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sábado, 21 de diciembre de 2013

“WHITE CHRISTMAS” Y DIEZ DISCOS NAVIDEÑOS IMPRESCINDIBLES


En un momento en el que prácticamente cualquier celebridad de cualquier estilo musical imaginable, desde Michael Bublé hasta los Tres Tenores, pasando por Elvis Presley, Lady Gaga, George Michael o Raphael, ha grabado al menos un tema navideño (cuando no, discos enteros), parece impensable que haya habido un tiempo en el que la industria discográfica no hubiese explotado todavía ese filón que, en todas sus vertientes comerciales, es la Navidad. Pero así fue al menos hasta 1935, cuando Bing Crosby registró “Silent Night” (la popular “Noche de paz”) y “Adeste Fideles”, esta última cantada tanto en latín como en su versión inglesa titulada “O Come All Ye Faithful”. El éxito de dichas grabaciones demostró al menos dos cosas a los ejecutivos de Decca, el sello que tenía a Crosby bajo contrato exclusivo: que este tipo de música tenía un innegable tirón entre el público y que estos discos resultaban especialmente rentables debido a que la gente los volvía a comprar cada año al acercarse el mes de diciembre.

Irving Berlin
En nuestra historia hace entonces acto de aparición Irving Berlin, uno de los compositores de música popular más importantes del siglo XX. En 1942, el amigo Berlin, un inmigrante ruso asentado desde hacía tiempo en Estados Unidos y uno de los pilares de la factoría musical del Tin Pan Alley neoyorkino, compuso una canción que para siempre estará tan identificada con la Navidad como el Portal de Belén, Papá Noel o el carbón que traen los Reyes Magos a los niños cuando se portan mal. Hablamos, por supuesto, de “White Christmas”, un tema que es sinónimo de las fiestas navideñas hasta tal punto que nos hace olvidar que, por lo menos en la mitad del planeta, la Navidad no es blanca y los trineos no hacen surcos en la nieve, sino que el personal quizá está tomándose un vodka con hielo o tumbado al sol en una hamaca en la playa mientras espera que Santa Claus se acerque con sus renos. Dicha canción ha sido grabada por cientos de artistas diferentes en docenas de lenguas, pero la versión original de Bing Crosby sigue siendo la mejor y continúa entrando en las listas de éxitos periódicamente.

Los amantes de las estadísticas aseguran que es el single más vendido de la historia y yo no tengo razón alguna para dudar de ello, especialmente teniendo en cuenta que la de Bing es la primera y más popular grabación de la “Blanca Navidad” y Decca la ha reeditado religiosamente todos los años. Incluso existe un libro escrito por Jody Rosen que explora la historia de la canción; a primera vista podría parecer que Rosen trata de marear la perdiz demasiado, pero la verdad es que es un estudio muy interesante que, por desgracia, sólo se ha publicado hasta el momento en inglés. Crosby introdujo la composición en una de sus mejores películas musicales, Holiday Inn, en la que aparecía ni más ni menos que con Fred Astaire. La banda sonora de dicho film corría a cargo del propio Irving Berlin, quien, aprovechando el éxito de “White Christmas”, crearía otro musical homónimo varios años después, también con Bing como protagonista flanqueado por Rosemary Clooney y Danny Kaye. Ambas películas son muy recomendables en estas fechas, y yo las veo todos los años, junto con Qué bello es vivir, El bazar de las sorpresas y Milagro en la calle 34. Como ven, soy un tipo de lágrima fácil, algo que, por otra parte, no me molesta en absoluto admitir.


Bing y Fred

Aunque no figura en todos y cada uno de ellos, prácticamente cualquier disco navideño que se precie debe incluir una versión de “White Christmas”. En España—¿cómo no?—la Navidad nunca sería lo mismo sin la voz de Raphael y el de Linares también grabó su versión del tema de Irving Berlin, si bien ésta palidece al compararla con su “Canción del tamborilero”, que no es solamente que marque un antes y un después en la música navideña en castellano, sino que (rom-pom-pom-pom) es una pieza absolutamente atemporal, más o menos—y salvando las distancias—como el “White Christmas” de Crosby. Pero en el resto de este artículo, en el que les ofrezco una lista de mis álbumes navideños favoritos sin seguir ningún orden particular, omito a Raphael y a cualquier cantante que no sea estadounidense. Esta delimitación geográfica y lingüística se justifica porque el caudal de grabaciones navideñas ha sido desde siempre muy denso en Estados Unidos, donde este tipo de discos constituye todo un subgénero musical. Vamos, que a pesar de que los Reyes Magos no lleguen a estas tierras sobre sus camellos, los americanos son los reyes de la Navidad tal y como Georgie Dann lo es del chiringuito veraniego. De hecho, hasta Bob Dylan ha editado un disco de Navidad, Christmas in the Heart, un álbum personal y sorprendente que demuestra que el de Minnesota también controla en materia de lo que se suele denominar holiday music. Adentrémonos, pues, brevemente en diez álbumes navideños que no deben faltar en sus estanterías, o en su iPod, iPad y demás aparatos cuyos nombres empiezan con la letra i, o dondequiera que los lectores de este blog escuchen música hoy en día.

Bing Crosby. The Voice of Christmas (MCA / Decca)

Como supongo que habrá quedado claro en los párrafos precedentes, una Navidad sin Bing Crosby es tan impensable como Don Quijote sin Sancho, Sherlock Holmes sin pipa y lupa o una tortilla española sin patatas. El título de este doble compacto lo dice todo: Crosby es, sin duda, “la voz de la Navidad”, y éste es el lugar en el que toda colección de música navideña debe empezar. La recopilación incluye todos los villancicos que Bing grabó para Decca entre las décadas de los años 30 y 50, y además de la grabación original de “White Christmas”, nos presenta otros clásicos de su repertorio navideño, como “I’ll Be Home for Christmas”, “Silent Night”, “Adeste Fideles” (cantado tanto en inglés como en latín), “It’s Beginning to Look a Lot Like Christmas”, “Santa Claus Is Comin’ to Town” o una versión de “Jingle Bells” a ritmo de swing junto a las Andrews Sisters. Si no les falta el turrón en sus mesas con el postre, no les debe faltar tampoco la cálida voz de Crosby en el tocadiscos.

Frank Sinatra. A Jolly Christmas from Frank Sinatra (Capitol)

La Voz grabó también varios discos navideños, al menos uno por década en los años 40, 50 y 60 y los críticos todavía discuten sobre cuál de ellos es mejor. Para mí no cabe la menor duda de que es esta pequeña joya de 1957, que nos presenta a un Sinatra más maduro que en su álbum para Columbia de los 40, arropado por los magníficos arreglos de Gordon Jenkins e interpretando clásicos como “Jingle Bells”, “Have Yourself a Merry Little Christmas” (popularizada originalmente por la gran Judy Garland en el musical Cita en San Luis, una versión que es esencial y que nos hace desear que Judy hubiese grabado un disco navideño completo, algo que nunca llegó a hacer), “Adeste Fideles” o “Silent Night”. No falta, claro está, el “White Christmas”, y además el disco incluye dos temas menos conocidos: “The Christmas Waltz” y “Mistletoe and Holly”, este último escrito por el propio Francis Albert.

Nat “King” Cole. The Christmas Song (Capitol)

En España se suele conocer a Nat “King” Cole fundamentalmente por sus grabaciones de boleros, rancheras y otras canciones latinoamericanas interpretadas con un inconfudible acento anglosajón y probablemente de manera fonética. Es decir, que el rey Nat seguramente no tenía ni idea de lo que estaba diciendo cuando cantaba aquello de “si Adelita se fuera con otro”. Este desconocimiento es una pena, pues Cole fue un excelente vocalista y pianista de jazz, pero hay quien dice que quizá es culpa suya por abandonar el jazz y pasarse al pop más vendible. Pero como crooner Nat es también excelente, y sus grabaciones navideñas se encuentran entre las mejores jamás producidas, especialmente su versión de “The Christmas Song”, una evocadora melodía del gran Mel Tormé que da título a este disco. En él se encuentran también otros villancicos indispensables, como “O Little Town of Bethlehem”, “Joy to the World” o “The First Noel”. Para demostrar que era políglota (al menos fonéticamente, claro), Nat nos regala también un tema en alemán, “O Tannenbaum”, aunque de nuevo dudo que se enterase mucho del significado de la letra. Yo tampoco, la verdad, y además a mi voz le falta el terciopelo que caracteriza a la suya, así que mejor me callo.

Elvis Presley. Elvis’ Christmas Album (RCA)

Dicen que a Irving Berlin le disgustaba profundamente la versión de “White Christmas” que Elvis grabó en 1957, pero yo no me lo creo. Me parece imposible que un hombre que entendía tanto de música y que fue tan innovador en su tiempo como el amigo Irving fuese incapaz de reconocer algo bueno cuando lo escuchaba. Lo que pasa es que seguramente no le gustaba el rock y habría preferido que Presley fuese más fiel a la manera en que él escribió la pieza. Pero, al menos en los años 50, la energía de Elvis era incontenible y naturalmente aplica su estilo personal a la “Blanca Navidad”, así como a otros temas típicos de la Navidad, en el primero de los dos discos navideños que grabó. Ahí podemos escuchar baladas clásicas (“I’ll Be Home for Christmas”), ritmos rockeros (“Santa Bring My Baby Back to Me”), algo de blues (“Santa Claus Is Back in Town”) e incluso algo de gospel. Un disco verdaderamente completo y, en mi opinión, bastante mejor que el segundo, que publicó en los años 70.

Ella Fitzgerald. Ella Wishes You a Swingin’ Christmas (Verve)

Aunque hay quien la critica arguyendo que a veces canta sin pasión y que le falta el dolor y la fuerza que desprende Billie Holiday, a mí me parece que la de Ella es una de las mejores voces del siglo XX. Otra cosa es que quizá haya grabado demasiado y que, como resultado, varios de sus discos son un tanto flojos. Pero no es ése el caso del álbum de Navidad que registró para Verve en 1960, acompañada por una orquesta dirigida por Frank DeVol que incluía a notables jazzmen. Fitzgerald se divierte con los temas que lo componen, dando un aire jazzístico a “Jingle Bells” y “Rudolph the Red-Nosed Reindeer” pero dejando también espacio para maravillosas baladas como “What Are You Doing New Year’s Eve?” (una de mis favoritas para la Navidad) y “Have Yourself a Merry Little Christmas”. Tampoco la Fitzgerald se olvida de “White Christmas” y, a modo de sorpresa, incluye también una versión de “Good Morning Blues”, de Count Basie.

Charles Brown. Cool Christmas Blues (Bullseye)

Si lo que les gusta es el blues (y yo me pregunto: ¿a quién no le gusta el blues al menos un poco?), Charles Brown representa la conjunción perfecta entre este género musical y las fiestas que se nos acercan. A principios de los años 60, Brown grabó un par de canciones (“Please Come Home for Christmas” y “Merry Christmas Baby”) que obtuvieron un enorme éxito y que son ya clásicos de la música navideña. En 1994 finalmente publicó este magnífico disco, en el que se incluyen regrabaciones de ambos temas junto a otros nueve en los que podemos escuchar la deuda vocal que este tejano tiene con Nat “King” Cole. Brown posee una voz suave e irresistible y está acompañado aquí por una excelente banda que no se corta a la hora de lanzarse a algún que otro solo, lo cual convierte a este disco en la elección más adecuada para ponerle un poco de blues a la Navidad, algo que nunca viene nada mal, por otra parte.

Burl Ives. The Christmas Collection (MCA)

Cualquiera que haya visto la adaptación cinematográfica a cargo de Elia Kazan de la obra de Tennessee Williams La gata sobre el tejado de zinc sabe que Burl Ives, que interpreta el papel de Big Daddy, era un actor excelente. Pero Ives era un hombre polifacético y dotado de una voz extraordinaria y mucho antes de aparecer en esa película se dio a conocer como cantante de folk. Su relación con la música navideña se inició cuando ejerció de narrador de la versión animada de Rudolph, the Red-Nosed Reindeer, esa popular y entrañable historia infantil sobre un reno cuya nariz roja lo convertía en el blanco de las burlas de los demás renos de Papá Noel. Aparte de su carga didáctica y moral, la película tiene una música de gran calidad, especialmente el tema homónimo escrito por Johnny Marks que fue un número uno para el cantante y también actor Gene Autry. Por supuesto, Ives lo canta también en esta recopilación de sus mejores villancicos, entre ellos su divertida interpretación de “The Twelve Days of Christmas”, “It Came Upon a Midnight Clear” y la canción navideña con la que quedará siempre identificado: “A Holly Jolly Christmas”. No se dejen influir por esa desafortunada portada, pues Ives es un hombre que vale la pena descubrir.

Dean Martin. A Winter Romance (Capitol)

Uno de los ilustres miembros del Rat Pack (junto a Sinatra, Sammy Davis Jr. y Peter Lawford, entre otros), Dean Martin creó a su alrededor un verdadero personaje, entre borrachín (aunque en realidad no bebía demasiado), viva la vida y guasón que encandiló a varias generaciones. Por supuesto, también grabó colecciones de canciones de Navidad, pero éste es más bien un disco conceptual cuyo elemento unificador es el invierno, y por ello incluye también algunos temas navideños, como “Winter Wonderland”, la saga del reno de la nariz roja Rudolph y—¿cómo no?—el “White Christmas” de Irving Berlin. Además, encontramos aquí piezas en las que no faltan la nieve, el frío y otros particulares de la estación invernal, como “Let It Snow! Let It Snow! Let It Snow”, “I’ve Got My Love to Keep Me Warm” o la divertida “Baby, It’s Cold Outside”, en la que Dino intenta convencer a la chica de turno de que se quede a pasar la noche con él porque hace demasiado frío para que regrese a su casa. Tres son los puntos álgidos del disco: el corte que le da título, “The Things We Did Last Summer” y “Out in the Cold Again”, tres deliciosas baladas perfectas para la voz relajada de Martin. Ah, y la portada no tiene desperdicio; en ella, Dino abraza a regañadientes a quien parece ser su novia mientras echa el ojo a otra chica que, a su vez, le sonríe de manera sugerente. Genio y figura, desde luego.

Brenda Lee. Rockin’ Around the Christmas Tree: The Decca Christmas Recordings (MCA / Decca)

Brenda Lee fue una niña prodigio con una voz de una potencia arrolladora que tuvo su primer éxito con únicamente trece años, pero que, afortunadamente, no se quedó ahí. A lo largo de su carrera ha demostrado ser una artista versátil con una gran capacidad para adaptarse a los cambios en modas y estilos. Como es lógico, también ella nos ha regalado magníficas canciones navideñas, especialmente el clásico del rockabilly “Rockin’ around the Christmas Tree”, su mayor contribución a este subgénero. La encontramos en esta exhaustiva recopilación, que también incluye otras piezas interesantes, como su versión del “Jingle Bell Rock” de Bobby Helms, “Blue Christmas” o “A Marshmallow World”. Además del material esperable (“White Christmas”, “Silent Night”, “Jingle Bells”), hay también algún tema gracioso, como “I’m Gonna Lasso Santa Claus”, en el que nos cuenta que va a echarle el lazo (suponemos que literalmente, como los vaqueros) a Papá Noel.

Perry Como. Complete RCA Christmas Collection (RCA / Real Gone Music)

Y concluimos este extenso repaso por diez discos imprescindibles de la música navideña con un hombre que, como Bing Crosby, es sinónimo de Navidad, no sólo por los muchos discos que ha aportado a este subgénero, sino también por los múltiples especiales televisivos que solía presentar anualmente y que nunca dejaron de ser líderes de audiencia. Hay quien critica a Perry Como por cantar siempre de la misma manera, sin un ápice de emoción, pero en mi opinión, quienes dicen eso lo hacen porque no comprenden que, a veces, es necesario que la música sea hermosa y punto. La voz de Como es tan perfecta que parece que canta sin esforzarse, que entona sin casi usar las cuerdas vocales, y la consecuencia directa es que nos da la sensación de que le falta emoción. Pero a Como lo que le interesa es que la canción suene bien, y eso lo consigue prácticamente siempre, y sus interpretaciones vocales rezuman la misma confianza en sí mismo y la misma relajación que sus apariciones en la pequeña pantalla. Y como ejemplo, este disco triple que reúne todas las grabaciones navideñas que realizó para RCA entre los años 40 y 80, una recopilación que nos revela la consistente calidad de sus discos navideños y nos sorprende por la incomparable calidez de la voz de este artista tantas veces infravalorado. ¿Pero cómo va a ser Como aburrido? Perdonen el lamentable juego de palabras y escuchen este disco; después hablamos. Y si han conseguido llegar hasta las líneas finales de este artículo inusitadamente largo, les felicito por su paciencia y les deseo unas felices fiestas.




                                            ANTÓN GARCÍA-FERNÁNDEZ