Noa García |
Encántame a
enerxía fresca e contaxiosa neste blog.
Encantaríame
que xente nova escribise sobre o que lle preocupa, sobre o libro que está a
ler, sobre as súas viaxes… Aquí terá
proximamente un espazo para iso.
E tamén que
escribise unha narración, un poema, unha reflexión, unha entrevista interesante
etc.
Noa García non é unha rapaza. Xa é unha moza
que se move por Madrid na procura de actividades de interese para seguir
medrando interiormente e darlle un sentido máis profundo e auténtico á súa
vida.
Noa García é “xornalista en tempos de miseria”,
parafraseando a Celso Emilio Ferreiro.
Noa García escribe moi ben (pero non o cre).
Noa García ama o cine.
Noa García ama a súa profesión, pero para Noa García,
unha persoa moi cualificada, como tantos
mozos e mozas de hoxe en día, a vida non para de poñerlle atrancos para
desenvolver unha actividade que a entusiasma. Así son as cousas. Temo que unha
xeración aberta e preparada poida ser masacrada pola barbarie duns poderes
ocultos que fan e desfán o mundo ao seu antollo.
Noa García é quen, grazas ao seu esforzo, de
entrevistar a actores españois e estranxeiros para “La Alfombra Roja” de Yahoo.
Polo seu micrófono e a cámara correspondente pasaron persoas como José Sacristán, Maribel
Verdú, Concha Velasco, Alberto Amán, José Coronado, Tom Cruise, Daniel Craig ou
Russell Crowe, Javier Bardem, entre moitos outros.
E Noa García escríbenos un texto moi
intelixente sobre a pregunta por excelencia: ¿Por qué?
Non vou
escribir máis nada sobre Noa García.
Sabedes por que?
Pois porque
Noa García, por sorte para min, é a miña filla. Sobra calquera comentario ¿non?
¿POR QUÉ?
Cuando mi
padre me pidió que escribiera una entrada para su blog, me pasaron varias cosas
por la mente. Una de ellas fue: ¿qué podría yo aportar?, ¿sobre qué voy a
escribir? y sobre todo, ¿por qué voy a escribir yo algo en un blog (no sólo) de
literatura. El trabajo, horarios imposibles, el cansancio, la pereza y, sobre
todo, esas preguntas que me rondaban, me hacían ir postergando tímida y sigilosamente el
momento de sentarme a escribir.
El porqué es una pregunta muy general, muy malvada y muy indiscreta a veces. Hemos banalizado el porqué de casi todo lo que nos rodea.
El porqué nos persigue desde pequeños como un compañero de aprendizaje. Lo repetimos casi cual robots a todo lo que nos envuelve, para entender poco a poco las cosas a las que no encontramos razón. “- Hija, lávate las manos antes de cenar...” – “¿Por qué?” .-“Hija, no cantes en la mesa”. –“¿Por qué?”. “Mamá, ¿por qué te maquillas?” . Miles de porqués que no siempre nos ayudan a comprender la verdadera razón de las cosas, nos dejan insatisfechos demasiado a menudo.
El otro día estaba viendo un documental, ¿Que por qué? os preguntaréis. Pues porque vi uno del
mismo director y me quedé con ganas de más (no seáis indiscretos). Se llama
“Man on Wire”, y cuenta cómo un funambulista, Philippe Petit, consigue poner un
cable uniendo las difuntas torres gemelas de Nueva York para caminar sobre él
de un lado a otro desafiando no sólo a la gravedad, sino también a las
autoridades y a la belleza.
Me pasé la mayor parte del documental con media cara tapada, aún sabiendo que
no le iba a pasar nada malo.
Podría decir mil cosas de este trabajo, que me pareció muy recomendable o del
protagonista, ya que creo que es un ser excepcional. Podría llenar muchas
líneas hablando del impacto visual de ver a Philippe jugándose la vida entre
las nubes o de la perseverancia y la personalidad tan atrayente de este hombre
capaz de conseguir que otras personas se impregnaran de su “locura” y le
ayudaran a alcanzar su sueño.
Sin embargo, una de las cosas que más me llamaron la atención fueron unas declaraciones que hizo al terminar la hazaña.
Cuando se bajó, vivo, del alambre, que estaba a tantos metros de altura, los periodistas le
hicieron con admiración, mientras le metían esposado en un coche de policía, la
misma pregunta: “¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? “
Para Philipe, según sus propias palabras, la belleza de su hazaña fue que “no necesitó
ningún porqué”. Efectivamente no hay
razones explicables que te hagan subir al último piso de las torres y caminar
cual pájaro de un lado a otro jugándote la vida. Un milímetro mal calculado,
una ráfaga de aire incontrolable o incluso algún problema físico inesperado le
podrían haber hecho caer al vacío.
Posiblemente Petit podría haber respondido que lo hizo porque eso era su vida,
porque disfrutaba desafiando al equilibrio y danzando por un cable a muchos
metros de altura o porque el suelo firme que todos pisamos le parecía
insuficiente. Pero no, era algo que le salía desde tan dentro que no, no había
ningún porqué... ¡no los necesitaba!
Philippe Petit, arrestado pola policía |
NOA GARCÍA