lunes, 21 de agosto de 2017

LAS "TRES NOVELAS INMORALES" DE ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO

Muchos fueron los escritores hispanoamericanos y españoles que se asentaron en París hacia finales del siglo XIX y principios del XX, tendencia que continuaría a lo largo de toda la nueva centuria. La capital francesa se veía entonces, como ahora, como uno de los centros neurálgicos de la cultura mundial y atraía, así, a personalidades del mundo del arte, la música y la literatura que formaban una activa y vibrante comunidad de expatriados con diversas inquietudes intelectuales. Uno de los más populares entre los parisinos de adopción en esta época fue el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, escritor y periodista de una fama tan espectacular como efímera. Pese a que sus obras y, sobre todo, sus crónicas periodísticas desde el frente durante la Primera Guerra Mundial le granjearon un indudable renombre, pocos recuerdan hoy a este escritor francófilo cuya vida personal fue tan colorida como algunas de las novelas que escribió.


Nacido en Ciudad de Guatemala en 1873, Gómez Carrillo era hijo de españoles y tras completar sus estudios, se interesó muy pronto por el periodismo, ejerciéndolo en varios periódicos guatemaltecos, entre los que destacó El Correo de la Tarde, dirigido a la sazón por el poeta nicaragüense Rubén Darío, una de sus mayores influencias literarias. Pero Gómez Carrillo no tardaría mucho en iniciar una carrera diplomática al ser enviado a Europa por el gobierno guatemalteco con el objeto de publicitar la imagen de Guatemala en varios países europeos. Aunque originalmente se le envió a Madrid, el joven escritor acabó recalando en París y enamorándose de dicha ciudad, donde sobreviviría, además de con el sueldo que recibía del Estado guatemalteco, realizando traducciones para la editorial Garnier. Durante esta estancia parisina, Gómez Carrillo iniciaría una serie interminable de viajes que lo llevarían por varias ciudades europeas e incluso a lugares más alejados, como Egipto, Asia o Buenos Aires, que ocasionarían la escritura de varias crónicas periodísticas, un tipo de texto que siempre le interesaría enormemente y que le reportaría ingresos económicos regulares.


Gómez Carillo y su esposa Raquel Meller
Durante la Gran Guerra sus crónicas se publicaron en diarios como El Liberal madrileño y La Prensa bonaerense, y acabarían recogiéndose también en formato de libro. Su colaboración con la prensa española se extendería a publicaciones de tanto prestigio como ABC, Blanco y Negro y El Imparcial. Por lo que respecta a su vida personal, ésta fue siempre convulsa y estuvo ocasionalmente envuelta en escándalos, relacionados con sus affaires sentimentales y con sus matrimonios (generalmente breves) con mujeres célebres como la escritora peruana Aurora Cáceres o, en especial, la popular cupletista y actriz española Raquel Meller. Por si esto no fuera poco, en la década de los años 10 corrió el rumor de que Meller y Gómez Carrillo habían tenido que ver con el aprisionamiento de la famosa espía Mata Hari. Si bien la historia no parece tener base real, ello no fue óbice para que Gómez Carrillo escribiese un libro acerca del episodio y perpetuase el rumor con objeto de dar que hablar a la prensa. Su último casamiento, con la escritora Consuelo Suncín, duró menos de un año debido a que Gómez Carrillo falleció en París en 1927, a la corta edad de 54 años, víctima de un derrame cerebral.





Como ya he dicho, Gómez Carrillo se encuentra bastante olvidado hoy en día; quienes le recuerdan se interesan sobre todo por su faceta como cronista, por sus pintorescas intimidades y, quizá, por un libro suyo titulado Almas y cerebros (1898) que comprende una serie de amenas semblanzas de importantes escritores principalmente franceses a quienes conoció en persona, como Huysmans, Zola o Verlaine. Pero a mí me interesa más su producción narrativa, donde destacan primordialmente las Tres novelas inmorales, publicadas originalmente por separado en 1899 y reeditadas un siglo después por la Agencia Española de Cooperación Internacional. Se trata de tres novelas cortas (Bohemia sentimental; Del amor, del dolor y del vicio; y Pobre clown) en las que Gómez Carrillo retrata el París idealizado y bohemio que él conoció y que también describe con profusión en el segundo volumen de sus memorias, En plena bohemia. A pesar de su título general, estos textos sólo pueden calificarse como inmorales si tenemos en cuenta que su intención expresa es la de subvertir la moral burguesa imperante en la época. Son, más bien, novelitas galantes cuyo erotismo es realmente más sugerido y contenido que explícito.


La primera de ellas, Bohemia sentimental, como ya indica su propio título, aúna estos dos elementos: lo veladamente erótico y lo claramente bohemio, y esto será recurrente en las otras dos obras. La novela nos cuenta la historia de Luis y Luciano, dos amigos escritores que malviven de su arte en París y cuyo idealismo está en conflicto constante con la triste realidad que los rodea. Cuando, con la ayuda de Luis, Luciano comienza a "colaborar" con René Durán, personaje de posición económica más elevada que en realidad compra una obra teatral de Luciano y la presenta como propia, los dos amigos reciben una suma de dinero que acabarán derrochando inevitablemente. Luciano iniciará un romance con Violeta, una actriz que es la querida de René, y Luis hará realidad su sueño de llevar a escena, aunque con escaso éxito, una pantomima que ha escrito. La novela pasa por ser una constante reflexión sobre la relación entre la vida y el arte y sobre la idealización libresca de las relaciones amorosas, dos temas que Gómez Carrillo explora asimismo en otras obras narrativas. El escritor describe la bohemia parisina de primera mano y de una manera agridulce y en cada página demuestra el cariño que sentía por la capital francesa. Estas Tres novelas inmorales constituyen la puerta de entrada perfecta al universo literario de un escritor hoy oscurecido por el paso del tiempo pero que produjo una serie de textos notables que, a mi juicio, merecen ser recuperados.




                                                   ANTÓN GARCÍA-FERNÁNDEZ