrillo ante la sorpresa de niños, jóvenes, señoras y
caballeros de mayor edad, así como de pájaros que por allí revolotean y de
perros que han sacado a pasear a sus amos.
Para poneros en situación, también vosotros, seguidores incondicionales de Versos e Aloumiños, debéis imaginar que estáis en esa plaza, que os habéis parado ante el teatrillo y que veis cómo de sus profundidades surgen de repente dos títeres, los dos protagonistas de una minúscula pieza teatral en verso que, a modo de humilde homenaje cervantino, llamaremos “Retablo de don Quijote y Sancho Panza”. ¡Atención, mucha atención! Salen a escena los dos personajes y hablan entre ellos:
- Tenlo
en cuenta, amigo Sancho,
nada
es verdad ni mentira,
todo
es según el color
del
cristal con que se mira.
-
Me alegra oírle esa frase,
pero
vuestra merced sabe
y,
si no, bien lo sé yo,
que
por culpa del color
de
su cristal me he llevado
más
de un susto y más de un palo.
-
No permitas, mi buen Sancho,
que
el sabio Frestón te engañe,
no
te creas la mitad
de
las cosas que te pasen.
-
¡Ay, señor!, no creo nada,
recuerdo,
y aún me duele,
cuando
volé manteado
como
si fuera un pelele.
-
No hagas caso, Sancho amigo,
y
aprende bien la lección:
la
vida que cuenta un libro
es
verdad, o tal vez no.
-
No, señor, si no me quejo.
Ser
quien soy es mi fortuna,
hacer al pie de la letra
lo
que haya escrito la pluma.
Por
eso soy su escudero,
por
vivir mil aventuras,
por
seguirle al fin del mundo
y,
si hace falta, ¡a la tumba!
-
¡Calma, Sancho, no exageres!
Soy
persona y personaje,
mi vida dentro del libro
es
eterna aunque me maten
y, si es verdad o mentira,
no
lo sabe ni Cervantes.
Mientras
tanto, vamos juntos
que,
si no, no somos nadie.
(Fin de la función. Fin del
cuarto centenario de Cervantes.)