domingo, 17 de marzo de 2013

A luz das palabras (18): Mariano Coronas Cabrero


Mariano Coronas
Hablar de Mariano Coronas no me resulta fácil.

Es un hombre de principios. Es un hombre con una fuerza y una energía que ya provocaba mi admiración, antes de conocerlo personalmente.
Es un hombre auténtico, honrado, dedicado a promover toda clase de innovaciones para que la educación sea más abierta, más rica y mejor.
Hablar de Mariano Coronas Cabrero es hablar de Bibliotecas Escolares.

Hablar de Mariano es hablar de su admiración por los maestros y el arte de enseñar deleitando. Como muestra, esa carta abierta a los maestros y maestras que se puede leer en internet.

Hablar de Mariano es hablar de esa maravillosa y útil revista bibliotecaria que se llama Bibliotelandia, en la que podemos ver dibujos, textos varios, poemas, colaboraciones y actividades que nos enseñan a ser mejores maestros. A sentir la importancia de las bibliotecas en las escuelas, esas que necesitarían más atención y personas formadas para atenderlas y que él lleva con entusiasmo como BEV, es decir, Bibliotecario Escolar Voluntario. Bibliotelandia ya cumplió más de 25 años saliendo con el esfuerzo de su equipo  y sus alumnos y alumnas.

Hablar de Mariano es hablar de maratón de cuentos, de la Avenida Literaria, del sabor de Aragón, de la atención a la naturaleza y de amar, igual que yo, a Labordeta.

Hablar de Mariano es conocer la dignidad humana.

Hablar de Mariano es hablar de los Movimientos de Renovación Pedagógica, que tanto cambiaron el enfoque educativo en este país.

Hablar de Mariano es hablar del Sobrarbe, de la revista El Gurrión, que yo leo cada mes con un cariño entrañable.

Hablar de Mariano es aprender hermosas palabras que se dicen en A Buerda / Labuerda. Palabras propias de esta comarca como aguatillo, carrasquizo, dulzaina, mallata, tajadera y tantas otras. Él mismo se define como un coleccionista de palabras.

Hablar de Mariano es hablar de Aula Libre y su colección Creativa, que te anima, entre otros aspectos, a mirar alrededor de ti para descubrir cosas hermosas, seres diminutos. Mirar con los ojos visibles de la cara y con los ojos ocultos de la sensibilidad.

Hablar de Mariano es hablar de leer las miradas de un niño, las arrugas de un rostro, la alfombra amarillenta del otoño, el susto y el sobresalto, un apretón de manos o el significado de un abrazo.
Mariano, mi amigo, es un poeta de los sentidos. Hablar de él es querer a Mercè, su compañera inseparable que lucha con él, codo con codo, para conseguir los mismos objetivos.

Hablar de Mariano es hablar de luz en épocas de tinieblas, como la que estamos viviendo en este momento.

¿Sigo? Llenaría folios y folios hablando de este maestro de primaria al que adoramos los que lo conocemos y adoran sus alumnos.

Conocí personalmente a Mariano Coronas en Cuenca. Ambos impartíamos talleres literarios para enseñantes en unas Jornadas organizadas por la Universidad de Castilla-La Mancha. Fue conocerlo y sentir la caricia de su cercanía, de su amistad. Luego, coincidimos en Baeza, en otras Jornadas y seguí sintiéndolo muy cerca.  Desenfadado, divertido, irónico. Un abrazo suyo sabe a lealtad. En las primeras, estaba Mercè, un encanto de persona, dulce y cariñosa.

Mariano es un soñador que, aparte de soñar, tiene los pies en el suelo.

Vale la pena que se lea el interesantísimo texto que regaló a Versos e aloumiños, al que hace más rico. Un texto que es una joya de principio a fin.

Es un hombre con tanto que decir y enseñar…!

Galardonado en múltiples ocasiones, gracias al trabajo que realiza en conjunto con sus alumnos y por su trabajo individual, Mariano es una persona sencilla que no tiene un ápice de presunción ni ánimo de protagonismos estúpidos.

No puedo dejar de resaltar aquí, el 1º Premio Nacional de Nuevas Prácticas para la Innovación y Dinamización de Bibliotecas Escolares, a la Biblioteca que dinamiza desde hace más de veinte años en el CEIP "Miguel Servet" de Fraga (Huesca).

Antes de que leáis el texto que nos envió, voy a poneros un poema de su autoría, contenido en un libro de Aula Libre (nº 3 de Creación), Mirando alrededor  y un cuento de medio minuto que está en el mismo volumen.

TARDE DE INVIERNO

Tarde breve de invierno,
llueve suave;
el crepúsculo deja sin luz
todo el paisaje.
Se escuchan  los últimos pájaros
en los zarzales;
las chimeneas humean
y se vacían las calles.

……………………………………….

Cuando en otoño los árboles
desgranan sus hojas amarillas;
¡explícale al barrendero
la magia de la poesía!



UN CUENTO DE MEDIO MINUTO


Había una vez un SALTAmontes tan cansado de su nombre que un día decidió ponerse a ANDAr para ver qué pasaba…Y le siguieron llamando saltamontes…

Y, ahora, sigamos gozando de su palabra con el texto enviado.



LEER “CON LAS MANOS EN LA MASA”

El libro y el pan, con la mano se dan

Recuerdo todavía ver funcionar el horno de mi casa. Mi abuela y mi madre hacían de avezadas panaderas. Tomaban harina y agua, sal y levadura y amasaban con dedicación y cuidado la mezcla hasta el punto adecuado. Si en lugar de pan, querían hacer postres: tortas, magdalenas, pastillos, etc. podían añadir otros ingredientes. Las manos eran las partes del cuerpo que moldeaban aquellos ingredientes, las que entregaban la masa fermentada al horno, las que sacaban el pan o los postres cocidos del mismo y las que nos lo ofrecían en la mesa.

Mariano Coronas Cabrero
Probablemente algo de lo anterior debería de haber en el ritual de animar a leer. Tomamos el libro en nuestras manos, acariciamos la portada, pasamos sus páginas hasta encontrar la que queremos, elevamos la voz para leer lo que habíamos preparado y, una vez finalizada la lectura, cerramos de nuevo el libro y lo ofrecemos con la mano a un posible lector, a una emocionada lectora. Creo que niños y niñas deberían ver llegar a su maestra o a su maestro cada día con libros en las manos. Esa estampa visual del maestro o de la maestra trajinando con libros (y no precisamente los de texto) suele dotarlos de una elevada autoridad moral y de un reconocimiento especial.

Es cierto que resulta bastante complicado, en estos tiempos, fomentar el gusto por la lectura entre chicos y chicas. La curva descorazonadora de la afición se torna claramente descendente a medida que aumenta la edad de los mismos. Yo siempre he confiado en el “poso fértil”. Maestros y maestras debemos trabajar pensando en alimentar ese depósito individual y particular de cada alumno, de cada alumna con buenas sensaciones, con materiales significativos, con ejemplificaciones naturales y originales… Si conseguimos que los chicos integren su experiencia escolar como una suma de momentos memorables (es decir, relacionados con la memoria y, por tanto, con la posibilidad del recuerdo), es posible que en el futuro, de ese almacén significativo, de ese humus sedimentado, broten comportamientos, se retomen actuaciones, se generen actitudes que pudieron quedar dormidas un tiempo. Es posible que esa conversión excesivamente temprana de muchos niños y niñas en “ex lectores”, se dé la vuelta en algunos casos por efecto del “poso fértil”.

No he encontrado en todo este tiempo que llevo en la escuela, mejor forma de fomentar la lectura que leerles yo todos los días en voz alta. Me refiero a empezar la clase matinal pidiéndoles a los chicos unos minutos de atención a la voz del maestro que lee un capítulo de un libro nuevo, un poema, una noticia de prensa, un cuento, una reseña de un libro…y que muestra el libro porque ya ha entrado en la clase con él en la mano y a continuación lo deja en la mesa o lo ofrece a quien quiera llevárselo para terminar de leerlo, para explorarlo un poco más.
En Baeza
Ni una palabra (o las menos posibles) hablando de las virtudes maravillosas de la lectura. Sermonear en ese sentido no suele producir ningún efecto y, en ocasiones, es probable que produzca el efecto contrario. Esa actitud de involucrarte de lleno en la actividad que propones, de practicarla en lugar de hablar ampulosamente de ella, de dar ejemplo con su práctica siempre suele ofrecer mejores resultados. Cuando bajamos a la biblioteca escolar y nos planteamos la exploración de alguna de sus secciones: la de cómics, la de poesía, la de ciencias naturales, la de historia y geografía…, además de las ya consabidas de literatura Infantil, también es conveniente desarrollar, de entrada, un ritual semejante. Es muy importante que el libro sea, al menos por un momento, prolongación amable de la mano; mano que abre, que pasa las hojas, que toca, que palpa, para que se lea y se comente y, finalmente, se ofrezca. A continuación, cada cual, moviéndose ya con fluidez por los anaqueles de la primera biblioteca de su vida (descontando en algunos casos la pequeña estantería de su habitación en la casa familiar) tomarán un libro de su elección y colocándose en la posición más cómoda, iniciarán la lectura silenciosa de los libros ofrecidos, de los libros elegidos o bien los tomarán en préstamo, al finalizar la sesión para llevarlos y leerlos en su casa.

La lista que podríamos elaborar de actividades, defendidas por unos y por otros, de animación o fomento de la lectura sería interminable (y habría que hacer una criba importante de muchas de ellas), pero hoy sólo quiero hablar de ésta: la mano que acaricia, que transmite apoyo y da seguridad, la mano que se estrecha en señal de amistad, de saludo o de agradecimiento, la mano que se agita para indicar situación o decir adiós, la mano que acompaña los primeros movimientos, la mano en el hombro… esa mano que da tantas cosas, deposita en la otra mano un libro y una esperanza.

Mariano Coronas Cabrero
Maestro de Primaria y Bibliotecario Escolar Voluntario (BEV)


Con Andrea, Juan Mata, Antonio y Mercè en Cuenca