lunes, 14 de julio de 2008

"Poesía es necesidad": Entrevista para la publicación cubana Juventud Rebelde - 6 de febrero de 2008

En febrero de 2008, Antonio García Teijeiro viajó a Cuba para participar en la XVII Feria Internacional del Libro de La Habana, dedicada este año a la cultura gallega. Durante su visita a la capital cubana, Juventud Rebelde (6 de febrero de 2008) publicó una entrevista realizada por José Luis Estrada Betancourt en la que Antonio habla en profundidad acerca de diversos temas relacionados con la creación literaria, la animación a la lectura, la música y la lengua gallega. Ofrecemos aquí un extracto de la entrevista.



Juventud Rebelde: Usted ha contado que la suya fue una infancia sombría. ¿Fue eso lo que lo impulsó a escribir para niños y jóvenes?

Antonio García Teijeiro: La mía fue una infancia sombría, porque vivíamos en un país en el que dominaba la miseria, tanto económica como humana y, por supuesto, cultural. Se leía poco, la censura empobrecía la creación y yo viví de espaldas a la literature, como la mayoría de los niños que no tenían referencias literarias en casa. Mi encuentro con el hecho poético, a partir de los textos musicalizados de Paco Ibáñez y, en menor medida, de Joan Manuel Serrat, me hicieron comprender que había un mundo que me estaban ocultando desde muchos puntos de vista. La poesía me salvó, me sacudió con fuerza, penetré en sus misterios y aprendí a conocerme mejor y a rebelarme contra lo que me oprimía, que, en silencio y casi ahogadamente, sentía dentro pero no salía al exterior.

J.R.: Ha dicho que la poesía es para usted una necesidad, al igual que la música. ¿Es por eso que sus poemas son tan musicales?

A.G.T.: Soy un melómano al que le gusta toda la buena música, sin distinción de estilos. La música clásica es una referencia cotidiana, el jazz me envuelve, el rock me hace vibrar, los cantautores me permiten reflexionar sobre el espíritu de las cosas y su realidad. Los Beatles me ayudaron a cambiar mi vida y Bob Dylan me permitió entender la música desde el punto de vista literario, desde el surrealismo, las lecturas diversas y el compromiso. Aute hizo que conociese otras dimensiones del amor. Sería una lista interminable de referencias. Por ejemplo, Silvio Rodríguez me permitió entender que la poesía entre notas puede ser un hecho literario incuestionable. Sí, creo que inconscientemente la música ha marcado desde siempre mmi poesía desde el punto de vista rítmico.

J.R.: ¿Están los niños preparados, en verdad, para “descifrar” y gustar de la poesía? Y si no, ¿habría manera de lograrlo?

A.G.T.: No es nueva mi afirmación de que a los niños les encanta la poesía cuando el mediador es capaz de contagiar su entusiasmo. No podemos disimular. Si no somos capaces de acercarles los poemas desde la autenticidad y el entusiasmo, ellos lo percibirán y no conseguiremos nada. "Contagio" es una palabra clave en este aspecto. Los niños imitan y se ilusionan con las actitudes positivas de sus referentes adultos. No se enseña poesía. Lo importante es ponérsela cerca para que se dejen llevar por la magia del verso. Mantengo, desde hace tiempo, que son los adultos los que le tienen miedo a la poesía y, sin querer, levantan muros entre ellos y los niños.



J.R.: ¿Cómo se las arregla para escribir para un público infantil y juvenil y llegar a todas las edades?

A.G.T.: Yo creo que hay demasiadas etiquetas con relación a la literatura. Un buen texto literario, poesía o no, ha de gustar tanto a niños como a adultos, por supuesto dejando al margen capacidades de edad y densidad literaria. Un libro bien hecho de la llamada literatura infantil y juvenil ha de interesar al público adulto. La belleza, la construcción inteligente de las obras, los temas y todo lo relacionado con la literatura no tiene edad. Yo escribo desde la influencia de mis lecturas, mi experiencia del día a día, co absoluta honestidad, sin importarme que lo que hago pueda comercializarse. Intento hacer literatura. Ése es mi mayor y único objetivo.

J.R.: ¿Por qué su poesía para adultos es más pesimista?

A.G.T.: Soy un escéptico, y a veces ese escepticismo se puede confundir con el pesimismo. Pero si hacemos una lectura más profunda de mis poemas, pienso que en el fondo existe un halo de esperanza que me permite seguir viviendo. Soy una persona vitalista que intenta saber el terreno que pisa. Me gusta hacer reflexionar a los adultos sobre mi discurso poético. Pueden compartir conmigo, como hago yo con lo que me rodea, las situaciones que reflejan mis versos. Pero cuando escribo para niños también me gusta que sean conscientes de que no todo es bello y sencillo. Suelo incluir en mis poemarios para ellos poemas que tengan más de una lectura. Quiero que reflexionen y se sientan ilusionados para luchar por un mundo mejor. Esto es algo común a mis poemas para adultos y para niños.

J.R.: Desde su experiencia, ¿qué no debe faltar en un programa para la promoción de la lectura?

A.G.T.: Hay tres conceptos que yo considero necesarios cuando hablamos de planes de lectura: el fomento de las bibliotecas (públicas, escolares y personales), la necesidad de que el libro entre en los hogares desde las primeras edades, y una utilización inteligente y entusiasta del libro en las escuelas. En España aún nos falta mucho por recorrer, a pesar de que se va avanzando con cierta lentitud. El libro carece en estos momentos de un valor social que le pertenece por todo lo que lleva aportado desde siempre al desarrollo del ser humano.



J.R.: Como hijo del franquismo no le fue fácil descubrir la verdadera identidad de Galicia. ¿Cómo lo logró? ¿Por qué escribe principalmente en lengua gallega?

A.G.T.: Galicia era una entidad casi folklórica cuando yo era pequeño. Se escondía toda la enorme tradición de mi tierra, no se sabía su historia, se desprestigiaba a la gente que hablaba gallego, no se conocían autores, artistas, etc.. que habían luchado por una tierra donde el caciquismo y la pobreza marcaron el destino de sus habitantes: exilio, emigración... Yo fui educado contra el gallego. Tuve que luchar mucho para descubrir a tantas personas comprometidas que existían pero que eran desconocidas para mí. Cuando fui consciente de todo lo que me habían escondido, de sus mentiras y de sus maléficos propósitos, me rebelé (siempre a través de la poesía: Castelao, Celso Emilio Ferreiro, Rosalía de Castro, Pimentel, Méndez Ferrín, etc.) y asumí un compromiso con la cultura, la sociedad y la lengua para toda mi vida. Descubrir a Cunqueiro fue un punto de inflexión para mí con la literatura en gallego que se convirtió en un camino sin retorno. Al margen de sus ideas políticas, don Álvaro es, para mí, junto a Rosalía, la referencia más importante de la literatura escrita en mi lengua.

J.R.: ¿Sigue pensando que "la poesía es esa pequeña arma que tenemos para intentar un cambio"?

A.G.T.: Ya dijo Celaya por mí y por todos que "la poesía es un arma cargada de futuro", y es cierto. Cuando leo poesía --y lo hago a diario-- soy consciente de que estoy mirando hacia un horizonte que me permite ser más yo mismo y más libre. Sin ella, para mí la forma más esencial de la literatura, mi vida sería más pobre y estaría llena de carencias.

J.R.: ¿Qué es lo que realmente importa cuando se habla de literatura?

A.G.T.: Me interesa la innovación, la capacidad de contar historias que me conmuevan, el hecho de que contengan ideas --no panfletos-- que nos permitan reflexionar y entender las reacciones de los protagonistas, la inteligencia de las propuestas y su posible valor en el tiempo. No me interesa demasiado la literatura de circunstancias. Me gusta una literatura profunda que me envuelva en una espiral en la que los sentimientos estén presentes. Hablar de literatura es hablar de la capacidad que la palabra tiene para crear historias, poemas, obras de teatro que conmuevan, a partir de situaciones que sacudan la capacidad que el ser humano tiene de pensar y de emocionarse.



J.R.: ¿Qué es la poesía para Antonio García Teijeiro?

A.G.T.: Creo que a lo largo de la conversación ha quedado clara la función de la poesía en mi vida. Resumiendo, poesía para mí es necesidad. Y lo que digo tantas veces: la poesía se ha convertido, desde que se apoderó de mis inquietudes, en una forma de vida.

J.R.: ¿Cuál es su palabra favorita?

A.G.T.: Hay muchas palabras que tienen unas connotaciones que me emocionan: paz, libertad, amor, humanismo... Pero todas son palabras. Mi palabra favorita es la palabra palabra. Con ella creamos, amamos, besamos; por ella se puede morir, sufrir, ser encarcelado o silenciado. Creo que la fuerza de esta palabra lleva sosteniendo al ser humano desde siempre.