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sábado, 18 de junio de 2011

"Claro que vale la pena escribir": En agradecimiento a Sacra Rodríguez y a los alumnos del CEIP Juan XXIII de Zafra, Badajoz


Nos hacemos eco del hermoso trabajo que los alumnos y alumnas del CEIP Juan XXIII de Zafra (Badajoz) han realizado a lo largo del año escolar 2010-2011 sobre la vida y la poesía de Antonio García Teijeiro. Bajo la atenta dirección de Sacra Rodríguez, su maestra, quien impulsó el proyecto y trabajó incansablemente para implicar en él a las familias de los pequeños, los alumnos confeccionaron una serie de libritos con una gran cantidad de información sobre Antonio y un sinnúmero de actividades inspiradas por sus versos. En uno de ellos incluso se recogen las reacciones de las familias al proyecto y el impacto que todo este trabajo tuvo en los alumnos y en sus padres. Con objeto de agradecer a Sacra Rodríguez y a todos aquellos que se han implicado en este trabajo, Antonio ha escrito un texto especialmente para este blog, que incluimos a continuación junto con algunas páginas extraídas de los libritos creados por los alumnos. Esperamos que os gusten tanto como le gustó a Antonio recibirlos y hojearlos.


CLARO QUE VALE LA PENA ESCRIBIR

Por Antonio García Teijeiro

Te sientas a escribir, a mano, claro. Trazas unos versos y otros y otros. No sabes a dónde puedes llegar. Te da la impresión que algo va saliendo. Creas imágenes, tratas de dotar de música a lo que escribes, buscas rima o no, según lo que bulle en tu cabeza y va saliendo el poema.

¿Y quién va a leer ese poema? A lo mejor, nadie.

Nunca piensas en el posible lector o lectora. No los conoces. ¿Se aburrirán? dices para ti. ¿Les parecerá ridículo? sigues pensando. ¿Cómo serán sus ojos? ¿Qué sentirán si, al fin, deciden leerlo en voz alta?

Nada de ello llegas a saber con seguridad. Pero tú sigues escribiendo. Crees que vale la pena. Lo necesitas. No es cierto que escribas para ti. Te gusta que alguien repare en esos versos. Que se emocionen. Que jueguen con ellos. Que toquen su música. Sin embargo, continúas sin conocer su perfil.

Bueno, pues con el tiempo llegan las sorpresas. Alguien te dice que lleva años con tus poemas a su lado. Que a los niños les gustan. Etcétera. Etcétera.

Y un día, una maestra decide en Zafra (Badajoz) hacer un proyecto alrededor de tu poesía y tu persona con niños y niñas de 2º de Educación Infantil (4 años A) del CEIP “Juan XXIII” de esta población extremeña. Sacra Rodríguez es la creadora de algo extraordinario. De algo que se debe conocer por la inteligencia, el cariño y la dedicación puestos en ello. Por medio de distintas vías, recursos, ambientación, Sacra pone en marcha “El proyecto poético” sobre el poemario “Volando por las palabras” (y algunos poemas más) y sobre mi persona. Mantengo una relación fluida a través del correo electrónico con ella y sus 24 niños/as que empiezan a gozar con la poesía en voz alta. Cada poco tiempo, una sorpresa. Me informan de que en “La Asamblea” comienza todo y que luego -¡oh, maravilla!- se reúnen en tutoría con los padres y madres de los pequeños para ponerlos al día del plan concebido.

A partir de aquí, ya no hay descanso. Se muestran diversos libros con los que van a trabajar en el curso. Se habilita un “Panel poético” que se va llenando de versos e ilustraciones. Atendiendo a mi persona, inician la secuenciación de mi vida, me piden fotos personales, investigan sobre mi mapa sentimental y geográfico, visitan mi blog, proyectan vídeos, la Maestra( ya con mayúscula) les lee artículos o referencias sobre mi obra, se crea una complicidad poesía-escuela-familia increíble, graban poemas en vídeo…

El proyecto es imparable. Tan imparable como emocionante. Soy feliz. Tengo que seguir escribiendo para ese “lector/a desconocido/a” que, seguro, va a llegar hasta mí.


“El Día del Libro”, en colaboración con las familias, se les regala a cada niño/a un libro mío. En este caso, “Volando por las palabras”. Yo les envío un texto que Sacra fotocopiará y les pegará en cada uno de los poemarios. Sencillamente maravilloso.

Y luego, marcapáginas; editan libritos, como material de autoedición de todo el proyecto poético y elaboran un “power-point” como síntesis y recuerdo de lo trabajado.

Las familias, en colaboración con La Maestra (Sacra, te adoro), confeccionan un “Libro de visitas”, en el que expresan, de su puño y letra opiniones y sentimientos sobre la experiencia vivida por sus hijos e hijas.

En el blog de clase se crea un apartado llamado “Poesía” donde cuelgan todo lo referente al autor y al proyecto. Bueno, algo impresionante que me eriza la piel. Porque todo esto, todo absolutamente, llega a mis manos a través de un paquete mágico que Correos deja en mi casa.

Me emociono. Me dan ganas de besarlos a todos. La poesía vive. La poesía llama a la puerta como ha hecho siempre y hay personas como tú, Sacra, que la abren para que pase.


En mi casa reina la alegría entre tanto material confeccionado con amor y sabiduría. ¡Qué palabras tan sentidas escriben los padres y madres! Y veo sus caras, las de sus hijos y me introduzco en sus sentimientos. ¡Cuánto saben de mí! ¡Cuánto los quiero! Esto quedará guardado en una caja. No morirá nunca porque forma parte de mi corazón.

Claro que vale la pena escribir. Siempre hay alguien que va a tropezar con tus versos y va a hacerlos revivir, recrearlos y darles una vida muy rica. Más rica que cuando los escribí.

Guardo una concha que Diana me envía. La encontró en la playa, en el verano, y quiere regalármela. Un sueño. Le escribo a Sacra. Se me agotan las palabras. Ella es consciente de que esos niños me van a querer siempre. Y ella fue la causante de semejante placer. Sabe, también, que ellos nunca abandonarán la poesía. Ha plantado la simiente y crecerá en su interior un árbol, en forma de poema, con las ramas llenas de versos.

Por eso, ¡milagro!, escribo ¡sobre el ordenador! un poema improvisado que introduzco aquí. Y dice así:


Mil besos de azúcar.
Mil besos de luna.
Cien besos de río.
Cien besos de cuna.

Os mando mil besos
a través del cielo.
Os mando cien besos
robados al hielo.

Cien besos en barco.
Mil besos en tren.
Cien besos de espuma
y mil de satén.

Que sean los besos
de escarcha, de flores.
Que borren las balas
e inventen colores.

Mil besos azules.
Cien besos naranja.
Mil besos que en verde
saben a esperanza.

Que lleguen a Zafra
mil besos de Vigo.
Mil besos de viento
que yo os los envío.


Y vuelvo a llenar de besos los rostros de unos niños y niñas, de sus padres, madres y abuelos y, ¡cómo no! de una Maestra que tiene muy claro cuál es su objetivo docente.

Gracias desde dentro de mi corazón de poeta y gracias en nombre de la poesía.













Sacra Rodríguez, la impulsora del proyecto.