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martes, 22 de julio de 2014

16 DISCOS IMPRESCINDIBLES DE JAZZ VOCAL, SEGÚN WILL FRIEDWALD (Parte 1 de 3)

El crítico de jazz Will Friedwald
Will Friedwald es, sin duda, uno de los más relevantes críticos de jazz de la actualidad, con un estilo directo e inteligente y ningún tipo de reparos a la hora de dar rienda suelta a la creatividad y a las opiniones personales. Ha dedicado libros a Frank Sinatra y a Tony Bennett, así como a doce de los standards más laureados del jazz y el pop estadounidenses, y no hace mucho que ha publicado la faraónica Biographical Guide to the Great Jazz and Pop Singers (Pantheon, 2010), libro de absoluta referencia para comprender el jazz vocal y el pop clásico americano. Pero el que a mí  me parece su mejor libro es Jazz Singing, publicado en los años 90 y varias veces reeditado, un estudio muy completo acerca del arte del jazz vocal que todavía nadie ha tenido a bien editar en castellano (o gallego, o catalán, o euskera, etc.) para que lo puedan disfrutar lectores que no hablen inglés.

Al final del libro, Friedwald incluye un muy interesante apéndice con una lista de los dieciséis discos de jazz vocal que, a su juicio, resultan indispensables en cualquier colección jazzística que se precie. He estado releyendo Jazz Singing por enésima vez y me he topado con dicha selección, y me he dado cuenta al momento que los dieciséis CDs figuran en mi colección. Friedwald avisa al lector de que no se le ocurra aparecer por una isla desierta sin ellos, pero no suelta prenda acerca de por qué ha elegido precisamente estos títulos. Como yo los he escuchado todos—y por lo tanto no tendría problema si tuviese que convertirme de repente en un Robinson Crusoe del jazz vocal—os daré mi opinión sobre cada uno de ellos y, por el mismo precio (que es verdaderamente módico), añadiré otro disco de cada uno de estos intérpretes que a mí me parezca también imprescindible. Friedwald ordena los elepés alfabéticamente, no según su preferencia; yo no haré ni una cosa ni la otra. Vamos con los seis primeros.



Peggy Lee - Black Coffee (Decca)

Hay quien dice que Peggy Lee no tiene una voz espectacular, pero lo cierto es que eso no es algo necesario para cantar jazz del bueno, como ella demuestra una y otra vez a lo largo de su prolífica carrera, en la que se mueve con enorme facilidad entre el jazz y el pop. Este elepé, publicado en 1956, es una de sus obras maestras, y en él Lee interpreta doce clásicos salidos de la pluma de compositores como Rodgers y Hart, Johnny Mercer, Cole Porter o George y Ira Gershwin. En el pequeño grupo que la acompaña brillan el pianista Jimmy Rowles y el trompetista Conte Candoli. Una verdadera maravilla para disfrutar con o sin café.




Otro disco recomendable de Peggy Lee: Hay varios, pero si de lo que se trata es de apreciar el estilo de Lee como cantante de jazz, creo que pocas elecciones son tan idóneas como Trav'lin' Light (Capitol), una recopilación de transcripciones radiofónicas grabadas al inicio de su carrera con perfecto sonido, y en las que aparece acompañada por quien entonces era su esposo, el guitarrista Dave Barbour.



June Christy - Something Cool (Capitol)

Tras ocupar el puesto de vocalista en la orquesta de Stan Kenton en los años 40, durante la década de los 50, June Christy se convirtió en una de las cantantes más imaginativas y vanguardistas, en especial en la excelente serie de álbumes que grabó para Capitol. Something Cool es, sin lugar a dudas, su obra maestra, uno de los elepés clásicos de los primeros años de dicho formato discográfico. El magnífico arreglista Pete Rugolo creó unas partituras que arropan a la perfección la voz de tono a veces levemente ronco de Christy, tanto en baladas como en temas a ritmo de swing. El resultado es uno de los mejores ejemplos de la adaptación del estilo del cool jazz de la Costa Oeste al registro vocal.




Otro disco recomendable de June Christy: La mayor parte de lo que Christy grabó para Capitol resulta muy interesante, pero uno de mis favoritos es The Intimate Miss Christy, publicado en 1962. Aquí Christy sigue los pasos de Julie London, seleccionando fundamentalmente baladas para crear una atmósfera intimista a la que contribuye el acompañamiento casi minimalista de Al Viola a la guitarra y Don Bagley al bajo.



Louis Armstrong - Louis under the Stars (Verve)

Friedwald hace bien en rescatar este elepé de Louis Armstrong de la relativa oscuridad en que se hallaba sumido. Por suerte, Verve ha decidido reeditarlo junto a otro, I've Got the World on a String, grabado el mismo día de agosto de 1957 que éste. En Louis under the Stars nos encontramos a Armstrong en compañía del arreglista Russ Garcia, cantando standards como "East of the Sun", "Stormy Weather" o "Body and Soul", y las partituras de Garcia también le dan la oportunidad de protagonizar varios solos de gran interés. Sería demasiado reduccionista pensar en Satchmo únicamente como un genio de la trompeta, pues tanto él como su amigo Bing Crosby ayudaron a teñir la música pop con inflexiones jazzísticas (y viceversa) en los años 20 y 30, y a partir de ahí, como acertadamente argumenta Friedwald en el libro, ya nada sería igual.




Otro disco recomendable de Louis Armstrong: La discografía de Louis es tan enorme y ecléctica que es difícil escoger un solo disco suyo más para recomendar, pero sin duda, uno de sus mejores vinilos es Satch Plays Fats, de 1955, en el que rinde homenaje a otro grande, el entrañable y siempre divertido pianista Fats Waller. En el grupo estelar que acompaña aquí a Satchmo destacan el trombonista Trummy Young y el clarinetista Barney Bigard.



Ella Fitzgerald - The Intimate Ella (Verve)

Hay quien se empeña en comparar a Ella Fitzgerald de manera desfavorable con Billie Holiday, sin comprender al hacerlo que se trata de dos vocalistas notablemente diferentes. Reconozco que a mí me atrae más el estilo de Holiday, pero esto no deja de ser más que una preferencia personal que no me impide reconocer las múltiples virtudes vocales de la Fitzgerald, que es una excelente cantante de jazz que ha sabido interpretar también pop con gran éxito. Como su propio título indica, este disco publicado en 1960 nos presenta la cara más intimista de Ella, acompañada únicamente por el piano de Paul Smith en una suerte de regreso al tipo de sesiones que ya había grabado años antes para Decca junto al gran pianista Ellis Larkins (y que se pueden escuchar en la recopilación titulada Pure Ella). La selección de temas ("One for My Baby", "I Can't Give You Anything But Love", "My Melancholy Baby", "I Hadn't Anyone Till You") no puede ser más acertada y las interpretaciones de Fitzgerald resultan una verdadera delicia para los oídos.




Otro disco recomendable de Ella Fitzgerald: Una vez más, la lista sería interminable, pero si he de decidirme por otro disco de Ella, tendría que quedarme con Sings the Cole Porter Songbook, el álbum doble dedicado a composiciones de Porter. Fitzgerald se inspira aquí en una idea que ya pusiera en práctica años antes Lee Wiley, y este primero de su larga serie de songbooks ha sido siempre mi favorito, aunque todos los demás (los dedicados a los hermanos Gershwin, Duke Ellington, Irving Berlin, Rodgers y Hart, Johnny Mercer, etc.) resultan altamente recomendables también.



Sarah Vaughan - Misty (Mercury)

Sarah Vaughan poseía una voz prodigiosa que puso al servicio del jazz y, ocasionalmente, del pop, y ambas aristas de su estilo vocal se funden en el disco Vaughan with Violins, de 1959, publicado en CD bajo el título de Misty, la melodía de Erroll Garner con letra de Johnny Burke que Vaughan fue una de las primeras en grabar. Los arreglos de cuerda, obra de Quincy Jones, destilan clase y una melancolía contenida, y la mayor parte de las baladas elegidas se benefician de suaves solos de saxo a cargo del gran Zoot Sims, que nos recuerdan que las cuerdas, si están manejadas con sabiduría, no tienen por qué sonar discordantes en un contexto jazzístico. Como la voz de la Vaughan, este elepé es pura belleza.




Otro disco recomendable de Sarah Vaughan: Aunque su discografía es extensa, no he tenido la menor duda al seleccionar otro disco imprescindible de Vaughan. Si el anterior nos presenta a una Sassy más popera, su colaboración con el trompetista Clifford Brown, editada con el poco original título de Sarah Vaughan with Clifford Brown (EmArcy), es un auténtico clásico del jazz y en él encontramos a la Sarah más jazzística, improvisando en compañía de un grupo en el que, junto a Brown, destacan poderosamente Herbie Mann a la flauta y Paul Quinichette al saxo tenor. Estamos, verdaderamente, ante un disco redondo.



Tony Bennett - When Lights Are Low (Columbia)

Aunque ha cosechado importantes éxitos en el terreno del pop ("Because of You", "Who Can I Turn To?" o "I Left My Heart in San Francisco" son sólo tres ejemplos), Tony Bennett es, de manera innegable, un excelente cantante de jazz, y múltiples inflexiones jazzísticas se deslizan en prácticamente todas sus grabaciones, desde las más arriesgadas hasta las más comerciales. Coincido completamente con Friedwald en su opinión sobre When Lights Are Low, un trabajo de 1964 que siempre me ha parecido el mejor de la impresionante—y a veces irregular—discografía de Bennett. Como su título sugiere, lo que Bennett ofrece aquí es un jazz sensual y evocador, un jazz para ser escuchado a media luz. Y el acompañamiento del trío de Ralph Sharon en estos quince temas (un repertorio lleno de clásicos de Porter, Gershwin, Johnny Burke, Jimmy Van Heusen o Hoagy Carmichael) contribuye a crear la atmósfera intimista necesaria para convertir el elepé en una pequeña joya.




Otro disco recomendable de Tony Bennett: La recopilación titulada simplemente Jazz (Columbia) es idónea para apreciar a Bennett como vocalista de jazz, pero sin duda, los discos que realmente resultan imprescindibles son los dos que grabó con Bill Evans en los años setenta: The Tony Bennett / Bill Evans Album y Together Again. Se trata de una de esas combinaciones que sobre el papel suenan extrañas pero que terminan siendo sorprendentemente perfectas, y las avanzadas ideas armónicas de Evans constituyen el complemento más adecuado para el sentido del ritmo de Bennett. Por suerte, ambos discos fueron reeditados por Fantasy en un CD doble en 2009, y cuatro décadas después de su edición original siguen sonando igual de frescos que siempre.

FINAL DE LA PRIMERA PARTE

                                                   ANTÓN GARCÍA-FERNÁNDEZ