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viernes, 21 de junio de 2019

A LUZ DAS PALABRAS (71) Carlos Reviejo






Carlos Reviejo (El Tiemblo, 1942) foi  sempre para min unha referencia indiscutible á hora de escribir poemas pensando na infancia.
     Os seus poemas encheron de emoción os meus, porque eran, sen ningunha dúbida, poemas auténticos, cheos de vida; poemas nacidos dunha persoa que cría na bondade da poesía. Docente, coma min, comprendeu axiña que a rapazada non podía vivir de costas á sedución dos versos.
Carlos Reviejo
     E os seus versos, son sutís, próximos, suxestivos e non é casualidade que sexan moi celebrados polo lectorado e moi ben aceptados pola crítica especializada ademais de recoñecidos con importantes galardóns.

     Carlos Reviejo é, ademais, unha persoa afable, encantadora. Humilde, como deben ser os grandes poetas, e dunha xenerosidade que conmove.
     El sabe perfectamente que  a lectura é unha porta a mundos novos que, ademais, nos proporcionan diversión e coñecementos, pero que enriquece a nosa sensibilidade”.
     Como me ocorre a min, Carlos Reviejo afirma que para el “escribir é unha necesidade que, ao mesmo tempo, me divirte e me dá a oportunidade de comunicarme co mundo da infancia a través, sobre todo, da poesía”.

     Teño moitos puntos en común con Carlos Reviejo e adoro a súa poesía. Por iso, pedimos a este grande escritor e mellor persoa que aportase algún texto da súa autoría, pois Carlos Reviejo tiña que estar nesta sección tan especial, A luz das palabras, no noso blog-revista.
     El, sempre xeneroso, aceptou encantado. Enviounos un texto sobre o que é para el a poesía e tres poemas. Unha marabilla.
     Agora, tócavos a vós desfrutar da palabra sempre cálida dun dos grandes poetas da LIX española.






                 

                    LA POESÍA MÁS QUE SER ESTÁ

                                                         
                                                                                     Carlos Reviejo


¡Qué difícil resulta definir la poesía! Y es que estamos hablando de sentimientos, de sensaciones. La poesía más que ser, está. Está en la contemplación del mundo y de las cosas. Y  si es, es la trascendencia de lo cotidiano, es la sublimación de lo trivial, es arte o alquimia que convierte en palabras los sentimientos, y el poeta es tan solo el intérprete que trata de explicar  o transcribir al lenguaje del pensamiento o de la palabra el lenguaje de las sensaciones.

Como poeta que escribe para niñ@s, diré que escribir  para ell@s no es tarea fácil, porque hay que desprenderse de ese duro caparazón, acumulado durante años, que nos impide sentir el mundo y su entorno sin prejuicios; es quitarse los anteojos empañados, que no permiten que llegue a nuestra retina toda la gama y pureza de los colores que nos rodean; es, también, quitarse la máscara de la sonrisa escéptica y cínica con que nos defendemos los adultos,  y que bloquea la entrada de lo mágico, para transformar la palabra en juego, en sonrisa , en cosquillas o pellizcos que acarician los labios y el corazón.








TRES POEMAS


La luna y yo

En el jardín de los cielos,
una luna jardinera
sueña que siembra luceros.

La luna y yo, compañeros.
La luna y yo, el mismo sueño.

Rastros de luz, los cometas
van rayando el firmamento
con la luz de sus estelas.

La luna y yo, compañeros.
La luna y yo, el mismo cielo.

La aurora ya pide paso,
y se apagan las estrellas.
La luna se va llorando.

La luna y yo, compañeros.
La luna y yo, el mismo llanto.





El vuelo de la alondra junto al río
                   Oyendo a  Vaughan Williams

Al alba, la alondra
su nido dejaba.

Por el horizonte,
la luna se ha ido,
y el viento, entre cañas,
dormita escondido.
El río, sorprendido,
busca la mañana.

Sobre la campiña,
la alondra volaba.

Sauces en la orilla
tiritan de frío.
Espejo que brilla
el agua del río.
Entre escalofríos,
llegó la mañana.

 La alondra, en el aire,
¡qué alegre cantaba!



Nana de una noche de verano

Noche de verano,
noche de concierto,
mientras sueña el campo
y guarda silencio.

Dirige la luna
un coro de estrellas:
canción de la noche
para que tú duermas.

Violines , los grillos,
oboes ,las ranas,
conciertos del campo
que saben a nana.

Duérmete ya, Olivia,
y busca tus sueños,
que en el cielo alumbra
el primer lucero.

Y al llegar el alba,
Olivia  se duerme,
y sueña con hadas,
y sueña con duendes.


Con Carlos Reviejo e a súa muller na BNE. Madrid, 2018