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| Juan Carlos Martín Ramos |
Uno piensa que
al ver las expresiones, los gestos y las actitudes de las personas desde un
teatrillo de guiñol, la alegría que tiene que experimentar quien mueve los
muñecos habrá de ser inmensa. Inmensa.
Y pienso,
además, que los propios muñecos insuflan
a todos unos sentimientos, unas sensaciones y una armonía íntima que llegan a
lo más hondo de aquellos que están disfrutando de sus movimientos e historias. Tanto
a quienes les dan vida como a los que se sienten fascinados por el espectáculo.Es algo
mágico, difícil de describir con fidelidad. Supongo que esto les habrá ocurrido
muy a menudo a Juan Carlos y a Lurdes, cuando andaban, de lugar en lugar, haciendo vivir a unos guiñoles (llamémosles así) y dando, a su vez, vida a sus
vidas y a las vidas de los demás. ¡Vaya juego de palabras que me salió sin querer!
Filólogo de formación, Juan Carlos Martín Ramos, fue cambiando el mundo de los
títeres por el de los cuadernos en blanco. Sí, Juan Carlos Martín Ramos es un
poeta. Es un magnífico poeta. Y su alma de titiritero le sirve, estoy seguro,
para dotar a sus versos de alma. Del alma-corazón de sus muñecos. Todos tenemos
un equipaje de objetos, de paisajes, de sucesos cotidianos, de pequeñas cosas.
Hay personas que no reparan en ello. Los poetas, sí. Y Juan Carlos no es una
excepción. A Juan Carlos, como parafraseando a Serrat, le encantan, como a mí,
“esas pequeñas cosas”. Darles lustre, hacerlas visibles a los demás, es una de
las funciones de la poesía. Conocer y amar lo que tienes a tu lado, muchas
veces menospreciado, es tarea de los grandes poetas como él. Por eso Juan
Carlos afirma: Cuando escribo, hablo de lo que conozco, de lo que me importa,
de lo que me sirve para poner en claro lo que quiero decir. Y sobre la labor
del ilustrador/a en relación con la poesía, sirvan de ejemplo estas lúcidas
palabras de Cristina Müller, quien ilustró La alfombra mágica del autor, al
referirse a los poemas: "Un poema puede
parecernos incomprensible, pero si nos dejamos llevar por sus sonidos podemos
escuchar lo que nos quiere decir. No importa lo que suceda antes o después en
la poesía, porque en los versos las palabras parecen personajes, son como
actores que juegan a ser otros para descubrirnos aquello que sentimos. Es
curioso". Una buena reflexión que completa diciendo que "los ilustradores somos primero lectores y creo que el lector es quien
recibe, las palabras llegan dentro y el que lee se apropia de lo leído".![]() |
| Blas de Otero |
ALGUNOS VERSOS QUE ME ENCANTAN DE JUAN C. MARTÍN RAMOS
Miro por la
ventana / y escribo en mi cuaderno./ El paisaje está fuera / y a la vez aquí
dentro (…) Los pájaros son letras / escritas en el viento. (…) / De pronto cae
la lluvia. / Borrón y cuento nuevo. De Las palabras que lleva el viento (Everest, 2003)
(…) Guardo una
llave / que no hace falta./ Por la cerradura el viento, / sin llave pasa.
De Poemamundi (Anaya,
2004)
(…) Saco punta
al lápiz / de dibujar el otoño. / Guardo las virutas / en un viejo tronco:/
hojas secas, / amarillas, / jirones del viento, / plumas de oro. De Canciones y palabras de otro cantar (Edelvives, 2009)
He puesto a
secar el mar / en el tendedero. / Gota a gota, / se ha convertido en un charco
/ lleno de lunas hundidas / y restos de mil naufragios. De La alfombra mágica (Anaya, 2010)
(…) Soy un
libro ya viejo / de hojas amarillentas / con palabras gastadas / y olor a
flores secas. / Mil ojos han seguido / la ruta de mis letras, / las pisadas de
tinta / de mi historia secreta. De Buzón de
voces (Oxford, 2011)
¿QUE QUÉ ES LA
POESÍA? ¿Y TÚ ME LO PREGUNTAS, ANTONIO?
Para
contestarte, echaré mano de uno de mis temas favoritos: las alfombras mágicas.
En realidad,
una alfombra mágica puede ser muchas cosas. La imaginación, la libertad, la
solidaridad, la comunicación entre las personas...
Puede ser la
lectura. Y puede ser, en concreto, un
libro.
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| Con Lurdes en la playa de Samil.Vigo |
He dicho
“cosas”, pero en realidad estoy hablando de los pequeños objetos que nos
rodean, de las personas que nos acompañan, de las ideas que nos alimentan, de
los sueños que nos endulzan la existencia, de los deseos que nos empujan a
seguir nuestro camino, de los recuerdos que guardamos en nuestra mochila de
supervivencia, de los sentimientos que nos permiten necesitar a los demás y
serles necesarios al mismo tiempo.
Todos somos
portadores de ese gran tesoro, a veces invisible y muchas veces olvidado. Y
todos podemos hacer una larga lista de cosas a poco que nos paremos a pensar y
hurguemos dentro de nosotros mismos.
Una forma de
mirar la vida. O, lo que es lo mismo, una forma de vivir. (Creo que todos los
que amamos la poesía barajamos frases parecidas, si no idénticas.)
Por eso es tan
importante que la poesía forme parte de la vida de cualquier persona, y en
especial de los niños y los adolescentes, que aún tienen por delante un largo
camino para crecer y madurar, para descubrir el mundo y buscar el verdadero sentido de todas las
cosas.
Y por eso me
gustaría que quienes ahora son jóvenes lectores de poesía no perdieran nunca
ese norte y siguieran teniendo a lo largo de toda su vida, como equipaje de
mano, la fiel compañía de un libro de versos, la emoción y el placer de su
lectura.
***
DENTRO DE LA MALETA
Dentro
de la maleta
llevo
lo necesario,
el
polvo del camino
y
otro par de zapatos.
Llevo
dentro un espejo
donde
pasan los años,
el rumor de una fuente
y
la sombra de un árbol.
Llevo
un rojo horizonte
y
una página en blanco,
una
estrella fugaz
y
el humo del tejado.
Dentro
de mi maleta
cabe
lo necesario,
el
norte de la brújula
y
el sur hacia el que vuelan
los
pájaros.
(De “Poemamundi”, Editorial
Anaya)
LA VOZ DE UNA PEQUEÑA ESCUELA
Mi puerta está
abierta.
Puedes pasar
si quieres escuchar
un cuento
que tal vez no sepas,
o que te ayuden a descubrir las cosas
que están a tu lado
y aún no has aprendido a ver.
Aquí puedes encontrar en el mapa
algún país invisible,
el manantial secreto donde nacen
los ríos.
Puedes preguntar y esperar
una respuesta,
mirar por la ventana
y dibujar la forma de las nubes,
cerrar los ojos y adivinar el nombre
de las estrellas más lejanas.
Pasa sin llamar.
Soy muy pequeña,
pero al fondo siempre hay sitio.
Podrás abrir tus alas para volar,
desenterrar un tesoro de sueños
y palabras,
aprender el juego de los pronombres,
que la suma de él, ella, tú y yo
es igual
a nosotros.
(De “Buzón de voces”, Editorial
Oxford)









