Páginas

miércoles, 5 de octubre de 2016

DISCOS MEMORABLES: FIVE LIVE YARDBIRDS, DE LOS YARDBIRDS


Éste es el primero en una serie de artículos breves que periódicamente contribuiré a Versos e aloumiños y en los que hablaré sucintamente de un disco que, por una u otra razón, es importante para mí porque me impactó especialmente la primera vez que lo escuché—generalmente ya hace un tiempo—y me ha acompañado fielmente a lo largo de los años. No se tratará, en ningún caso, de un ejercicio de pura nostalgia, pues todos estos álbumes, sea por lo que fuere, tienen hoy la misma influencia en mi discurrir vital que la primera vez que los puse en un tocadiscos o en un lector de CD. El primero de ellos es, para mí, uno de los mejores discos en directo del siglo XX. Me refiero al Five Live Yardbirds, el primer álbum de los Yardbirds, que data de 1964.



La primera música que recuerdo vivamente haber escuchado—la de los Beatles o los Rolling Stones—tenía acento británico. Por ello, para mí fue todo un descubrimiento el toparme con este disco de los Yardbirds, pues me sirvió como puente a toda la tradición del blues y el R&B estadounidense, que escuché por primera vez en las voces inglesas de Eric Clapton, Keith Relf y compañía, interesándome inmediatamente por encontrar las originales de Howlin' Wolf, Sonny Boy Williamson o Bo Diddley. Yo no lo sabía entonces, cuando tenía en mis manos una edición barata y de legalidad dudosa de Five Live Yardbirds, pero éste fue el primer disco de este excelente grupo de R&B británico, y se grabó en directo en el Marquee londinense el 20 de marzo de 1964. Un año antes, los Yardbirds habían reemplazado a los Stones en otro club legendario de Londres, el Crawdaddy, y habían grabado algún que otro single. Pero este disco, que sorprendentemente no llegó a entrar en las listas de ventas en su momento, supuso su verdadero debut, y una oportunidad inmejorable para demostrar el talento interpretativo del quinteto, formado entonces por Eric Clapton a la guitarra solista, Chris Dreja a la guitarra rítmica, el cantante Keith Relf, Paul Samwell-Smith al bajo y Jim McCarty a la batería. Era la primera y gloriosa formación de un grupo que se distinguió siempre por la calidad de sus integrantes y que, con el paso de los años, acogería en sus filas a grandes como Jeff Beck o Jimmy Page.





Primera formación de los Yardbirds
La energía y la electricidad que llenaron el Marquee aquella noche de 1964 es evidente desde el momento mismo en que los Yardbirds se suben al escenario y abren su actuación con una versión acelerada del "Too Much Monkey Business" de Chuck Berry, otro músico al que conocí gracias a escuchar este disco. El resto del repertorio demuestra la devoción de "Mano Lenta" y sus compinches por el blues y el R&B americanos de pura cepa, desde "Good Morning Little Schoolgirl" de Sonny Boy Williamson hasta "Got Love If You Want It" de Slim Harpo, pasando por "(She's So) Respectable" de los Isley Brothers, "Louise" de John Lee Hooker o tres magníficos temas de Bo Diddley ("Pretty Girl", "I'm a Man" y "Here 'Tis"). Dos puntos álgidos de la actuación son las extensas interpretaciones de "Five Long Years" de Eddie Boyd y, sobre todo, el "Smokestack Lightnin'" de Howlin' Wolf, por aquella época la canción más requerida por el público de la banda. Muchas de estas canciones están utilizadas como vehículos para largas improvisaciones instrumentales en las que brillan las guitarras y la armónica tocada por Relf, y que van aumentando progresivamente en intensidad hasta alcanzar un clímax que se convirtió en marca de la casa de la banda. En definitiva, Five Live Yardbirds es un disco sin desperdicio, absolutamente memorable, que escuché casi obsesivamente durante mucho tiempo y que me sirvió de carta de presentación no sólo de los Yardbirds, sino de toda una tradición musical estadounidense (la del blues y el R&B) que me fascina. Lo recomiendo sin reservas de ningún tipo.




                                                   ANTÓN GARCÍA-FERNÁNDEZ