O verán, de todos os xeitos, convida a
facelo.
Hai máis horas libres para gozar cun bo
libro de literatura, se non se empregan mal, claro.
Como poden ir pasando os días e as persoas
non abran un libro?
Coa deles que existen que non amosan as
verdades da vida. E as mentiras, dende logo.
Coido que foi Borges (falo de memoria e
cada volta teños menos. Ufff!!!) quen dixo que non somos o que escribimos senón
o que lemos.
Canta verdade hai nestas palabras!
Ben, pois Versos e aloumiños vai recomendar, para mozos e mozas e para
adultos, xaora, uns libros para que o verán sexa máis suxestivo.
Fragmentos, fragmentos, fragment..., fragm...
… al pronunciar estas palabras, el inspector JJ clavó su mirada en el profesor L. No quería perderse la expresión de su rostro. Sus muchos años de policía le decían que ningún rostro permanecía inalterable ante semejante nacusación. Quería analizar cada uno de sus…
(Pasos de marioneta. Alfredo Gómez Cerdá. Ed. SM)
…el primer beso le volvió el cerebro del revés.
El primer beso.
Ese que jamás se olvida.
No lo esperaba, pero no lo rechazó. Era su
segunda salida juntos. Demasiado pronto. Demasiado increíble…
(Desnuda.
Jordi Sierra i Fabra. Ed. SM)
…al final el meollo del asunto está en matar zombis y a medida que lo haces va apareciendo un marcador en pantalla. Yo llegué a 2307 en tres horas utilizando de todo, desde palos de escoba a tapas de alcantarilla, pasando por cartuchos de dinamita y sierras mecánicas atadas a…
(Juegos
inocentes juegos. Ricardo Gómez.
Ed. SM)
y recoger la piel
de entre las sábanas.
Rayar la soledad
como si fuera un disco mde
Bob Marley
o pan duro.
Besar tu silueta en la
pared
cuando creciste dos
centímetros.
Y no saberte más
que en tu ataúd de
siempre.
(Esto
y ESO. Raúl Vacas.
Edelvives)
Repica el congo solongo,
repica el negro bien
negro,;
congo solongo del Songo
baila yambó con un pie.
Mamatomba,
serembé cuserembá.
El negro canta y se ajuma,
el negro de ajuma y canta,
el negro canta y se va (…)
(Selección
poética. Nicolás Guillén. Faktoría K de Libros)
botones,
llaves.
Incluso una pequeña
fotografía en blanco y negro de mi abuelo.
Me gustaba ver como abría
con sus manos esos nidos de tela.
Mirar aparecer las cosas
como si fueran pequeños
cometas
que se apresuraban a
brillar frente a mis ojos.
Tiempos en que todo cabía
en un pañuelo.
También el cielo.
(El
idioma secreto. María José
Ferrada. Faktoría K de Libros)