JORDI SIERRA I FABRA, PREMIO IBEROAMERICANO DE LIJ 2013.
Jordi Sierra i Fabra |
El jurado del premio ha estado formado por
Juana Inés Dehesa en representación de la OEI, Bárbara Bonardi Valentinotti en
representación de IBBY, Regina Zilberman en representación del CERLALC, Pedro
Pablo Guerrero en representación de OREALC-Unesco y Agustín Fernández Paz
representando a la Fundación SM, convocadora del premio.
La entrega de la estatua conmemorativa y
los 30.000 dólares del Premio Iberoamericano tendrán lugar el 3 de diciembre,
por la tarde, a las 18 horas, en el marco de la Feria Internacional del Libro
de Guadalajara, la más importante del mundo de habla hispana.
En su casa de Barcelona. Parte de su discoteca personal |
Una
vez más, Jordi Sierra i Fabra, amigo de Versos
e aloumiños, entra en nuestro blog. Jordi es noticia y, a la vez, nos
enriquece con su enorme talento creativo.
Ya
acabáis de leer ese comunicado, las razones y todo lo que hay que saber sobre
este galardón. Bien explicado queda en las líneas de arriba.
Tengo
que reconocer que mi debilidad por Jordi se funde con el cariño que nos
tenemos.
Jordi
es un personaje, en la mejor acepción de la palabra. Él siempre va de frente,
con una honestidad que lo dignifica. Jordi no va de falso intelectual. Es una
persona sin dobleces, de lo más auténtico que he conocido. Tiene una línea de
comportamiento de la que no se sale y le hace, a veces, ser mal entendido. Pero
cuando lo conoces quedas prendado de su simpatía y su generosidad. Jordi es un
hombre bueno.
No
voy a hablar de sus Fundaciones. Son, sencillamente, ejemplares. Quiero, decir
únicamente, que a pocas personas como a él le importan tanto los jóvenes. Nunca
cerró a nadie la puerta. Todo lo contrario. Ha llegado a tutelar literariamente
a chicos y chicas que tenían grandes ilusiones por escribir. Y no tiene ningún
reparo en explicar su método de trabajo. Está publicado en libro. Más claro y
consecuente, el agua.
Independiente
de todo lo dicho, Jordi es una excelente persona. Con un humor a prueba de
bomba, afronta una vida llena de retos que ahora, parece, le están
reconociendo. No era sin tiempo. Y si de humor hablamos, no os cuento los
correos que nos cruzamos. Os partiríais de risa. Por supuesto, el más ingenioso
es él.
Abusando
de su generosidad, le dije que no pondría la noticia si no nos enviaba un
texto. Tras ponerme verde (en broma) y a pesar de que le interrumpí una
película que estaba viendo por la noche (normalmente va al cine) en su casa,
nos envió este hermoso texto, El bombardeo,
perteneciente a un libro inédito, Cuentos
mínimos, para que lo publicásemos en este blog-revista.
Un
honor y una satisfacción. Jordi Sierra i Fabra jamás le falla a nadie y menos a
los amigos.
Es
hermoso compartir con él una amistad profunda.
Y
es muy fácil, porque Jordi es único.
Gracias,
amigo, hermano en Dylan. Una vez más has demostrado tu afecto. Y somos muchos
los que te queremos. A los otros que les…
Por favor, disfrutad leyendo.
Congreso del IBBY en Santiago de Compostela. Premio a su Fundación |
EL BOMBARDEO
Los aviones entraron en el valle por el sur.
Surgieron de entre las nubes, coronaron las cumbres arboladas, se
desplegaron a lo ancho de la tierra y se abatieron como grandes
pájaros sobre las cabezas de los que contemplaban su aparición con el
estupor tintado en sus rostros.
Volaban bajo, casi a ras de suelo, para que sus blancos fueran más
diáfanos, para no fallar, para lograr su objetivo al máximo.
Los hombres, mujeres y niños miraron al cielo sin poder escapar.
Era tarde.
Se abrieron las compuertas.
Los libros comenzaron a caer, desplegando sus cubiertas de colores,
haciendo volar sus páginas llenas de letras, convirtiendo sus
historias en grandes bombas llenas de paz, amor y esperanza.
A Safri le cayó en la cabeza un tratado de horticultura, a Mussy una
novela de piratas, a Zaheria un poemario, a Penhu un diccionario, a
Bushi un comic de ciencia ficción...
Ah, qué hermoso...
El día en que todo cambió.
El día en el que los aviones arrojaron vida para vencer la oscuridad
de la incultura, luz para derrotar la muerte de los sentidos, magia
para evitar el olvido absoluto.
© Jordi Sierra i Fabra
(Del libro inédito "Cuentos mínimos")
Los aviones entraron en el valle por el sur.
Surgieron de entre las nubes, coronaron las cumbres arboladas, se
desplegaron a lo ancho de la tierra y se abatieron como grandes
pájaros sobre las cabezas de los que contemplaban su aparición con el
estupor tintado en sus rostros.
Volaban bajo, casi a ras de suelo, para que sus blancos fueran más
diáfanos, para no fallar, para lograr su objetivo al máximo.
Los hombres, mujeres y niños miraron al cielo sin poder escapar.
Era tarde.
Se abrieron las compuertas.
Los libros comenzaron a caer, desplegando sus cubiertas de colores,
haciendo volar sus páginas llenas de letras, convirtiendo sus
historias en grandes bombas llenas de paz, amor y esperanza.
A Safri le cayó en la cabeza un tratado de horticultura, a Mussy una
novela de piratas, a Zaheria un poemario, a Penhu un diccionario, a
Bushi un comic de ciencia ficción...
Ah, qué hermoso...
El día en que todo cambió.
El día en el que los aviones arrojaron vida para vencer la oscuridad
de la incultura, luz para derrotar la muerte de los sentidos, magia
para evitar el olvido absoluto.
© Jordi Sierra i Fabra
(Del libro inédito "Cuentos mínimos")
Con Jordi, en su casa de Vallirana. |
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO