Pedro Villar |
Participar en dos ocasiones en el “Carnaval
Literario” del centro educativo “Gençana” en Godella (Valencia) de la mano de Federico Martín Nebras, resultó
una experiencia cautivadora. Es difícil poder explicar lo que en esa escuela se
desarrolla en unos días. Y poder conocer a sus gentes, lo fue en mayor medida.
Convivir con algunos de ellos, un lujo. Allí, conocí personalmente a Carles Cano, a
Miquel Obiols (cómo me impresionó siempre su “Filomena”), al ilustrador,
maestro entre los maestros, Miguel Calatayud, al periodista y escritor, Jesús
Marchamalo y , en un determinado momento, saludé a Carlos Marzal, una de las
referencias importantes de la actual poesía en castellano.
Y también conocí a Pedro Villar. ¡Qué gran persona! ¡Qué
gran activista a favor de la poesía, de la narrativa y el teatro! Pedro es de
esas personas que entran en la definición que yo doy a la influencia de la
poesía en mí, como un xeito de vida. Algo más, pienso, que una simple definición.
Vitalista, educado, buen poeta, amante de la escena y afable, a Pedro Villar lo volví a ver en León, a
lo largo de las jornadas poéticas Verso
en nubes,que tan bien organizó Asun Carracedo. Quedé impresionado por su
actuación en que nos fue contando, como un cantar de ciego, la vida de mi
admirado Miguel Hernández. El ciego, por supuesto, era él. Verdaderamente
hermosa su propuesta. Nos embrujó a todos los presentes. La ovación, al final, fue cálida. En esas
Jornadas, improvisamos, entre los dos, un encuentro poético con niños y niñas.
Salió francamente bien. Fue un placer haber compartido con él esta experiencia.
Pedro Villar es un maestro, con
todas las connotac iones que se le den a esta preciosa palabra.
Maestro
de profesión, se vuelca con sus alumnos, a los que forma de una manera abierta,
lúdica, motivadora, en libertad.
Y maestro en el arte de escribir, de escenificar, de narrar, de dejar
su pasión en el aire, para que
recojan su estela aquellos que deseen hacerla suya.
En su bonito libro, Los animales de la lluvia (Ed. Diálogo), Pedro Villar se define a sí mismo de una manera muy original. Le robo unas líneas porque me emocionan: (…) soy lo que fui, lo que olvido y lo que siento que soy. Mis deseos, vivir lo que he leído, lo que he soñado, lo que he perdido. Mis primeros recuerdos son las canciones de mi madre, los cuentos de mi abuelo (…) No soy nube, ni golondrina, ni árbol, pero me hubiera gustado serlo (…) No se puede pedir más emoción para definirse a uno mismo. Sentimiento a flor de piel. Poesía pura.
Ahora leemos la definición de poesía que hizo para Versos e aloumiños.
La poesía es el instante, lo que se nos
escapa de las manos sin apenas tocarlo, pero tiene la grandeza de albergar el
ritmo, la música, la magia de la infancia, los sentimientos, por eso
quiero entregarte estas palabras e imágenes que intentan rozar sin conseguirlo
la esencia del vuelo poético, ese que tú llevas como el mayor de los tesoros en
las alas y en el corazón.
Escuchemos y veamos, Yo que alguna vez fui niño, un vídeo hermoso por sus imágenes, por la voz, por la música y por la belleza de las palabras que Pedro Villar deposita en él.
Es una verdadera joya para los sentidos.
Y para terminar con este acercamiento a la figura del poeta nacido en Almansa, leamos dos poemas de su libro El bosque de mi abecedario (Ed. Diálogo), escrito específicamente para los pequeños e ilustrado por Miguel Calatayud.
¿DÓNDE VIVEN LAS LETRAS?
La v vive en el vino,
en la viña y el vecino.
La ñ juega en la caña,
en la leña y la pestaña.
La c ya está en las ciruelas
en las nueces y cerezas.
La s susurra en sueños
la soledad y el silencio.
La j está en el cajón
y en la aguja del reloj.
Y en la planta de los pies
tiene su casa la p.
RIMAS RIMABA RAMÓN
Rima rima la gallina
rima rima el caracol
rima rima con sardina,
rima rima el ruiseñor,
rima rima pastelero,
rima rima con pastel,
rima rima con esmero,
rima rima, rime usted.
Gracias,Pedro,porque Versos e aloumiños es un poco mejor con tu palabra poética.