jueves, 7 de febrero de 2013

A luz das palabras (11) Jordi Sierra i Fabra



 En esta entrada poco voy a hablar yo. Prefiero darle la palabra a Jordi Sierra i Fabra para que sea  él quien nos alumbre algunas cosas, siempre interesantes y curiosas,  sobre su vida y la relación de esta con la literatura. Decir, únicamente, que es uno de mis mejores amigos, que nunca permitiré ni he permitido que nadie diga de él nada ofensivo en mi presencia, que es un ejemplo nato del amor y de la necesidad por escribir. Que la pasión y el sentimiento con que lo hace es inigualable, que es un trabajador minucioso y constante y que es un lujo para la LIJ.
Decir, también que, recientemente, ha ganado dos premios (La Galera y el Anaya Juvenil) y que jamás rehúye ningún tema. Como ejemplo, el Premio Anaya, con un durísimo libro, Parco, que estuvo guardado tres años en un cajón, porque no era amable, precisamente. Todo llega a su debido tiempo. Un dinero, por cierto, que le vendrá muy bien para cumplir su tercer sueño: preparar en condiciones la sede de la Fundación que lleva su nombre en Barcelona, a punto de inaugurarse. Los otros dos, la Fundación Taller de Letras en Medellín, cuya labor hay que estar allí para ver la transcendencia que tiene y el otro, ese premio para jóvenes escritores que, si no me confundo, ya va por la séptima edición. Y que nadie le dé vueltas al asunto. Jordi, con todo esto, quiere devolverle a la literatura todo lo que le ha dado. No conviene olvidar que se lo ha ganado a pulso por su necesidad de escribir, su generosidad y por conseguir el reto de ser escritor. Tuvo que superar muchos obstáculos.  Que se callen los necios y los envidiosos. Aquellos mediocres ( al menos como personas) que se encargan de soltar infundios contra él, muchas veces sin conocerlo,  para desprestigiarlo. Nadie lo podrá hacer con argumentos, pues existen en este mundo literario pocas personas tan honestas como Jordi. Y pienso que sí hay  escritores y escritoras que valen la pena humanamente. Ser amigo de él es un honor y un placer infinito. Que lo conozcan los que lo deseen. Jordi Sierra i Fabra no se esconde y es una persona abierta a todo el mundo. Los que no quieran conocerlo y valorar su trabajo que den un paseo por el rastro que nos va dejando día a día, ya que es un rastro profundo. Ya está bien de tanta malicia. Ya me he  extendido más de lo que pensaba. Acabo aquí.
Congreso del IBBY en Santiago de Compostela 
Sus memorias literarias, Mis (primeros) 400 libros, editadas por SM, son una joya.  ¡Hay tanto que leer en ellas! El Jordi sincero, auténtico, puntilloso, inteligente está ahí.
Yo me voy a permitir, con su permiso, sacar algunos (muchos, sería imposible) hechos que le han sucedido a lo largo de una vida tan rica e intensa. También algunas de sus opiniones sobre la tarea de escribir. Opiniones más que interesantes que debemos tener en cuenta. Sobre todo, los jóvenes que, algún día, sueñan con publicar un libro y aquellos y aquellas que amamos su/la literatura y admiramos y queremos a una persona tan sensible.

          HABLA JORDI SIERRA i FABRA
  
      “Siempre he dicho que escribo muy en serio pero que, en lo que a mí respecta, aunque mi vida sea escribir, separo y guardo distancias. Trato de reírme de mí mismo; descubrí hace años que es sanísimo”.
    
“No tengo estudios, ni cultura académica, ni he pretendido nunca ser lo que no soy”
       
      “De niño leía libros de alquiler, a cincuenta céntimos. Libros de consumo. Nadie guio mis pasos lectores y de la nada, ya en la adolescencia y en mi primera juventud, salté de Dostoievski a Hemingway o de Faulkner a Stendhal, sin más razón que mi instinto compulsivo. Y aunque leía mucho, nunca fue suficiente. Nunca es suficiente. De mayor compensé mis carencias educativas viajando”
    
      “Descubrí que cada ser humano es un mundo en sí mismo y un gran libro abierto.
   
     “Leer me salvó la vida. Leer es un regalo. Nunca fui un buen estudiante pero sí un buen lector. Mi padre y mis maestros me metían tanto en la cabeza que las matemáticas lo eran todo que crecí temblando ante ellas y odiándolas”.
    
   “ Escucho a las personas más listas que yo, más preparadas y, cuando sucede esto, me callo. Sé de dónde vengo y lo que he trabajado para llegar hasta aquí.”
    
       “Creo en la sinceridad de la rapidez, sin artificios, natural y libre.
    
      “ Bradbury tiene frases memorables que suscribo:
          Al escribir uno recuerda que está vivo y que esto es un privilegio’
          ‘ Más que pensar mucho en mi camino, he hecho cosas y he descubierto quién era después de  hacerlas.’
                                                                                                                
            Soy compulsivo e intuitivo.”
    
        “El mundo de la literatura está lleno de palabras grandilocuentes y personajes que se miran el ombligo y pontifican sobre los demás, lo divino y humano, lo que está bien y lo que está mal. Olvidan, seguro, a l,o mejor lo más importante: que escribir es una gozada.”
    
          “ Para ser escritor el tiempo no cuenta, solo la paciencia y la formación personal.”
    
     “El camino es escribir  y formarse con tiempo y paciencia, hasta llegar a una madurez en la que tengamos criterio propio para saber si algo está bien o está mal.”
    
   “ Si a los quince años un chico o una chica escriben un libro, nadie puede asegurarle que va a ser escritor: depende de él. Pero sí ha tenido el valor de escribirlo, ese es el primer gran paso, no que sea bueno o malo.”
    
      “No hay que hacer caso a los que te halagan y menos a los que te ignoran o humillan.”
    
Antonia Cortijos, su mujer. Excelente pintora
       “Mi padre, el tipo que más me influyó en mi infancia y en mi juventud, precisamente por su oposición a que escribiera me dio, sin saberlo, la primera lección. Y la aprendí.”
    
          “Lo de la autoestima no se daba en los años 50, y menos con un derrotado de la guerra lleno de miedo. Nunca me sentí querido, mis padres no eran dados a las alabanzas ni a caricias. Siempre me sentí solo hasta que el amor me completó y me casé.”
    
           “En mi colegio no había biblioteca, ni en mi barrio, y sin embargo yo leía prácticamente un libro al día.”
    
     “Por suerte, mi rabia fue siempre positiva: la de creer que un día mi destino estaría en mis manos.”
    
     “Sufrí maltrato escolar pero jamás  dije en casa nada. No quería avergonzar más a mi padre.”
    
       “Hoy creo que fue fundamental un detalle en mi infancia: pertenezco a la última generación que creció sin televisor.”
    
      “En la vida has de jugártela siempre por aquello en lo que crees (…) Y las oportunidades son pocas. Dos o tres a lo sumo.”

Con Susi en Vallirana
Podíamos seguir con un montón de anécdotas y reflexiones de este “contador de historias” que se cuentan en el libro. No es necesario. El libro se lee como una novela.
Me emociona la dedicatoria que nos hizo en esta obra, en la que recorre su vida y la de los más de 400 libros escritos, a Susi y a mí. Decía Jordi:  Para Antonio y Susi, que han sido parte de esta vida y estas memorias”. ¡Qué alegría que haya sido así!
Antonia y Susi en Vallirana
Y en esta ocasión me propuse que los lectores de Versos e aloumiños  conozcan al Jordi poeta y a aquel que vivió por y para la música: un interesante texto y unos poemas. Tampoco debemos olvidarlo: en muchísimas de sus novelas existe poesía muy latente.
Así que, después del texto en prosa,  leamos estos poemas. ¿Una rareza? ¿un Jordi diferente? No estoy seguro. Jordi siempre será Jordi. En sus libros, en sus encuentros con jóvenes, en sus conferencias, en sus sueños.
Gracias, amigo. Gracias, hermano. Los que te admiramos esperamos tus 400 próximas novelas.

                                     

                                   

        LA MÚSICA Y YO
  (Breve historia de un musicólogo)

Igor Stravinsky
       Tendría 9 o 10 años, no más, no menos, cuando un día escuché por radio una obra que me hizo pegar (literalmente) el trasero en la silla. Aquello era, sin dudad, lo más fuerte que jamás había oído. Más que música era una catarsis, la pura sublimación de los sentidos. El nombre del compositor no me dijo nada, claro: Igor Stravinsky. Y el de la obra, menos, “La consagración de la primavera”.
       No mucho después, no lo recuerdo, un fragmento de “La consagración” apareció en la película “Fantasía”, de Walt Disney. Era la parte que ilustraba con música la extinción de los dinosaurios. Y de nuevo, alucinado, sentí que el cine se convertía en una Capilla Sixtina musical.
The Beatles
Bob Dylan
       Finalmente, antes de que aparecieran los Beatles en mi vida, vi en televisión a una sinfónica ejecutando la obra y acabé de saber lo que tenía que saber acerca de ella. Que era un ballet, que en su estreno el 23 de mayo de 1913 (si, se cumplen cien años en unos días) el público la había silbado y pateado y que la coreografía la había realizado el gran Nijinsky. Más aún, supe que a los pocos días Igor Stravinsky había sido hospitalizado a causa de unas fiebres, y yo, romántico, lo atribuí al disgusto por el fracaso inicial de su obra. No fue así, pero eso no lo supe hasta muchos, muchísimo después. Hace siete años novelé esa parte de la vida de Igor en un libro que por desgracia sigue inédito.
       Así fue como yo llegué a la música.
       Después... los Beatles, y Dylan, y Led Zeppelin, y Bruce, y tantos otros que le dieron un sentido y una dimensión sin la cual, parte de mí, no existiría.
       En 1965, a los 18 años, alguien me dijo que si quería ser escritor, en España, “o tenía dinero, padrinos, o un nombre”. Yo me lo creí. Dinero no tenía (trabajaba en una empresa de construcción), padrinos tampoco (no conocía a nadie “importante”), pero el nombre... Eso estaba en mis manos. La vida en realidad es fácil, nos la complicamos nosotros. ¿Qué sabía hacer yo mejor que los demás? Escribir. Lo hacía desde los 8 años, a los 10 y 11 ya ventilaba libros de 100 páginas y de los 12 a los 14 había despachado una novela de casi 500. Fue así como durante dos años mandé una carta semanal a Radio Madrid, al Gran Musical, hablando de música, comentando los discos que oía los sábados por la tarde en una tienda, para ver cuál me compraba yo con el dinero que ahorraba de ir a pie en lugar de en metro y bus a todas partes. Dos años después, por pesado, me dieron un cargo honorífico, Jurado del Gran Musical, y al año siguiente ya fundamos la revista El Gran Musical. Trabajaba, estudiaba, escribía de música, me emplee gratis en Radio Barcelona... En mayo de 1970 Disco Exprés vino a buscarme, dejé trabajo y estudios y me convertí en su director en Barcelona.
       Yo nací entonces: mayo de 1970, un mes después de que se separaran los Beatles. Tenía 22 años.      
       El resto es historia.
       En 1972 publiqué mi primer libro, que fue también el primero escrito en español en todo el mundo sobre la historia del pop. En 1973 fundamos Popular 1. Después Top Magazine, Extra, mi programa semanal en la radio...
Bruce Springsteen
       Dejé la música sólo porque, por encima de ella, estaba mi vocación de escritor. Era fantástico viajar a Londres, Nueva York, Los Angeles, París, Roma, y entrevistar a los grandes, ver sus conciertos, asistir a fiestas, volar en Concorde o en helicóptero, viajar en limusina, dormir en hoteles principescos... Fantástico, pero el mundo real estaba en Asia, África, y sobre todo Latinoamérica. Así que lo dejé todo, en pleno éxito y con un nombre rutilante, y seguí mi instinto.
       Nunca me he arrepentido.
       La música sigue siendo lo segundo en mi vida, tengo 30.000 discos, los escucho mientras escribo, pero mis novelas son el testimonio de mi paso por la vida, y uno ha de ser siempre fiel a aquello en lo que cree.

© Jordi Sierra i Fabra, enero 2013


                                 
                                                

          LOS POEMAS DE JORDI



              DORMIDO SOBRE LOS ESPEJOS



     Hoy, dormido sobre los espejos,

     he soñado que abrazaba tu cuerpo

     y le hacía el amor a tu alma.

     Hoy, acariciado por el reflejo de tu ser,

     he recordado todas las noches de mi vida

     en las que fuiste mía y te diste a mí.

     Hoy, callado y silencioso sobre la luz,

     te he dicho que te quiero en soledad,

     deseando despertar al otro lado.







     Hoy, dormido sobre los espejos,                    

     quería que ellos fueran nuestra cama,

     mecido por el reflejo de mis sueños.

     Hoy, susurrando tu nombre en un rezo,

     he sentido todo el dolor de tu ausencia,

     perdido de nubes y esperanzas marchitas.

     Hoy, al despertar de este pasado,

     he visto mi sombra transparente

     caminando descalza hacia la muerte.









         DEJAME SER


         Antes de dormir déjame que entre en ti.
         Antes de despertar déjame que entre en ti.
         Antes de morir déjame vivir en ti.
         Déjame, déjame, déjame que lo intente hasta el fin.
         Déjame ser tu amante esta noche.

         Déjame ser tu amante esta noche.
         Déjame ser tu amante esta noche.
         Déjame ser tuyo el resto de tus vidas.
         Me alimento de ternuras y esos besos,
         que se rompen y nos lavan las heridas,
         como imágenes de amor en los espejos.

         Déjame ser tu amante esta noche.
         Déjame ser tu amante esta noche.                    
         Y dormir en el silencio de esos gritos.            
         Dejar en tus quebradas estas huellas,
         para amarte con mis dedos ya marchitos,
         y soñarte mientras tocas las estrellas.

         Déjame ser tu amante esta noche.
         Déjame ser tu amante esta noche.
         Como fuimos en mil vidas ya pasadas.
         Geografía del amor que vivo y canto,
         en tu cuerpo mil pasiones no gastadas,
         al hurtarle a la muerte tanto espanto.





Llevo una habitación de hotel en mi corazón


Llevo una habitación de hotel en mi corazón
Llevo una cárcel vacía en mi mente
Y mi pensamiento es un cauce abierto en la montaña
Llevo una silla de madera al borde de mi ansiedad
Llevo una película inacabada en mi vida
Y mis manos extendidas que aún esperan nuevos horizontes
Llevo una habitación de hotel en mi corazón
Todas sus ventanas dan al exterior
La cama es grande para ti y para .

Llevo una habitación de hotel en mi corazón
Llevo las alas de mi libertad plegadas
Y cada noche cierro los ojos pensando en el mañana
Llevo una moneda en el fondo de un bolsillo agujereado
Llevo una intención colgada de mi voluntad
Y me faltan horas para tantas ilusiones soñadas
Llevo una habitación de hotel en mi corazón
Tiene una puerta que es todo un mundo y frontera
La cama es grande para ti y para mí.

Llevo una habitación de hotel en mi corazón
Un número, un teléfono, una televisión gastada
Llevo tu imagen a través de todas esas habitaciones
He perdido la llave en la esquina del círculo
La cama es grande para ti y para mí.


Con Antonio en Santiago de Compostela