Foto de Anxo Cabada |
Estoy escuchando el disco, Center of universe, de Giant Sand, un grupo que cada día me
gusta más. Y estoy leyendo un libro de la escritora catalana Care Santos, Te diré quién eres (Alba.Joven), a
quien conocí personalmente en Miami y que estuvo recientemente en el Colexio
Possumus, en un precioso encuentro con los alumnos de 3º y 4º de la ESO.
En el libro que tengo en mis manos,
y con el que estoy disfrutando, leo lo siguiente: Moisés, el profesor de literatura, es un ancianito tan entrañable como
aburrido. Con él, la literatura se vuelve un campo de batalla del que no hay
modo de salir vivo (…)
Me detengo aquí. Literatura es
igual a aburrimiento. Literatura es un campo de batalla en el que vas a morir.
Metafóricamente, claro. ¡Qué triste! ¿no? Y vuelvo a insistir. Este tipo de
profesores, que aún quedan muchos, están destruyendo algo tan maravilloso como
las novelas, los relatos cortos y la poesía. Dudo que sientan el hecho
literario como algo gozoso en toda su dimensión.
Sigue el relato diciendo que el tal
ancianito llega a clase con un libro extraordinario, La voz a ti debida, de Pedro Salinas. Y Marta, una de las
protagonistas de esta novela juvenil, adivina el horror que se avecina. Es
decir, poesía igual a horror. Pedro Salinas convertido en un aburridísimo
poeta. ¿Por qué?, me pregunto. Pues porque el profesor no intenta fascinar a
sus alumnos con la palabra poética, algo que se repite a menudo en muchísimas
aulas de nuestro entorno.
Y sigo leyendo: (…) No es la primera vez que
Moisés trae a clase un poema de catorce versos y se pasa una larga hora
diseccionándolo palabra por palabra, como si fuera un científico aficionado a
hurgar en las tripas de las cobayas de laboratorio (…)
Con Care Santos |
Vuelvo a detenerme . Reflexiono. Y
afirmo que la poesía, en las escuelas, en los institutos ha de ser algo que
emocione. Para ello, el profesor ha de hacer suyo el poema, lo ha de interiorizar y lo leerá convencido
de que sus alumnos y alumnas lo van a disfrutar. Primero, eso sí, una buena
elección. Luego, ha de sentir que los versos lo conmueven a él y, a continuación, los leerá bien, directos al corazón de los oyentes, para contagiarles la magia que
contiene. El poder de la poesía. Los
profesores que hacen de ella un laboratorio se equivocan de pleno. Consiguen
que este género literario, tan maltratado pero tan generoso, no salga de su
cápsula de miedo y desdén en que se encuentra. Afortunadamente, conozco a
maestros y maestras que han cambiado radicalmente la presencia de la poesía en
sus aulas. Pero aún queda mucho por hacer en este terreno. Mientras no
consigamos que los lectores o los que escuchan los poemas no vibren, el
resultado y la pregunta tópica se seguirá haciendo: ¿Por qué no se lee más poesía
en esta sociedad que tanto necesita de ella?
Y termino de leer: … de la aburrida clase de literatura en
que Moisés se dispone a leer el poema, y Marta y Rocío se arman de paciencia
para seguir las explicaciones de ese dinamitador
de hermosas palabras (…)
En Medellín |
Care Santos, en estas dos páginas,
hace una crítica, con un diagnóstico muy inteligente: están dinamitando la poesía. Y no lo podemos permitir. La belleza
de la palabra literaria es una realidad incuestionable. No se debe continuar
dándole patadas a lo hermoso. No debemos
permitir que personas, como el Moisés del libro, acaben con el entusiasmo que la
poesía provoca en los niños y niñas, cuando se les transmite con la convicción
y la seguridad de que les va a gustar. Porque, y lo digo por experiencia, no
sólo les gusta, sino que la gozan de
manera sorprendente. Es algo por lo que muchos llevamos luchando desde hace
tiempo. Queremos que la poesía, tan variada afortunadamente hoy en día, llegue
a lo más profundo de nuestros pequeños. No lo olvidemos, seres que se están
formando. De no hacerlo así, sería una verdadera catástrofe.
Y ahora voy a poner aquí algunos de
mis poemas, escritos en castellano. Más adelante, haré lo mismo con los que
escribo en gallego.
Cinco poemas de cinco libros
diferentes.
LA BARCA
de madera de ciruelo.
La echamos en el estanque
donde se refugia el cielo.
La barca no tiene remos,
ni velas, ni marineros.
La empujan vientos de espuma,
alegres titiriteros.
Las aguas surca la barca
de madera de ciruelo,
la barca llena de vida
que un día compró mi abuelo.
(De Versos de agua. Ed. Edelvives)
A FEDERICO GARCÍA LORCA
¡Ay! La luna está tocando
las castañuelas del aire
y el niño la está mirando.
Flota tu triste sollozo
en los llanos y jardines
¡Ay, cómo toca la luna!
¡Ay, cómo lloran las flores!
Allá vienen los gitanos
con panderos de colores.
¡Ay, fuente clara del cielo!
¡Ay, pandereta de espuma!
Federico está meciendo
a un gitanito en su cuna.
(Del libro Al hilo de la palabra. Ed. Hiperión)
PALOMAS
Palomas
de colores
embrujadas
Palomas
Palabras
inventadas
Palomas
y
Palabras
mil veces
mil, pintadas
Palabras
y
Palomas
mil veces
Palabras
y
Palomas
mil sueños de neón
Palomas
y
Palabras
mil besos de ilusión.
(Del libro Versos
con alas. Ed. Lynx)
UN SUEÑO (El mar en un sueño
sonoro. Antonio Machado)
Un sueño que vuela: el viento
Un sueño sonoro: el mar.
Un sueño contado: un cuento.
Un sueño soñado: paz
(Del libro Todo es soñar. Derechos en propiedad)
Con Alfredo G. Cerdá |
POR LA CALLE DEL NUEVE
I
Gota de nieve
que pintas de blanco
la Calle del Nueve.
La Calle del Nueve
del ocho más uno
del siete más dos
es fría y lluviosa
y no tiene tos.
La Calle del Nueve
del seis más el tres
del cinco más cuatro
es muy juguetona
y le hago un retrato.
La Calle del Nueve
del dos más el siete
a veces nos llama
y otras dice ¡vete!
La Calle del Nueve
del tres más el seis
del cuatro más cinco
se muere de risa
cuando yo la pinto.
Gota de nieve,
que esconde en su rostro
La Calle del Nueve.
II
La Calle del Nueve
no tiene farolas
ni faros
ni olas
y no tiene aceras
ni aes
ni ceras.
ya no tiene estrellas
ni estres
ni ellas
no tiene praderas
ni prados
ni eras.
Pero tiene sueños
chiquitos
pequeños
y besos de nieve
la Calle del Nueve.
(Del libro Viene el río recitando. Ed. Algar)
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO