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martes, 19 de enero de 2021

A LUZ DAS PALABRAS (79) Nieves García García

 



Aínda non nos coñecemos persoalmente, pero chegará o momento. Agora ben, cando leo o que me escribe, vexo que compartimos tantas cousas, que me fai sentila próxima, moi próxima.

     A Nieves García, brillante gañadora do Premio de Poesía para Nenos e Nenas “Ciudad de Orihuela”, e a min, únenos o noso amor pola docencia -hoxe xa xubilados-, o noso amor pola palabra poética, o noso amor polos grandes poetas españois, o noso amor polos lectores e lectoras.

     Lin a Nieves por vez primeira no seu fermoso ¡A la luna, a las dos y a las tres…! e fiquei engaiolado. Había nel un frescor evidente e un gusto polos versos con certo sabor tradicional, pero pasados pola súa man de maga, que resoaban no aire. Axiña me decatei de que estabamos nun poemario de referencia e perante unha autora con moito que dicir na poesía española.

     Queríaa en Versos e aloumiños e aquí está para poder gozar da súa palabra, sempre honesta. Un fermoso texto que di moito da súa sensibilidade, tanto humana coma literaria.

     Grazas, Nieves, por acompañarnos.



Nieves García 



Comencé en esto de escribir poesía de una manera muy curiosa. Había recopilado a lo largo de los años una nutrida información sobre canciones, romances, coplas, cuplés…y todo aquello que me contaron y cantaron las personas más mayores de mi pueblo. Elaboré con todo ello un trabajo que publicó el Instituto Juan Gil-Albert de Alicante, con el nombre de “Venimos de bureo”. Y como por arte de birlibirloque, todas esas canciones que bullían en mi interior, cobraron distintas formas y comenzaron a salir con otras palabras creando un mundo poético que hasta entonces desconocía que fuera mío. Bueno, así comenzó todo, más o menos

 Ahora que me he convertido en una de esas personas mayores, me dedico a indagar en mi infancia, recordando imágenes de mi niñez, que aparecen cada vez más nítidas en mi retina, acompañadas a su vez de sonidos, como el de los bolillos de mi abuela Doloricas, en la puerta de su casa, volando por sus dedos, el martilleo del mortero o el molinillo de madera en el lebrillo en casa de mi abuela Nieves o el bullir de los tomates escaldados en la olla para la conserva. También el  de la charamita, junto con  el estruendo de los cohetes en los días de fiesta y yo, la nieta mayor de mi familia paterna y materna, siempre de su mano.  He condensado estas imágenes en pequeños poemas donde recreo aquellos sonidos que me acercaron a ellas. Este que os presento a continuación, habla de un tema que a veces se nos olvida tratar con las nuevas generaciones, como si se hubiera convertido en un tema tabú. ¡Y es que eso de la guerra nos queda tan lejos! Últimamente, con las nuevas investigaciones que se están llevando a cabo sobre  la fosa común del Campo de Concentración de Albatera, en la que interviene   mi paisano y amigo, el arqueólogo Felipe Mejías, tengo más presente que nunca una parte de esta historia jamás resuelta. Mi y mi madre apenas  me hablaron de la Guerra Civil,  aunque algunos de sus tíos y tías desaparecieran de sus vidas para huir a otros países. Los tíos de Francia siempre fueron en mi casa como gente un poco snob, que le gustaba vivir en el extranjero y traernos en sus visitas algún que otro paquete de café. Pero mi abuela materna, de vez en cuando, me hablaba del horror que fue bregar con la familia propia y ajena para sacar adelante con mucho esfuerzo y pocos medios a propios y allegados. Y de ahí surgió este poema que trata una ínfima parte de todo este relato.

 

 

                                                Pertinaz silencio


La cambra* de mi abuela

tiene una luz antigua,

como de cine mudo.

Ha entrado un gorrión

y revolotea por encima de las viejas arcas.

―“¡Yo lo quiero, yo lo quiero!”

―“Los gorriones no saben

lo que es vivir cautivos.

Hay que dejarlo ir”.

Mi abuela abre el ventanuco

de par en par y el gorrión

se va en busca de la mañana

y nos deja los sonidos

 de su suave aleteo…

―“Abuela… ¿Esa eres tú”

le digo, contemplando una foto

donde están presentes sus ojos.

―“Esa foto tiene más años que la tos”

―”Y esta carta… ¿Es del abuelo?”

―”Me la escribió desde el frente,

 aún nos quedaban palabras.

Después, la guerra nos dejó mudos”.

―Pero ahora hablas, abuela.

Y te escucho”.

―“Porque ya se fue”.

Y el silencio se escapa, también,

por el ventanuco de la cambra.

                                                                        Ssss…


                                                                                               Nieves García

 

 *Cambra- Se utiliza en la zona del medio Vinalopó para designar el lugar de la casa que se encuentra justo bajo del tejado, donde se secaban las henchiduras de la matanza y que además se usaba de desván. Proviene del término valenciano cambra, que significa habitación.


Foto tomada de "Biblioabrazo"



                          Por se queres saber máis de Nieves

Nieves García García nació en Aspe (Alicante) en 1957. En la actualidad es maestra jubilada y se dedica a escribir poesías y cuentos para niños. Su estrecha relación con el mundo de la infancia le ha ayudado a acercarse a la Literatura Infantil desde la mirada de sus alumnos. En el 2012 se publicó su primera obra titulada: “Venimos de bureo”, un recopilatorio de todo aquello que le contaron y cantaron sus mayores, editada por el Instituto Juan Gil- Albert de la Diputación de Alicante. Fue galardonada en el 2011 con el XI Premio de Investigación Manuel Cremades. ¡A la luna, a las dos y a las tres!  es el título de su primer libro de poesía infantil, hasta el momento. Recibió en 2018 el XI Premio de Poesía para Niños y Niñas Ciudad de Orihuela y en el  2019 fue publicado por la editorial Kalandraka. Ha sido  galardonado con el Premio Club Kiriko 2019 y  el premio Cuatrogatos 2020. También ha sido seleccionado por la OEPLI como uno de los mejores libros del pasado año.