sábado, 2 de enero de 2021

A LUZ DAS PALABRAS (77) Carles Cano

 



 Falar de Carles Cano é falar duns monstro…”das paellas”. É falar dun amigo.

Pero por iso non estaría no noso blog-revista. Carles é un grande escritor cunha liña moi definida en todos os xéneros que toca. Carles é un enorme contador/encantador de historias, tanto oralmente coma por escrito.

Carles escribe unha poesía xogantina e cotiá na que o lector/a se ve desfrutando coas súas verbas. Carles escribe, tamén, unhas historias disparatadas que nos fan rir a cachón pola intelixencia e polo humor que conteñen. 


     Non esquecerei nunca, malia os anos transcorridos, a lectura que lles facía en voz alta aos meus alumnos de 6º de Primaria do seu marabilloso libro Cuentos para todo el año, unha obra ateigada, ademais, de tenrura.




Porque Carles Cano é tenro, sabe dotar de graza a súa obra e é un contacontos excepcional. En definitiva, un amigo entrañable.

     Que non estivese en Versos e aloumiños, sería unha eiva imperdoable. Pois xa esyá aquí, para que poidades desfrutar da súa imaxinación posta ao servizo da literatura. E chega con toda a súa forza e co seu agarimo pola palabra literaria, sempre a prol do lectorado.

     Moitas grazas, Carles, colega!



Carles Cano





                               LA PRIMERA VEZ

 

         La primera  vez que un elefante vió el mar pensó:

         --¡Ostras! ¡Que bestias son los cocodrilos de este río, se han comido la otra orilla!

 


                                                                   UNA LEYENDA

 

         Cuenta la leyenda que a un elefante que paseaba por un acantilado un dia de tormenta, se lo llevó un golpe de mar. Fue una ola tan fuerte que le arrancó las orejas y la trompa y le puso los colmillos del revés. A pesar de todo, el elefante sobrevivió e incluso aprendió a nadar,  tan bien que las patas se le transformaron en aletas. Ahora que su familia y amigos no podían verlo pudo hacer realidad uno de sus sueños: ¡Dejarse bigote! Así nació la primera morsa.

 

Nun encontro con lectoras e lectores



                                                    CEGUERA DE AMOR

 

         Una boa miope se enamoró de la trompa de un elefante. Todos los días a media tarde, iba a festejarla y se abrazaba a ella. El elefante la dejaba hacer porque le sabía mal desilusionarla y únicamente se la sacudía de encima cuando se ponía excesivamente fogosa. La boa tomaba aquellos batacazos como prueba de amor y todas las tardes volvía.

         Un día sus congéneres quisieron sacarla de su error y le dijeron la verdad. Ella les contestó, casi sin inmutarse:

­–¿Y qué? ¿No dicen que el amor es ciego?

(del libro 40 Elefants mariners. Ajuntament de Mislata 2006)

 






Ida y vuelta

Tuvo que ir a ROMA y volver

Para saber que aquello que sentía

Y que lo ponía del revés era AMOR.

 

Ortega?

Yo soy yo y mis circunferencias

(Michelín)

 

Poesía amorosa

Versaba tan bien,

Que te dejaba con la miel en los labios.

 

Confusión

Tenía un problema con la endivia

Pensaba que era un pecado

Y por eso nunca la había probado.

 

Rebelión

–¡Esto si que es la rebelión de las masas!

Dijo, agarrándose las lorzas de la panza.         

                                           Micropoemas (inédito)

 

 


 

                     LEGO

Un xiquet

jugant amb un lego

és un poeta

buscant un poema.

A voltes sobren paraules,

o peces de a dos.

Altres no hi ha manera

De trobar una rajola esdrúixola.

Les paraules grogues

són millor que les verdes

per a contar deserts

o construir camells,

però amb les verdes

es pot dir un bosc,

muntar una serp

o alçar una palmera.

Res de tot això es pot fer

amb les paraules blaves

que, tanmateix, són necessàries

per als poemes tristos

i per a fer el mar.

Un poeta

 jugant amb les paraules

És un xiquet

Buscant un poema.

 

 

En plena faena



EJERCICIO

 

Hay quien hace listas

con las palabras más hermosas:

amor, libertad, azahar, jacarandá…

Para mi la primera seria:

Azul.

 

Suena tan bien que te llena

toda la boca y se queda aleteando

como una libélula, un colibrí,

en el cielo húmedo del paladar:

Azul-l-l-l-l.

 

Me transporta a otro cielo limpio.

Me sumerge en un mar profundo.

Me trae la caricia salvaje del sol

y el murmullo del crepúsculo.

Azul.

 

Tiene un sonido luminoso,

quizá por la luz que se enciende

al leerla del revés: luz-A

¿Qué clase de luz será esa?

Azul.

 

Esta es mi primera palabra.

Las otras, las siguientes,

ya se me irán ocurriendo.


Con Antonio en Galicia