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viernes, 4 de septiembre de 2015

KRONOS QUARTET: SEMBLANZA DE UN CUARTETO ATÍPICO EN UNA CIUDAD ATRÓPICA



     De novo, Javier Golvano.

   E non pensedes que é doado acadar que escriba e convencelo de que os seus artigos musicais son necesarios.

   Dá gusto ler a Javier. Sabe moito do que fala e escribe cunha claridade que se agradece, enchoupando a súa escritura dun humor e dunha ironía que a fan encantadora.

   Sorpendeunos que o tema deste artigo fose o "Kronos Quartet". Non o esperabamos pero encheunos de alegría. Está moi ben que un cuarteto coma este poida chegar aos nosos lectores e lectoras. Cando o descubrimos ficamos sorprendidos polas características tan atípicas dos proxectos que abordaban.

   Hoxe, grazas a Javier Golvano, podedes coñecelos en profundidade.
    
     Non vos van defraudar.




KRONOS QUARTET:   SEMBLANZA DE UN CUARTETO ATÍPICO EN  UNA CIUDAD ATRÓPICA


 Estamos en 1973, la guerra de Vietnam, una guerra ya inútil y sin sentido para los propios americanos que tratan de salir de ella del modo menos perjudicial para sus intereses, se encamina a su final y el presidente R. Nixon, al margen del problema de esa guerra inevitablemente perdida, va estando cada vez más acorralado por el tema Watergate, que le obligará finalmente a dimitir como  Presidente de los Estados Unidos para evitar su “impeachment” y la vergüenza aún mayor de tener que dejar el cargo por su previsible condena como consecuencia de ese procesamiento.

Clint Mansell's "Lux Aeterna", the soundtrack of "Requiem for a Dream":


David Harrington es un joven violinista que tras su paso por alguna orquesta canadiense está pensando sobre cómo encaminar  su futuro profesional: ¿seguir ese camino de músico miembro de una orquesta? ¿apostar por el inicio de una carrera diferente?.  Con la guerra de Vietnam tan presente oye una noche por radio el cuarteto “Black Angels”, una obra de George Crumb compuesta unos años antes, crítica con esa guerra, subtitulada en la partitura “Trece imágenes del País Oscuro” y datada el “viernes 13 de marzo de 1970, in tempore belli” , en clara referencia a la situación en Vietnam y con idea de darle a la misma – utilizando palabras de José Luis García del Busto – la significación de un “hondo alegato antibelicista”.

  Esa composición, que se convertirá en uno de los más reconocidos cuartetos de la época y que requiere de los intérpretes – y volvemos de nuevo a García del Busto – “las más variopintas técnicas y formas de ataque de los instrumentos, además de, en algunos momentos, tener que tocar instrumentos de percusión y otros menos convencionales, así como cantar, gritar o emitir sonidos guturales, a los que hay que añadir amplificación electrónica en vivo”, a David Harrington cuando la oye le parece por un lado algo salvaje y poderoso y por otro le da la respuesta que andaba buscando para su futuro profesional: en ese mismo momento decide que tiene que tocar esa obra y que por tanto ha de formar un cuarteto para ello.


Nacería así en 1973 el Kronos Quartet  en Seattle, la ciudad en la que daría su primer concierto con un programa compuesto por el 3º cuarteto de Bartok, las “six bagatelles” de Anton Webern y una pieza de Ken Benshoof, el  que había sido profesor de composición de Harrington. Un programa que era toda una declaración de intenciones.

En esos primeros años la formación sufriría algunos cambios en su composición hasta el año 1978, cuando por un lado el cuarteto establece su sede en S. Francisco y  conforma la que sería formación estable del mismo durante más de veinte años, hasta 1999, con, además de David Harrington, John Sherba al 2º violín, Hank Dutt a la viola y   Joan Jeanrenaud al cello.

Pronto empezó a difundirse, por toda la Costa Oeste – y ya saben lo que era aquella zona en todos los sentidos en aquellos años - el nombre del grupo y su peculiar trabajo como cuarteto de cuerda, su disposición a abordar las obras de compositores con ideas y obras nuevas por dar a conocer y el uso de medios hasta entonces inusuales para formaciones como aquella.

Turceasca - Taraf De Haidouks & Kronos Quartet:


Sería 1979 el año en que el Kronos optaría definitivamente por  la innovación musical y por la expresión que esta requiriera. En palabras de Joan Jeanrenaud: “habían empezado con el repertorio standard para un cuarteto: Beethoven, Schubert, Brahms, tras dos años pasaron a enfocar su trabajo hacia los compositores clásicos del siglo XX: Berg, Bartok, Shostakovich, y finalmente estaban casi exclusivamente dedicados a interpretar obras de compositores contemporáneos escritas específicamente para el Kronos”.

Por aquellos años fue muy estrecha su colaboración con el compositor Terry Riley, uno de los iniciadores del minimalismo, al que Harrington convenció para escribir “cosas para ellos”, lo que le llevaría a un trabajo muy cercano al cuarteto, de mutuo enriquecimiento pues también le permitió al compositor experimentar con nuevos modos en las obras para cuarteto de cuerda, estableciéndose un modo de colaboración que por parte del Kronos se repetiría más adelante con otros compositores.

(Kronos Quartet / Terry Riley - G-Song:


Terry Riley, un compositor que, tras la composición de “In C”, una de sus obras más significativas,  que en palabras del propio compositor era “una habitación musical llena de espejos”,  que además  para muchos otros compositores ofrecía una alternativa tanto a los rigores del serialismo como a la densidad sonora de la música textural lo que supuso un soplo de aire fresco para la nueva música y que había abandonado la notación clásica para sus composiciones y pasado dos décadas estudiando la música vocal del norte de la India y la improvisación al teclado, volvió a retomar la notación musical para las obras en las que trabajó dedicadas al Kronos como “G Song”, la primera de ellas, “Cadenza on the Night Plain” y “Salome Dances for Peace”.



También por aquellos años su interpretación del citado “Black Angels” se convertiría en una de las de referencia y en 1990 el grupo lo abordaría, además de con los consabidos gongs, vasos de cristal, dedales para pellizcar las cuerdas, etc, en escenificaciones con luces y movimiento, concepción ésta del trabajo que también aplicarían, entre otras,  a obras del chino Tan Dun, la mejicana Gabriela Ortiz con su “Altar de muertos” y a “Mugam Sayagi” de Franghiz Ali-Zadeh. Durante aquellos años serían más de trescientas las obras abordadas de compositores que las habían escrito específicamente para el cuarteto Kronos.

Otra de las piezas estrenada por el cuarteto y que se convertiría en uno de sus trabajos más representativos sería “Different Trains” de Steve Reich.
  
Steve Reich - Different Trains (Part 1):

Esta pieza de Steve Reich sería estrenada por el Kronos en el Queen Elisabeth Hall de Londres a finales de 1988 y se convirtió inmediatamente en uno de los hitos de su repertorio. En el año siguiente la grabación de la obra ganaría el premio Grammy a la mejor composición de música contemporánea. Es pieza para la formación de cuarteto de cuerda y para cinta pregrabada con sonidos de otros cuartetos, frases habladas y sonidos de trenes, en el primer y tercer movimiento de trenes americanos de antes y después de la II Guerra Mundial y en el movimiento central de trenes europeos durante la guerra entremezcladas con frases de personas de cada una de las épocas sobre las experiencias vividas. Los trenes del segundo movimiento evocan a aquellos que se dirigían a los campos de concentración y al recuerdo de los mismos les acompañan sirenas sobrecogedoras. Reich habló de esta obra denominándola documental “musical” y según F. Ramos el discurso sonoro, articulado con la precisión de una pieza de relojería, abunda en momentos de febril intensidad.



Robert Huiwitz, se preguntaba en 1998 en el álbum recopilatorio de la trayectoria del Kronos en los veinticinco años anteriores si podríamos imaginarnos el mundo musical del momento sin “Cadenza on the nigth plain” de Terry Ryley o “Salomé Dances for peace”, el quinteno de Morton Feldman, “Different trains”,  John´s book de John Adams, los cuartetos de Gorecki, Glass, Gubaidulina, Sculthorpe, y Volans y él mismo se contestaba elípticamente, sin decir que no, recordando cómo todas esas piezas y muchas otras se habían convertido en nuevos clásicos de la música contemporánea; en el tipo de obras que inspiraron a los coreógrafos a pensar en danzas y coreografías para ellas y que inspiraron a los nuevos compositores y “performers”, a sus audiencias y públicos.

El Kronos trabajó y estrenó piezas de prácticamente todos los compositores americanos, desde los de más edad como Morton Feldman, Harry Patch, Conlow Nancarrow o Elliot Carter pasando por Philip Glass hasta John Adams.


No hay que olvidar tampoco que en esa época, toda la revolución que supuso la “pop music” americana y la influencia del jazz afectaron a la música clásica contemporánea del continente.

(Jimi Hendrix:   purple haze:


Los compositores del Este de Europa cuyos trabajos, a pesar del telón de acero, se fueron conociendo en aquellos años, como fueron los casos de los polacos Penderecki y Lutowslaski y de los rusos Schnittke y Sofía Gubaidulina fueron también abordados por el Kronos así como muchas obras de compositores nórdicos como el estonio Arvo Part o los finlandeses Aulis Sallinen o la más joven Kaija Saariaho cuya obra para cuarteto de cuerda y electrónica en vivo “Nymphea” , subtitulada “Jardín secreto 3” y preparada con ayuda del ordenador en sus años de trabajo en el Ircam en París sería dedicada el Kronos y estrenada por éste en Los Angeles.
 
Jimi Hendrix
Grabaron además álbumes tomando como base obras de, o dedicadas a, Thelonius Monk y Bill Evans.

También se acercaron y nos acercaron a la obra de compositores  centroamericanos o sudamericanos como la mejicana Gabriela Ortiz o los argentinos Astor Piazzola u Osvaldo Golijov o el azerbaiyano Frank Ghiz Ali-Zadek, el tasmano Peter Sculthorpe, el vietnamita P. Q. Phan o el sudafricano Kevin Volans.
 
Astor Piazzola

El Kronos interpretó y dio a conocer mucha música de los minimalistas, pero también de otros compositores outsiders del mundo clásico “establecido”, a audiencias más amplias y a esa propia audiencia clásica reacia a incorporar estas obras a la música “seria y culta”,  facilitaron que a las obras y a sus grabaciones se incorporara mucho material e ideas procedentes del jazz, de la música folk y étnica, de la música electrónica y de multitud de efectos pregrabados.




En 1992, como ejemplo de lo dicho anteriormente, grabaría uno de sus álbumes más característicos “Pieces of Africa” con obras de siete compositores africanos con una componente folklórica muy acentuada.

(   Mai Nozipo ("Mother Nozipo")- piezas africa:



Terminemos esta semblanza remarcando la atención sobre el no demasiado interés que despertó en ellos la música seria centroeuropea tras la II Guerra Mundial a la hora de grabar. La ortodoxia estricta de ésta, que en algunos casos llegó a una radicalidad inquisitorial, parece muy  alejada del temperamento abierto a todo, del que ha hecho gala el Kronos Quartet,  que nos ha dado a conocer y a disfrutar una amplia, interesante y variada cantidad de obras a través de sus actuaciones y discos y de quien   pueden disfrutar ahora, los interesados en ello, en youtube.


 (  George Crumb, "Black Angels," Movt. 1, "Departure":

(Salome Dances For Peace (1/23) - The Summons—Riley:

(    piazzolla: Four For Tango:


(   John's Book Of Alleged Dances: Dogjam: John Adams