jueves, 24 de octubre de 2013

ESCAPARATE POÉTICO ( XXVIII ) Jenaro Talens






  JENARO TALENS  (Tarifa. Cádiz. 1946)


DESDE ESTA BIOGRAFÍA SE VEN PÁJAROS

Muerte. La muerte sola;
la de este nombre escrito, o la del día.
Fuera también su plazo una memoria
coleccionable como el tiempo,
Jenaro Talens
en donde nada ocurre,
o es su rutina todo lo que ocurre,
ese lento trabajo del orfebre
ciego como el deseo de un recién nacido.
Madurar,  ¿dónde ahora?
Las horas vuelven, se repiten. No,
Muy pronto ha sido demasiado tarde.
Pasas estupefacto de un silencio a otro,
Y gime el viento; y su avidez construye
el resplandor del día soberano.




CONTRADICCIONES

Esa silueta frágil sobre el muro
no hace nada, discurre.
Por qué me busca en medio de la sombra.
Una neblina espesa
la cubre  de un perfume que no tiene nombre
aunque suene en mi oído,
con el rumor del tiempo imperceptible.
Este muro contiene cuanto ignoro de mí.
Lo que viví, lo supo: una máscara estéril
donde la luz ya no me reconoce,
mientras me inscribe el alba sobre el ojo gris.




MAR Y LUZ

Desde esta tumba (dijo el peregrino)
se ven las olas de otro mar. Descansa
la luz cansina sobre el polvo. En los
cuadros colgados, en la sala, tras
los gruesos muros sin conciencia
donde aún anida la humedad, dormitan
voces, exilios, conmemoraciones,
todo ese belicoso mercadeo
de la memoria cuando hay sed y escasa
bulle la vida a contraluz. Los mármoles ofrecen
una verdad incomprensible.

En el antiguo caserón, el hombre
y la mujer observan en silencio
cómo amanece un cielo sin ocaso,
con qué cautela y qué sigilo surge
ese temblor inesperado en la naturaleza
del animal. Son agua milagrosa
en el abrevadero de la excitación. Ofician
de guardián de una llama
que envuelve y quema sin arder, y el rito
hace brillar sus cuerpos como faros
en este lado de la muerte.






EL ERMITAÑO DE LOS LOTOS VERDES
     (Homenaje a Li Po)

Frente a la frialdad
que baja de los montes
olvido que es invierno
y el color del crepúsculo.
Las gotas del relente
hacen nido en mi túnica.
¡Ah, las nubes que pasan,
la luna entre los pinos
y el corazón! Un cielo
donde la brisa riela.
Noche, ahora  tan sólo
quiero, cuando los pájaros
te abandonan, sentir
tu calor, todavía.

    



(Del libro El bosque dividido en islas pocas. Antología poética, 1960-2008, editado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. 2009)