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lunes, 11 de noviembre de 2013

CATAVENTO DE POEMAS INFANTÍS (XXXIII) María José Ferrada






  MARÍA JOSÉ FERRADA   ( Chile. 1977 )




FUE un invierno especialmente lluvioso.
Alguien encendió la chimenea.
Puse una miga de pan en mi espalda.

Y me fui con las hormigas.


 
María José Ferrada


EL idioma secreto me lo enseñó mi abuela.
Y es un idioma que nombra las plantas de tomate, la harina, los botones.
Un día me llamó.
Me dijo que antes de que la muerte se la llevara quería entrgarme algo.
Mi herencia era una caja de galletas con ovillos de lana y boletas de ferretería.
Ahí dentro estaban las palabras.





CUANDO mi padre nació,
mi abuela bordó para él una pequeña sábana blanca.
Descubrí en un cajón ese pedazo de tela
en el que aún se distingue lo que un día fueron
cuatro flores y un pájaro celeste.

Cuando mi padre nació,
mi abuela bordó para él una pequeña explicación de la vida.

Llegas al mundo un día.
Te abrigarán las flores y los pájaros.




LAS manos de mi abuela eran dos nidos tibios
donde volvíamos
luego del vuelo por los sauces y los limoneros.

Y cuando se van los días que sin querer se llevan con ellos
el tiempo de los pájaros,
sigo las migas de pan con las que marcamos el sendero
desde la puerta de casa
hasta el corazón de los árboles.

Vuelvo por él
a las horas en las que el sol brillaba al alcance de la mano.
Ilustración de Zuzanna Celej

Vuelvo al tiempo de las maravillas.




RECUERDO que pasé el día inventando un idioma con migas de pan.
Que abrí las ventanas y me quedé frente a la mesa
durante toda una noche
esperando que un fuerte viento se llevara mi poema.
Fue el invierno más frío de la década.

Vinieron días y días de regaños, aspirinas y paños fríos.

Pero en medio de la fiebre,
las palabras volaron una a una de la mesa
y se fueron a vivir junto a los pájaros.

  




(Del libro El idioma secreto. Premio Ciudad de Orihuela 2012. Editado por Faktoría K de Libros. 2013)